El Papa Francisco pide a los católicos que, durante el mes de mayo, se unan a sus oraciones por una formación “humana, pastoral, espiritual y comunitaria” para los religiosos y seminaristas.
Como es habitual, la Red Mundial de Oración del Papa ha hecho pública la intención de oración del Pontífice. Tras el mes de abril dedicado a la mujer, el Santo Padre quiere fijar la mirada en el “camino vocacional” de las religiosas, los seminaristas y los religiosos.
Gracias a una formación adecuada en todos los ámbitos de la persona, el Obispo de Roma quiere que, quienes han entregado su vida por completo a Cristo, sean “testigos creíbles del Evangelio”. Porque, insiste el Papa, “un buen sacerdote, una monja, deben ser primero de todo un hombre, una mujer formados, trabajados por la gracia de Dios”. De este modo, continúa en su mensaje, serán “personas conscientes de sus límites y dispuestas a llevar una vida de oración, de dedicación al testimonio del Evangelio”.
Formación con vistas al futuro
La formación es una de las claves en las que Francisco insiste con frecuencia y advierte que esta “no se acaba en un momento determinado, sino que va continuando a lo largo de toda la vida”. Es un aspecto en el que incide mucho, especialmente cuando los seminaristas acuden de visita al Vaticano y se reúnen con él.
Es habitual que en la agenda del Pontífice se incluyan audiencias con jóvenes varones que se están preparando para el sacerdocio. El 20 de abril de 2024, durante una recepción con la comunidad del seminario de Sevilla (España), el Santo Padre aconsejó a los seminaristas que “aprovechen bien este tiempo intenso de formación, con el corazón de Dios, con las manos abiertas y una gran sonrisa para repartir la alegría del Evangelio”.
Del mismo modo, el Papa también recibe visitas de religiosos y religiosas, a quienes también pide que cuiden la formación, pues también sirve para preparar la vida en comunidad, que es “enriquecedora”, dice Francisco en su mensaje para mayo, “aunque a veces puede ser difícil”.
Gracias al cuidado de la formación, afirma el Papa en su mensaje, se puede “pulir” y “trabajar”, dando “forma en todas sus caras” a cada vocación, que él define como “un diamante en bruto”.