El Padre Luis de Lezama ha fallecido hoy, día 11 de enero, a las 17:00 horas, tras haber recibido los santos sacramentos, en la Clínica Universidad de Navarra (Madrid). La capilla ardiente se instalará a las 10:00 horas del lunes, día 13, en la Parroquia de Santa María la Blanca.
Lezama deja un legado de fe, solidaridad y emprendimiento social. Nacido en Amurrio (Álava) en 1936, este sacerdote marcó la vida de generaciones no solo desde el altar, sino también como un visionario que unió la evangelización con iniciativas concretas para dignificar a los más vulnerables.
De sacerdote de barrio a impulsor de sueños
Ordenado sacerdote en 1962, el Padre Lezama comenzó su ministerio en contextos humildes, trabajando con jóvenes y familias que enfrentaban dificultades económicas y sociales. Sin embargo, fue en los años 70 cuando su obra tomó un carácter distintivo. En 1974, en el barrio de Vallecas, fundó La Taberna del Alabardero, un restaurante que se convirtió en mucho más que un espacio gastronómico. Allí dio empleo y formación a jóvenes en situación de riesgo, muchos de ellos sin hogar, proporcionando una oportunidad para transformar sus vidas.
Esta iniciativa, que combinaba formación en hostelería con formación humana y espiritual, fue el inicio de un modelo innovador que Lezama replicó en otros lugares de España y América. Su obra creció y dio lugar al Grupo Lezama, un grupo empresarial de hostelería compuesto por 22 restaurantes ubicados en ciudades como Madrid, Marbella, Washington, Seattle y Sevilla. Para dar soporte jurídico a esta labor de formación y promoción social, creó la Fundación Iruaritz Lezama, consolidando así una obra que impactó la vida de miles de personas.
A lo largo de su vida, el Padre Luis de Lezama recibió numerosos reconocimientos, el Gobierno de España le concedió la Encomienda de la Orden de Isabel la Católica y la Encomienda de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio, mientras que en Francia fue nombrado Caballero de Honor de la Orden del Mérito Civil.
Un compromiso social nacido del Evangelio
Lezama entendía su trabajo como una forma de vivir el Evangelio en lo concreto. Para él, dar empleo y educación a los jóvenes no era solo un acto de caridad, sino un medio de devolverles su dignidad. Su propuesta trataba de evangelizar desde el trabajo bien hecho. Este enfoque integrador, en el que fe y acción social se daban la mano, lo convirtió en un referente tanto dentro como fuera de la Iglesia.
Además de su labor social, el Padre Lezama fue autor de varios libros, en los que compartía su experiencia y reflexionaba sobre cómo la Iglesia podía responder a los desafíos del mundo contemporáneo. Entre sus obras destaca El Evangelio en una taberna, donde relata cómo sus iniciativas nacieron de su fe en un Dios que actúa en lo cotidiano.
Un nuevo capítulo en Montecarmelo
En 2006, el Padre Lezama volvió a ejercer como párroco de la mano del Cardenal Arzobispo D. Antonio María Rouco Varela, quien le encomendó una tarea especial: iniciar una parroquia en Montecarmelo, al norte de Madrid. En este enclave emergente, el Padre Lezama dejó su impronta al dar prioridad a la construcción del Colegio Santa María la Blanca, un centro educativo que se convirtió en referencia por su modelo pedagógico y su inspiración cristiana.
Un legado que perdura
El fallecimiento del Padre Luis de Lezama deja un vacío enorme, pero también un legado que seguirá inspirando a quienes creen en la fuerza transformadora del amor cristiano. Su vida es un testimonio de cómo la fe puede traducirse en acción concreta para construir un mundo más justo.
Hoy, quienes pasaron por sus escuelas, quienes encontraron un camino nuevo gracias a sus proyectos y quienes lo conocieron, lloran su pérdida, pero también celebran una vida entregada a Dios y a los demás. Descanse en paz el Padre Luis de Lezama, un sacerdote que supo transformar la compasión en acción y los sueños en realidades que cambian vidas.