Cultura

La “Escuela de Artes y Oficios” del Vaticano vuelve a tener estudiantes

Canteros, albañiles, marmolistas, decoradores, carpinteros…Éstos y otros oficios antiguos serán los que aprendan los 20 estudiantes que inician este año un recorrido académico peculiar en “La Fábrica de San Pedro”, el taller profesional más antiguo del mundo, dentro de los muros vaticanos.

Leticia Sánchez de León·27 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 4 minutos
fabrica de san pedro

Foto: Mausoleo de la familia Valerii en la necrópolis bajo la Basílica de San Pedro restaurado por la Fabbrica di San Pietro ©CNS photo/courtesy of Fabbrica di San Pietro

A 250 años de distancia, pero con una continuidad histórica de varios siglos, la llamada “Fábrica de San Pedro” en el Vaticano inauguró el pasado 16 de enero su nueva “Escuela de Artes y Oficios”, donde se enseñarán las maestrías centenarias que han mantenido la Basílica de San Pedro en pie desde el siglo XV.

Un trabajo de siglos

Todo el que visita la Basílica de San Pedro (Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1982), puede hacerse una idea del trabajo que implica su conservación y su manutención ordinaria. Es la llamada “Fábrica de San Pedro”, quien lleva ocupándose varios siglos desde su construcción. Además, la Fábrica, según la Constitución Apostólica Pastor Bonus de 1988 del papa Juan Pablo II, “continuará ocupándose de todo lo concerniente a la Basílica del Príncipe de los Apóstoles, tanto para la conservación y decoración del edificio, como para la disciplina interna de los custodios y de los peregrinos que vienen a visitar el templo».

Además del trabajo cotidiano -y muy a futuro, se podría añadir- la Fábrica quiere seguir transmitiendo ese “saber práctico”, “en el seno de una comunidad educativa, donde prime el espíritu de fraternidad y el crecimiento humano integral de cada persona, como alternativa a la soledad y al creciente individualismo profesional”, según se lee en el comunicado de prensa publicado con motivo de la inauguración de este curso 2023.

De profesión, artesano

Se inicia así el curso “piloto” con 20 estudiantes -doce chicos y ocho chicas- provenientes de Italia, Perú, Alemania y Bielorrusia, quienes aprenderán los oficios centenarios para la conservación y reparación de la gran basílica de la mano de los más altos maestros de la Fábrica.

El cardenal Mauro Gambetti, presidente de la Fábrica y de la Fundación Fratelli Tutti, las dos entidades promotoras de la iniciativa, subrayó en el acto de inauguración que “los estudiantes aprenderán los oficios de la tradición, adaptados a las nuevas tecnologías para monitorear el estado de conservación de las pinturas, de los mármoles, estucos y de los mosaicos.”

Se trata, por tanto, de un proyecto ambicioso y que se espera que dure, siguiendo el camino iniciado en el siglo XVIII cuando la Fábrica instituyó el Estudio Pontificio de las Artes, al que acudían jóvenes albañiles, canteros, carpinteros, etc., y que hicieron de la institución un centro técnico de excelencia.

En aquél período, la asistencia a la Escuela era gratuita y estaba dirigida a jóvenes artesanos de toda Roma: abría por las tardes y los días festivos para permitir a los alumnos trabajar por la mañana. Ya entonces se buscaba transmitir a las nuevas generaciones los conocimientos técnicos tradicionales y las habilidades necesarias para la conservación de la gran iglesia.

Según el comunicado de prensa publicado por la Santa Sede con motivo de la inauguración de la nueva “Escuela de Artes y oficios”, el objetivo perseguido es doble; por un lado, el crecimiento personal y humano de los jóvenes admitidos y, por otro, un objetivo claramente académico: los estudiantes tendrán que desarrollar sus habilidades manuales, y aprenderán todo lo necesario sobre los materiales utilizados así como las competencias tecnológicas y técnicas adecuadas a cada tipo de material o trabajo.

Está previsto que cada curso académico cuente con ciclos de lecciones teóricas así como seminarios. También habrá visitas guiadas en diversas localidades italianas. Los estudiantes “deberán tener dominio del italiano y tener formación con una base humanista, con estudios en Historia del Arte”, explican los organizadores.

Un taller con historia

La historia de la Fábrica de San Pedro se remonta al siglo XV, durante el pontificado del papa Nicolas V, cuando se iniciaron las obras de reconstrucción del coro de la basílica de San Pedro. En ese momento se hizo evidente la necesidad de una gestión adecuada de la imponente obra de la basílica y de una organización interna especialmente dedicada a hacer frente a las innumerables dificultades que entrañaba.

A principios del siglo XVI la configuración de la organización aún no estaba bien definida cuando el papa Julio II decidió empezar a trabajar en la reconstrucción de la basílica constantiniana, que en ese momento se encontraba en ruinas.

Fue en los últimos meses de 1505, durante los trabajos de reconstrucción, que el pontífice inició una configuración precisa y claramente delineada de la Fábrica di San Pietro como institución encargada específicamente de velar por el mantenimiento de la obra del siglo XVI. En concreto, confió a un grupo de personas la tarea de «presidir la gran obra y recoger las oblaciones de los fieles para tan piadosa, y loable obra» a través de la Constitución Apostólica Liquet omnibus.

En 1523, el papa Clemente VII, con el fin de obtener un control técnico y administrativo más estricto y eliminar ciertos abusos que se habían producido, nombró una comisión de sesenta miembros elegidos entre los propios funcionarios de la Curia romana, pertenecientes a todas las nacionalidades y con especiales conocimientos tanto en el aspecto arquitectónico y económico como en el jurídico, para que se ocupara de la construcción y administración de la Basílica.

Este “colegio” tenía plena autonomía decisoria y quedaba bajo la dependencia inmediata de la Santa Sede, siendo investido de los más amplios poderes; de hecho, tenía su propio tribunal y sus propios representantes en las veinticuatro «comisarías» de los Estados Pontificios.

A finales del siglo XVI, se completaron las obras definitivas de la basílica y en los inicios del siglo XVII el papa Pablo V instituyó definitivamente la Sagrada Congregación de la Fábrica de San Pedro y la convirtió en congregación pontificia.

A lo largo de los años siguientes, las competencias y atribuciones de la Fábrica fueron cambiando; fue abolido el tribunal y todas sus representaciones; algunos procedimientos se agilizaron y otros se eliminaron. Algunos miembros de la Congregación fueron convocados a reunirse mensualmente en la llamada Congregación Particular y así empezó a surgir un pequeño grupo de gestión, llamado a desenredar los nudos jurídicos, administrativos, organizativos y técnicos agravados por la sucesión de planificadores.

Con la reforma de 1908 del papa Pío X, la Congregación quedó reducida a ocuparse exclusivamente de la administración de la Fabbrica, y en 1967, tras la reforma general de la Curia romana llevada a cabo por el papa Pablo VI, la Congregación dejó de existir como tal y se contó entre las Administraciones palatinas. Con la Constitución Apostólica Pastor Bonus de 1988, quedaron fijadas las competencias de la Fábrica hasta el día de hoy.

Decenas de miles de personas visitan cada día la Basílica, accediendo a varios espacios, cada uno con sus propias condiciones de conservación y manutención: la cúpula, las grutas vaticanas, los Museos Vaticanos, los llamados “Scavi” o excavaciones arqueológicas bajo la Basílica actual donde se encuentran los cimientos de la primera iglesia construida y donde además se encuentra la tumba de San Pedro.

Es claro que la basílica vaticana, por extensión y riqueza histórico-artística, necesita de una manutención continua y una disciplinada organización de las reparaciones y la conservación de todas las obras de arte que contiene, por lo que se puede decir, que el trabajo que realizan los empleados de la Fábrica de San Pedro es insustituible. El know-how centenario se seguirá transmitiendo a jóvenes artesanos, al menos durante este curso.

El autorLeticia Sánchez de León

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