Mabe Andrada, es una comunicadora de 31 años nacida en Asunción, Paraguay.
Se define a sí misma de una manera simple y profunda: “Soy una hija de Dios”. Esta frase no es únicamente una afirmación sino una convicción fundamental que da forma a su existencia y guía su camino.
Graduada en Ciencias de la Comunicación con especialización en Publicidad y Marketing, Mabe despliega sus talentos y pasiones en diversos ámbitos. Trabaja como coordinadora de contenidos en una editorial familiar y también ejerce como editora en Catholic Link, una página dedicada a difundir contenido católico en línea. Además de esto, Mabe es ilustradora y lleva adelante un proyecto de ilustración llamado Artifex Notes, @artifex.notes, en Instagram.
Más allá de sus roles y actividades, Mabe ve su vida como un proceso continuo de acercamiento a Dios y de vivencia de su fe.
Un encuentro gradual
El encuentro con la fe de Mabe no fue un suceso repentino, sino un camino gradual de descubrimiento y profundización. Mabe recuerda que fue criada en una familia católica donde la presencia de Dios era una certeza en su vida aunque su comprensión de la fe carecía de fundamentos doctrinales sólidos.
Esta situación cambió durante sus años universitarios, fue en ese tiempo cuando Mabe comenzó a explorar más a fondo su relación con Dios, influenciada por las conversaciones con un compañero que la introdujo en el mundo de la espiritualidad y la reflexión religiosa.
Esta búsqueda de Mabe por conocer a Dios y establecer una relación más íntima con Él la llevó a descubrir el Opus Dei, una institución de la Iglesia católica en la que la joven comunicadora encontró, según sus propias palabras, “un camino concreto para vivir su fe en el día a día”.
En esta espiritualidad, Mabe halló las prácticas de piedad que anhelaba incorporar en su vida diaria, así como un sentido de pertenencia y vocación que la impulsa a seguir profundizando en su camino espiritual.
Encontrar a Dios en la tristeza
A lo largo de su vida, Mabe señala que “ha experimentado la presencia tangible de Dios en diversos momentos, tanto en las grandes ocasiones como en los detalles aparentemente insignificantes de la vida cotidiana”. Aunque esto lo tiene claro, Mabe está convencida que el “especial impacto”, de Dios en su vida fue su momento favorito y a la vez su momento más triste. Cuenta que su contacto más profundo con Dios se produjo en un momento en el que “atravesaba serios problemas de salud, que me obligaron a trabajar menos, dejar algunas actividades que le gustaban e incluso replantearme el sentido de toda mi existencia”.
Mabe explica este momento paradójico en su vida: lo califica como su momento favorito porque fue entonces cuando descubrió el profundo valor y sentido del dolor: “Cuando se puede estar a solas con Dios que está sólo; cuando las conversaciones humanas y divinas se hacen más íntimas, cuando se adquiere la certeza de que Él está tomando la mano que se le extiende y, aunque parezca que “pulsea” esa mano, en realidad la está aferrando para que no nos resbalemos”.
Mabe aspira a ser recordada como alguien que procuraba vivir en sintonía con su fe y su profundo amor por Dios. Su vida, marcada por la búsqueda constante de una relación más cercana con lo divino, es un testimonio de la belleza y la profundidad del camino espiritual, y de alguna forma quiere dejar una huella inspiradora para quienes la conocen en especial en las personas que leen sus escritos.