Iniciativas

Laura y Manuel. Un matrimonio trotamundos

Laura y Manuel son un matrimonio muy “viajado”, que allá donde va se pone a disposición de la Iglesia para compartir el regalo de la fe. Llevan años personificando la Iglesia en salida de la que tanto habla el Papa Francisco.

Arsenio Fernández de Mesa·14 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos
Laura y Manuel.

Matrimonio trotamundos con una fe envidiable. Cuatro hijos, uno de ellos se marchó al Cielo unos meses después de nacer. Son Laura y Manuel, una a punto y otro que ya toca los 70 años. En cuanto hablan se nota que son andaluces, de Cadi. Se emanciparon cuando su hijo menor tenía 19 años y se marcharon de España, nada menos que a Rumanía. Una época dura aquella. En Londres traían con frecuencia invitados a comer a su casa, pero comida española: paellas y tortillas de patatas. Por allí pasaron familia y amigos y también algunos sacerdotes que estaban de sustitutos en parroquias. Manuel recuerda divertido que “Laura siempre dijo que nunca se iría a vivir a Asia y acabamos viviendo dos años en China”. 

Fue allí cuando leyeron en el boletín parroquial que el reverendo Anthony Chen necesitaba algún matrimonio para dar los cursillos prematrimoniales. Este grupo de fe lo formaron más de 50 parejas, en varias ediciones del mismo curso, unas siete ediciones en dos años. Casi todas las parejas eran chicas chinas con chicos occidentales. El curso consistía en dos reuniones de grupo y tres reuniones de pareja con animadores. ¿Y el lugar? En su casa. Así después de la charla y el coloquio pasaban a la cena de la tortilla española. Confiesan, agradecidos: “Estar por aquellos países, en los que hicimos vida, fue único, muy enriquecedor por lo plural de razas y culturas. Y muy elevado por vivir nuestra fe a través de sus filtros culturales. No olvidamos nuestras misas en muchos lugares de China, Corea, Japón, Taiwán o Camboya”.

Manuel cuenta cómo en sus vidas de “trotamundos” no perdieron su identidad más profunda, a pesar de tantos cambios de lugar y circunstancias: “Siempre nos hicimos con una maleta cargada de fe, de nuestra España, incluida la máquina de coser y el traje de flamenca. Ante las crisis tirábamos de aquel equipaje, ya fuera la propia fe, un zapateado o la confección de algún trajecito que regalar a alguna amiga”. En la empresa de Manuel siempre fueron conocedores de sus creencias y nunca pusieron problemas. Recuerda cómo en una ocasión, tras la lectura de un libro sobre el tema, envió un mensaje a su chairman con varias personas en copia, en el que aclaraba que “my CEO is God” (mi jefe más supremo es Dios).  Por entonces ya era el Director del Departamento de Prevención de Accidentes y Riesgos Laborales. Este último cargo profesional tuvo como precio un excesivo número de viajes para Manuel, ya que era el responsable de una empresa de más de 6.000 empleados esparcidos por el mundo. Tanto esfuerzo le pasó factura y le fue diagnosticada la enfermedad de la Miastenia Gravis. El neurólogo que le atendió decía que estaba padeciendo una crisis-episodio de debutante en esa enfermedad y que sería crónica a partir de entonces. Los síntomas fueron duros: “Con el amor mutuo y la fe salimos adelante”. Manuel suele recordar que no vio derramar ni una lágrima a Laura. Una sola carne para las maduras pero también para las duras. 

En cada estancia de su peregrinar continuo por distintos países buscan su casa, la Iglesia. Y no quieren ser de los que van a cumplir. Desean un compromiso, porque les acerca a Dios. Les llena. Y quieren compartirlo con otros. Catequistas de Comunión y Confirmación desde muy pronto. Como salesianos cooperadores trabajan intensamente con jóvenes. Forman vocaciones de futuros cooperadores y a matrimonios en los Grupos Hogares Don Bosco. Muchas parroquias reciben su entrega generosa: parroquia de Santiago en Pontedeume (La Coruña), St. Mary of Moorgate Parish en Londres, St. Peter’s Church y St. Ignatius Church en Shanghai o San Agustín en Alcobendas. En este municipio al norte de Madrid enriquecen ahora a la parroquia de San Lesmes Abad con su fe vivida y acrisolada con el tiempo, de forma que otros puedan conocer la maravilla de vivir en este mundo con un sentido de eternidad. Animan grupos de adultos: Plan Diocesano de Evangelización, Plan Diocesano Misionero, grupos de Historia Sagrada y Vida Ascedente. El Papa Francisco pide una Iglesia en salida que se mueva y evangelice. Eso es lo que llevan haciendo Laura y Manuel tantos años.

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