Entrar en la oración a través del arte. Esta idea, que conlleva múltiples posibilidades y que ha sido recuentemente utilizada en la Iglesia desde sus inicios resume, de manera somera la propuesta de este británico, especialista en arte.
En su web podemos encontrar, por ejemplo, junto a la imagen de la Transfiguración de Bellini el siguiente comentario: “El cuadro de hoy fue pintado por Giovanni Bellini hacia 1480. Bellini fue descrito en 1506 por el artista Alberto Durero como “el mejor pintor de todos”. Fue célebre sobre todo por sus impresionantes retablos, y éste es uno de ellos.
Vemos a Cristo en el centro, con un manto blanco brillante, como fuente de luz. Una nube sobre Cristo envía rayos de luz sobre él. A su izquierda, vemos a Moisés, con la cabeza cubierta con un manto de oración judío, sosteniendo un pergamino, y a la derecha de Cristo está Elías, sosteniendo un pergamino con las palabras “Dios reunirá a mi pueblo”. Los apóstoles Pedro (en el centro), Santiago y Juan están en la parte inferior, y Rávena está pintada en el fondo, rodeada de escenas de la vida cotidiana en la Toscana.
De la nube salió una voz que decía: “Este es mi Hijo, el Elegido. Escuchadle”. Con estas palabras se confirmó a Jesús quién era y cuál era su misión y lo que debemos hacer: ¡escucharle! Moisés y Elías identificaron a Jesús como Aquel en quien se cumplen las promesas del Antiguo Testamento… en última instancia en la cruz. Sin embargo, para mí, la frase que sobresale hoy es la que abre el pasaje: que Jesús subió a la montaña a orar.
Esto nos recuerda de nuevo lo mucho que rezó. Aunque era el Hijo de Dios, y nada hubiera cambiado eso, rezó y rezó, una y otra vez. Fue durante este tiempo de oración que todo sucedió como se describe en la lectura de hoy.
Podemos unirnos a Jesús en su oración, para que también nosotros podamos cambiar. Podemos, por ejemplo, rezar el Rosario. En 2002, el Papa Juan Pablo II añadió los misterios luminosos al Rosario. La Transfiguración es uno de ellos, el momento en que Jesús se reveló como Hijo de Dios.
La escena evangélica de la transfiguración de Cristo, en la que los tres apóstoles Pedro, Santiago y Juan aparecen embelesados por la belleza del Redentor, puede considerarse un icono de la contemplación cristiana“, escribió Juan Pablo II en la carta apostólica Rosarium Virginis Mariae.
Juan Pablo II utiliza la palabra belleza como una cualidad clave para adentrarnos en el misterio de nuestra fe… una belleza que podemos encontrar en algunas de las obras de arte que miramos en nuestras reflexiones diarias, como el cuadro de aquí”.
Este ejemplo muestra cómo se conjugan muy bien los detalles evangélicos, la reflexión ascética y una gran pedagogía para que el lector disfrute también del arte.
Santa Clara de Asís o san Agustín desarrollaron una gran apuesta por la vía de la belleza -la via pulchritudinis- para que el ser humano conozca al creador. También muchos autores modernos, como Paul Cludel o Hans Urs von Balthasar, han subrayado la conveniencia de este modo de acceso a Dios.
Ahora bien, como el mundo es el que es, se hace necesaria una evangelización a través de los medios audiovisuales que nos son connaturales. Por eso, el cardenal Ratzinguer en la introducción al Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica ya proponía en 2005: “Una tercera característica es la presencia de algunas imágenes, que acompañan a la articulación del Compendio. Provienen del riquísimo patrimonio de la iconografía cristiana.
De la secular tradición conciliar aprendemos que también la imagen es predicación evangélica. Los artistas de todos los tiempos han ofrecido, para contemplación y asombro de los fieles, los hechos más sobresalientes del misterio de la salvación, presentándolo en el esplendor del color y la perfección de la belleza. Es éste un indicio de cómo hoy más que nunca, en la civilización de la imagen, la imagen sagrada puede expresar mucho más que la misma palabra, dada la gran eficacia de su dinamismo de comunicación y de transmisión del mensaje evangélico”.
La propuesta de Christian Art viene a sumarse a este empeño de la Iglesia por evangelizar a través del lenguaje artístico. Patrick van der Vorst, antiguo director de Sotheby‘s Londres, es el responsable de esta iniciativa. Patrick trabajó en la famosa casa de subastas desde 1995 hasta 2010. Fue subastador y jefe de mobiliario y después creó su propia compañía de valoración de arte, ValueMyStuff.com.
Con más de 500.000 clientes, vendió la empresa en 2018 para comenzar sus estudios en el seminario en septiembre de 2019. Desde entonces reside en el Pontificio Colegio Beda de Roma para la diócesis de Westminster, Londres. Hace unos meses ha recibido el diaconado y el próximo mes de mayo será ordenado sacerdote. En Christian Art ofrece meditaciones personales sobre el Evangelio diario, combinando su conocimiento del arte, la Sagrada Escritura y la ascética cristiana.
La página web ofrece la posibilidad de suscribirse para recibir diariamente el comentario del Evangelio en el correo electrónico. También es posible darse de alta en la propia página con un usuario personal, lo que permite guardar directamente los comentarios preferidos por cada lector, interactuar con otros usuarios y acceder a contenidos exclusivos.
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La mayoría de comentarios al Evangeliose basan en obras de arte pictóricas, pero la oferta no se reduce solo a cuadros o frescos. También presenta esculturas, relieves o edificios, tanto antiguos como modernos. De este modo, el lector profundiza notablemente en el conocimiento de obras artísticas que no son tan famosas y con las que solo los expertos están familiarizados.
Los más de mil comentarios al Evangelio publicados a lo largo de estos años cubren prácticamente todas escenas de la vida de Jesús, por eso la web ofrece un buscador por versículos que permite encontrar cualquier pasaje. Con el paso del tiempo será posible encontrar y unir todas las imágenes de las escenas evangélicas casi como si tratara de los fotogramas de una película.