La Catedral de María Inmaculada, Madre de la Iglesia, de Vitoria fue el escenario, durante la tarde de ayer, de las Conversaciones en la Catedral, un fluido diálogo entre más de un centenar de personas y el obispo de Vitoria, D. Juan Carlos Elizalde. Un primer encuentro en el que el prelado, en declaraciones a Omnes, manifestó “sentirse muy a gusto”.
Esta iniciativa de la diócesis alavesa, que continuará el próximo curso, contó con una excelente acogida, a pesar de la tormenta que se hizo presente en la capital. Más de un centenar de personas acudieron a estas Conversaciones en la Catedral. Como señaló el propio Mons. Elizalde “en este primer encuentro las personas que han acudido eran, en su mayoría, cercanos a la Iglesia, cristianos militantes… aunque las preguntas han sido muy diversas”.
Las conversaciones comenzaron con una pequeña introducción curricular del ponente y la explicación de la iniciativa. En sus declaraciones a Omnes, Mons. Juan Carlos Elizalde apuntó que “una de las cosas que he querido transmitir es que soy consicente del riesgo que supone, hoy, hablar del Evangelio, de temas complejos sobre la Iglesia o la sociedad, porque siempre puedes ser malinterpretado”.
El diálogo fue “fluido y natural”, como destacaba el obispo de Vitoria: “ha habido preguntas de mucho tipo, sobre la secularización de la sociedad, el futuro de la Iglesia, la misión de los cristianos hoy, o los retos y obstáculos a los que se enfrentan los católicos en la actualidad”. Las preguntas, ha señalado Mons. Elizalde “denotaban verdadera inquietud, no una curiosidad malsana o entrar en el morbo
Para Mons. Elizalde este formato de encuentro es un modo privilegiado de conocer los interrogantes reales que tienen los católicos de una manera natural y cercana: “creo que es un formato que ayuda y hace familia dentro de la Iglesia” señaló.
El obispo de Vitoria está convencido de que “todos los obispos desean la cercanía con su pueblo, conocer sus inquietudes. Iniciativas como estas Conversaciones en la Catedral ayudan a eliminar ese foso, esa separación, que muchas veces encontramos, entre la realidad social y la Iglesia. En mi caso he hablado muy a gusto y juntos hemos podido encontrar una visión esperanzadora de la vuelta al Evangelio o la humanización de las estructuras sociales.