España

Rosa María Murillo: “No he dejado de sorprenderme de lo que Dios hace en las personas”

Hace pocas semanas, Rosa María Murillo, laica de la diócesis de Plasencia, era confirmada por la Conferencia Episcopal Española como Presidenta Nacional del Movimiento “Cursillos de Cristiandad”. Vinculada a Cursillos desde los años 80, esta licenciada en Derecho, casada y residente en Don Benito, ha formado parte de la Comisión Ejecutiva como secretaria del Movimiento de Cursillos desde 2017 hasta la fecha.

Maria José Atienza·22 de noviembre de 2022·Tiempo de lectura: 5 minutos
Rosa María Murillo

Enero de 1949. El monasterio de san Honorato de Mallorca acogió lo que sería el primer Cursillo de Cristiandad de la historia. 

La semilla de lo que luego serían los Cursillos de Cristiandad la encontramos en los trabajos de preparación de un grupo de seglares y sacerdotes, que formaban parte del Consejo Diocesano de los Jóvenes de Acción Católica (JAC) de Mallorca, para la gran peregrinación nacional que los Jóvenes de Acción Católica realizaron a Santiago de Compostela en 1948. 

En esa preparación se realizan los “Cursillos de Adelantados de Peregrinos” y “Cursillos de Jefes de Peregrinos”, dirigidos por miembros de Acción Católica. 

En estos encuentros se percibe la posibilidad de “desarrollar algo nuevo, algo que permitiera que el contenido esencial del cristianismo fuera captado en toda su intensidad incluso por quienes vivían al margen de la religión”. Un soplo del Espíritu Santo que daría forma, poco más tarde, al primer Cursillo de Cristiandad. 

Entre los iniciadores de este Movimiento encontramos a laicos y sacerdotes. De entre los primeros destacaría Eduardo Bonnín Aguiló. Entre los sacerdotes, Mons. Sebastián Gayá Aguilera, del que se acaba de iniciar el proceso de beatificación y canonización, y don  Juan Capó Bosch. Junto a ellos, el entonces obispo de Mallorca, Mons. Juan Hervás Benet, sería clave en la configuración y nacimiento de Cursillos de Cristiandad. 

Desde aquellos días de invierno en una pequeña isla del Mediterráneo a la actualidad han pasado más de 70 años, y el Movimiento de Cursillos es hoy una realidad extendida por Europa, América y diversas zonas de África y Asia. 

Actualmente el Movimiento se estructura a nivel diocesano a través de los Secretariados diocesanos; y a nivel nacional con el Secretariado Nacional.

Los Grupos Internacionales del Movimiento de Cursillos de Cristiandad coordinan y facilitan la coordinación entre los distintos secretariados nacionales que se encuentran repartidos por todo el mundo. 

El Organismo Mundial del Movimiento de Cursillos de Cristiandad (OMCC), “un organismo de servicio, de comunicación e información”, está constituido en la actualidad por los Grupos Internacionales del Movimiento de Cursillos: Latinoamericano, Europeo, Asia-Pacífico y América del Norte-Caribe.

Incluido en los movimientos y asociaciones del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, Cursillos de Cristiandad ha sido el camino de encuentro con Cristo para cientos de miles de personas. 

En España, desde hace pocas semanas, Rosa María Murillo ha tomado el testigo de la presidencia del Secretariado Nacional de Cursillos de Cristiandad de manos del cordobés Álvaro Martínez.

Laica, casada, licenciada en Derecho y funcionaria de carrera en activo, Rosa ha sido catequista, agente de pastoral juvenil y responsable de catecumenado de adultos. También ha sido presidenta del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la diócesis de Plasencia de 2012 a 2020. De su mano nos adentramos en esta realidad de primer anuncio en la Iglesia que, como señalaba san Juan Pablo II, “en el encuentro con Cristo, habéis aprendido a mirar con ojos nuevos a las personas y a la naturaleza, a los acontecimientos cotidianos y a la vida en general. Habéis experimentado que la verdadera felicidad se logra en el seguimiento del Señor. Esta experiencia personal y comunitaria debe ser transmitida a los otros”.

¿Cómo conociste el movimiento de cursillos? ¿Qué ha supuesto en tu vida?

—Hice mi cursillo hace muchos años cuando era una joven estudiante de Derecho. Para mí fue una experiencia determinante de encuentro conmigo misma, con los demás y con Dios. Un triple encuentro en el que pude anclar mis opciones vitales y hacer del seguimiento a Jesús de Nazaret el auténtico sentido de mi vida. 

Encontré las respuestas que creo que todo ser humano busca para tener una vida más plena. Desde entonces siempre he estado vinculada al Movimiento.

Asume la presidencia de Cursillos después de haber sido durante tiempo su secretaria nacional. ¿Cómo acoge esta muestra de confianza? 

—Ni como cargo, ni como carga, lo asumo como una oportunidad más para servir desde la humildad, la entrega y la confianza plena en el Señor. Este es el testimonio que he recibido de los anteriores presidentes. 

¿Qué pide a Dios para esta etapa? 

—Le pido, sobre todo, el don del discernimiento personal y comunitario para abrirnos como movimiento a Su voluntad. 

Le pido valentía para asumir el riesgo, el acierto y el error sin desfallecer en la búsqueda de la fidelidad creativa a nuestro carisma de Primer Anuncio a las personas de hoy. 

¿Cómo se vive la experiencia de un cursillo de cristiandad?

—Cuando hablamos del cursillo nos referimos a una de las partes de nuestro proceso de Primer Anuncio, que se desarrolla en un encuentro que dura tres días. 

Es una experiencia fuerte de vivencia y convivencia de lo fundamental cristiano, en la que se puede percibir con claridad la novedad que supone la Buena Noticia para toda criatura. 

Se trata de una propuesta gozosa de vida nueva formulada por testigos desde la amistad y el respeto absoluto a la libertad. 

En estos años he sido testigo privilegiada de cómo muchas personas en un cursillo se encontraban con el Señor. En mi mente tengo muchos rostros jóvenes y no tan jóvenes, gente más religiosa que creyente, gente indiferente, con más y con menos formación, con vidas rotas, gente sin horizonte, gente sin un por qué o un para qué. No he dejado de sorprenderme de lo que Dios hace en las personas al contemplar el paso de Dios por sus vidas. 

Cursillos es mucho más que una experiencia de tres días, es un proceso en amistad ya iniciado en el precursillo y que se proyecta en un acompañamiento personal y comunitario después en el poscursillo. Las claves de este proceso son el testimonio, la amistad y la oración.

¿Qué significan las Ultreyas (“¡más allá!”) que viven dentro del cursillo? 

—Con esta expresión nos referimos a los encuentros que se ofrecen después de haber vivido el cursillo. Es lugar de celebración, de oración y de formación. Es nuestra forma de acompañar para que cada persona vaya madurando, profundizando y creciendo en lo encontrado en el cursillo. 

El objetivo es integrar la experiencia del cursillo en la vida cotidiana, cada uno en el lugar y en el ambiente en que vive, propiciando además la presencia evangelizadora en su entorno a modo de fermento.

Ultreya es un grito peregrino que nos impulsa a ir más allá. Es el grito de quien no puede dejar de anunciar lo que ha visto y oído y que le ha cambiado la vida. 

¿Quién puede asistir a un cursillo de cristiandad? 

—Cualquier persona mayor de edad puede asistir a un cursillo. El destinatario del cursillo es tan amplio como el del mismo Evangelio. No obstante, de forma preferente se dirige a los que están en búsqueda, a los que no conocen a Dios o a los que necesitan recuperar o revitalizar su fe

Uno de sus lemas De Colores ¿Qué significado tiene para los miembros de cursillos?

De Colores es un canto popular que simboliza el gozo de la fe. Un don, un regalo que te cambia la vida y la mirada. 

Mirar con los ojos de Dios es ver la vida con esperanza, una vida de colores. 

Además para nosotros es un canto comunitario signo de la alegría de compartir la misión evangelizadora.

En una sociedad en la que los laicos tenemos el peso de la evangelización más claro que nunca, ¿cómo se asume este reto evangelizador desde cursillos?

—El Movimiento de Cursillos surge a partir de unas intuiciones claras que siguen siendo válidas: la percepción de un mundo de espaldas a Dios reclama una respuesta evangelizadora de hombres y mujeres transformados, que tengan la certeza de que el mundo es el lugar de la salvación, de que el evangelio es la solución y de que toda persona es capaz de Dios y capaz de evangelizar en sus ambientes.

El Movimiento de Cursillos es una herramienta con experiencia probada en el campo siempre necesario, y ahora urgente, del Primer Anuncio. 

El reto es ser fieles a nuestro carisma siendo creativos en el contexto de un cambio de época. Decimos que el método de Cursillos es un método inductivo, que bebe de la observación de la realidad siempre cambiante. Esto requiere apertura para dar respuesta a los interrogantes del hombre y la mujer de hoy, abandonar rutinas y acomodos.

Es irrenunciable para cursillos la fermentación de los ambientes, porque esa es su finalidad. 

El reto es escuchar, conocer y dialogar con el mundo, asumir el contexto en el que nos toca vivir con misericordia y esperanza, no dar nada por perdido. 

El reto es mantener un estilo de vida y unas relaciones más evangélicas desde una espiritualidad encarnada.

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