La Iglesia católica en Ecuador tiene su mirada puesta en septiembre de 2024. Del 8 al 15 de septiembre de 2024, con ocasión de los 150 años de Consagración de Ecuador al Sagrado Corazón de Jesús, la capital ecuariana acogerá el 53° Congreso Eucarístico Internacional.
Valeria Gavilanes, jefe de prensa del Congreso Eucarístico Internacional y portavoz del IEC2024 ha destacado para Omnes que este congreso “permitirá repensar la realidad del mundo católico en América latina, respetando su diversidad. Es preciso reevangelizar desde el servicio a ejemplo de Jesús”.
Quito toma el testigo de Budapest para el próximo Congreso Eucarístico Internacional. ¿Qué pasos se han ido dando en la preparación del Congreso?
–En una solemne Eucaristía realizada en Budapest en septiembre de 2021 y presidida por Monseñor Alfredo José Espinoza Mateus, sdb, Arzobispo de Quito y Primado del Ecuador, se informó públicamente que la capital ecuatoriana será la sede del 53° Congreso Eucarístico Internacional, IEC2024, previsto realizarse del 8 al 15 de septiembre de 2024, con ocasión de los 150 años de Consagración de Ecuador al Sagrado Corazón de Jesús.
Desde aquel momento, hemos puesto el pie en el acelerador para que tan bendecido acontecimiento se lleve a cabo con la altura que merece. El tema propuesto y escogido por el Papa Francisco es “Fraternidad para sanar el mundo”, con el texto bíblico: “Ustedes son todos hermanos” Mt 23,8.
Sabemos que la preparación espiritual es fundamental y por ello contamos con la oración preparatoria en español, inglés, portugués, italiano, shuar y quichua, que se encuentra en las distintas plataformas digitales.
También el himno oficial del Congreso estará listo muy pronto; las propuestas melódicas y musicales fueron sometidas a concurso y su ganador o ganadora recibirá el monto USD 3.000,00. Existe un jurado calificador que ultima detalles.
Un encuentro de tal magnitud requiere de una organización previa. El Comité Local está presidido por Monseñor Espinoza, quien nombró al P. Juan Carlos Garzón, de la Arquidiócesis de Quito como secretario general, encargado de la coordinación y supervisión de la preparación del Congreso.
Adicionalmente se conformaron las siguientes comisiones: logística, financiera, teológica, litúrgica, musical, comunicacional, cultural, pastoral y de voluntariado. Por su parte la Conferencia Episcopal Ecuatoriana está comprometida y cuenta con delegados en las distintas jurisdicciones y provincias del país.
Este camino lo recorremos de la mano del Comité Pontificio. En noviembre de 2022 recibimos la grata visita del P. Corrado Maggoni, y del P. Vittore Boccardi, presidente y secretario del Comité Pontificio para los Congresos Eucarísticos Internacionales, respectivamente, quienes se mostraron felices y maravillados de la belleza de nuestro país así como de la calidez de su gente.
¿Cómo se está dando a conocer, dentro y fuera de Ecuador?
–Dar a conocer este acontecimiento trascendental para Ecuador, Latinoamérica y el mundo es de vital importancia. Contamos con plataformas digitales como la página web www.iec2024.ec y redes sociales, por ejemplo @IEC2024 en Facebook, iec2024quito en Twitter o en Instagram.
Asimismo remitimos información a medios de comunicación nacionales e internacionales; visitamos las distintas provincias y pronto estará al aire nuestro primer programa en radio María, cuya señal llega al mundo entero.
Posteriormente, contaremos con nuestro noticiero on line. ¡Espacios como este en revista Omnes, constituyen una gran ventana hacia el mundo.
La socialización del IEC2024 se lleva a cabo con el compromiso de obispos, sacerdotes, comunidades religiosas, movimientos laicales, jóvenes, catequistas, medios de comunicación nacionales e internacionales.
El tema del Congreso se centra en la Fraternidad. En un mundo golpeado por las guerras ¿Qué relación podemos establecer entre la Eucaristía y la fraternidad?
–El tema lo escogió el mismo Papa Francisco. La Eucaristía es donación y la fraternidad es hermandad, esta donación del amor puro e infinito de Dios debe llegar a toda la humanidad. Es preciso salir de la oración a la acción, es decir, alcanzar una coherencia eucarística para evitar limitarnos a la mera oración, valiosa sí, pues la Eucaristía es el culmen de la fe católica; sin embargo, Dios desea que aquel amor que hemos experimentado, lo compartamos con los demás, es decir un amor que se traduzca en obras.
Si bien es cierto, nuestro mundo está golpeado por las guerras, es preciso preguntarse ¿cuál es su origen?, y ¿si quizás está dentro del corazón de cada ser humano? Las heridas no solamente se encuentran en los campos de batalla, en la pobreza, en la desigualdad, sino también en la tristeza de quien espera una voz de aliento en medio de la tormenta y ahí es el lugar en donde podemos actuar como hermanos, como hijos de Dios, consolando, curando las heridas del cuerpo, pero también las del corazón.
Vivimos en una sociedad de apariencias en donde tratamos de ocultar lo que está dentro, con máscaras que nos separan del otro, es Dios quien nos invita a mostrarnos tal y como somos, a no temer sentirnos débiles y vulnerables, a permitir que sea Él quien nos cure con su infinito poder, y a través del hermano.
El Papa Francisco en el Congreso Eucarístico Nacional celebrado en Italia en septiembre de 2022 expresó la necesidad de que exista “Una Iglesia que se arrodilla delante de la Eucaristía y adora con asombro al Señor presente en el pan; pero que sabe también inclinarse con compasión y ternura ante las heridas de quien sufre, levantando a los pobres, secando las lágrimas de quien sufre, haciéndose pan de esperanza y de alegría para todos.” (25 de septiembre de 2022, Matera).
La Eucaristía nos permite sentir y descubrir a Dios que nos libera, para salir al encuentro del hermano, sin juzgamientos y sin ningún otro lenguaje, más que el del amor. Solo ahí se ganarán batallas, cuando decidamos apostar por la paz, por la unidad, por la fraternidad, sintiéndonos hijos de un mismo Padre.
¿Cómo proponer paz en un mundo de guerra?, ¿cómo motivar la devoción a la Eucaristía en un mundo convulsionado? Ese es el reto del católico de hoy, puesto que no podemos quedarnos de brazos cruzados y guardar silencio cuando prevalece la violencia como solucionadora de conflictos. Las batallas se vencen desde el corazón. Es momento de voltear la mirada a Jesús Eucaristía, cuya misión no terminó hace más de dos mil años, sino que prevalece y se actualiza porque decidió quedarse entre nosotros como un Dios vivo, cercano, humano.
¿Cómo llegar a los hermanos del mundo entero a través del amor de Cristo en la Eucaristía?
–El mensaje de Cristo es universal; marcó la historia del mundo en un antes y un después. Pese al transcurrir del tiempo, sigue vigente. Es momento de reavivar su legado, de contar sin miedo, ni vergüenza, que creemos en un Cristo que murió, resucitó y que decidió quedarse en las especies de pan y vino.
Parecería ilusorio en un mundo donde la ciencia avanza aceleradamente y en donde la inteligencia artificial es cada vez mayor. Sin embargo, resulta necesario volver a aquel Jueves Santo en el cual Jesucristo decidió generosamente instituir el sacramento de la Eucaristía, para quedarse con nosotros y donarse a los demás. Es la expresión más grande de amor, pues Jesús vivió unido al Padre en obediencia, sirvió a la humanidad, enseñó que el amor es el sentimiento que mueve el mundo y decidió quedarse con nosotros. No es un cuento, es una realidad. Es el pan vivo bajado del cielo que generosamente se comparte.
Cada Eucaristía es un milagro de amor, es Dios mismo que entra en nuestra intimidad para ser uno con nosotros y nos impulsa a vivir en Él y por Él. Es quien sana nuestras heridas físicas, sicológicas, y espirituales. Es un regalo de amor, es el Misterio Eucarístico que se dona a la humanidad a través de la fe. Hoy en día resulta una aventura creer en Cristo, y justamente ese debe ser el motivo que nos impulse a arriesgarnos por Él, tal como Él lo hizo. No es un salto al vacío, sino un salto al amor, con la seguridad de que Dios cuida de nosotros.
¿Cómo se está preparando la Iglesia, sus fieles, en Ecuador, para este Congreso Internacional?
–La Iglesia ecuatoriana se prepara con gran entusiasmo para vivir este acontecimiento; se ha traducido la oración del IEC2024 a distintos idiomas y lenguas nativas; en los próximos días estará listo el himno oficial; se trabaja en la elaboración del documento base que regirá las catequesis eucarísticas de 2024 con el tema “Fraternidad para sanar el mundo”, y de 2023 en torno a la profundización del misterio Eucarístico, cuyos destinatarios son niños, jóvenes, religiosos y sacerdotes.
Asimismo trabajamos en productos comunicacionales que permitan llegar con el mensaje evangelizador, al público en general a fin de motivar su preparación y participación en este importante encuentro eclesial que pondrá a Quito en el centro de la atención mundial.
Las comisiones logística y económica también llevan adelante iniciativas que permitirán cubrir las necesidades del encuentro, previsto llevarse a cabo en el Centro de Convenciones Metropolitano de Quito, lugar en donde el Papa Francisco estuvo presente durante su visita a Ecuador, en el año 2015.
Se prevé que, en la misa de inauguración, 5.000 niños realicen su Primera Comunión; durante la semana del 8 al 15 de septiembre de 2024, las calles del centro histórico de Quito serán el escenario de una importante procesión eucarística, y dentro de las iglesias del casco colonial se llevarán a cabo celebraciones en distintos idiomas. La misa de clausura es una de las más esperadas, puesto que existe la expectativa de que el Santo Padre, esté presente.
Una vez puesto el pie en el acelerador, en el mes de septiembre de 2023, se realizará la Asamblea Plenaria del Pontificio Comité Eucarístico, a la cual asistirán delegados para los Congresos Eucarísticos Internacionales de las conferencias episcopales del mundo, a fin de conocer lugares y definir los detalles de la realización del IEC2024.
En este contexto, tanto la Iglesia ecuatoriana, como el país en general, se preparan para tan importante acontecimiento. Es Monseñor Alfredo José Espinoza Mateus, Arzobispo de Quito y Primado del Ecuador, quien preside esta preparación y motiva permanentemente desde la Arquidiócesis Metropolitana, a la comunidad entera para colaborar en la organización del IEC2024.
Para la Iglesia que peregrina en Quito, constituye una verdadera alegría ser la anfitriona de este encuentro que permitirá, además, mostrar la belleza de la capital de los ecuatorianos, al mundo entero.
América latina vive un momento de reevangelización y de renovación eclesial ¿Qué cree que supondrá un congreso de estas características para este proceso?
–El Santo Padre, espera que la vivencia de este Congreso manifieste la fecundidad de la Eucaristía para la evangelización y la renovación de la fe en el continente latinoamericano.
Un Congreso de semejantes características permitirá repensar la realidad del mundo católico en América latina, respetando su diversidad. Es preciso reevangelizar desde el servicio a ejemplo de Jesús, quien luchó por la justicia social.
El tema “Fraternidad para sanar el mundo”, nos permite reconocernos como verdaderos hermanos y nos invita a sanar heridas a través de la misericordia y del perdón.
Es importante entender la dimensión social de Latinoamérica, pues atraviesa circunstancias de pobreza, inseguridad, corrupción, narcotráfico, tráfico de personas, migración, falta de acceso a empleo, a servicios básicos, entre otras. Su situación sociopolítica ha tenido altos y bajos, pues pese a que ha contado con gobernantes de distintas tendencias ideológicas, es evidente que existe una clara deuda social y económica. Los sistemas democráticos débiles han contribuido para que esta realidad exista.
El Congreso permitirá centrar la atención en Latinoamérica e identificar sus necesidades, con una mirada evangelizadora y fraterna. Es necesario conocer sus heridas y cómo sanarlas, partiendo desde la Eucaristía, hacia la misión, es decir, alcanzando una fe traducida en obras.
Esta tarea debe llevarse a cabo con la colaboración de católicos comprometidos y dispuestos a romper paradigmas, y a tomar el timón para trabajar juntos en la consecución de tiempos mejores para nuestros hermanos latinoamericanos.
Aspiramos que la realización del 53° Congreso Eucarístico Internacional contribuya en la reevangelización y renovación eclesial que está en marcha, y que su mensaje llegue no solamente al mundo católico sino de manera especial a quienes por diversos motivos están alejados de la Iglesia, acogiéndolos con un corazón abierto que transmita fraternidad, esperanza y aceptación; que no juzga, sino que simplemente, ama.