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Su Beatitud Shevchuk: «No hay que resignarse a la guerra, siempre es una tragedia»

Omnes ha podido conversar con monseñor Sviatoslav Shevchuk, arzobispo mayor de Kiev, tras su viaje a Bruselas donde se ha podido entrevistar con diversos representantes de la Unión Europea.

Antonino Piccione·11 de noviembre de 2023·Tiempo de lectura: 4 minutos
Shevchuk

Foto: Sviatoslav Shevchuk, arzobispo mayor de Kiev

Su Beatitud Sviatoslav Shevchuk, arzobispo mayor de Kiev ha estado en Bruselas, donde llegó para asistir a la asamblea plenaria de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea (Comece).

Allí también se encontró con la cúpula de la Comisión Europea el día en que Ursula Von der Leyen anunció la primera luz verde a las negociaciones para la entrada de algunos países, entre ellos Ucrania, en la Unión Europea.

También se entrevistó con los representantes de la Comisión Europea Olivér Várhelyi, Comisario Europeo de Ampliación y Política de Vecindad de la Comisión de la UE, y Michael Siebert, Director Ejecutivo de Asuntos de la UE.

Beatitud, ¿cómo se ha recibido la noticia del primer paso para la entrada de Ucrania en la Unión europea?

–Quizá sea una coincidencia, pero hace exactamente 10 años vine aquí a Bruselas con los jefes de las Iglesias y organizaciones religiosas reunidos en el Consejo Panucraniano. Habíamos venido aquí para declarar la voluntad del pueblo ucraniano de regresar a la familia de las naciones europeas. Trajimos a la Cumbre europea un documento que llevaba las firmas de los dirigentes de las Iglesias cristianas y de las comunidades judía y musulmana. Hoy ese texto está firmado con la sangre de los hijos e hijas del pueblo ucraniano. Para defender ese proyecto europeo estalló en Ucrania la Revolución de la Dignidad y comenzó la invasión rusa de Crimea y Donbass en 2014.

La raíz de la confrontación militar que vivimos hoy proviene precisamente de la negación política de esa identidad de un pueblo.

Hoy siento que la Unión Europea ha abierto por fin sus puertas. Si este paso se hubiera dado 10 años antes, tal vez se habrían evitado tantas víctimas.

¿Por qué dice esto?

–Europa es una familia de naciones. Una civilización, no sólo una unión económica. Si no nos hubiéramos abandonado a nuestros propios deseos, si no hubiéramos privilegiado la economía sobre la dignidad de la persona humana, si hubiéramos dejado elegir a los pueblos, reconociéndolos no como objeto de negociación entre Europa y Rusia, sino como sujeto de su propio futuro, entonces, hace 10 años, se habrían podido salvar muchas vidas.

Entonces, ¿qué valor tienen hoy las palabras de Von der Leyen?

Son un estímulo, incluso moral, incluso psicológico.Nos dicen que todas aquellas víctimas que defendieron la identidad europea de nuestro pueblo no fueron en vano.

Por fin alguien reconoce quiénes son los ucranianos, por qué viven y por qué mueren.

El Papa Francisco saluda al arzobispo ucraniano Sviatoslav Shevchuk durante un encuentro privado en el Vaticano ©CNS photo/Vatican Media

¿Qué representa para usted la Unión Europea?

–Los valores de la dignidad de la persona, de la vida humana. El bien común.Está muy claro que la guerra en Ucrania no es un enfrentamiento entre dos naciones, sino entre dos proyectos.
Por un lado está Rusia, que persigue el regreso a un pasado glorioso.

El pasado de un imperio que quiere reconquistar Ucrania, su antigua colonia, y volver a someterla a un sistema dictatorial. Por otro lado está la Ucrania que quiere avanzar, que mira al futuro y no quiere volver atrás.

Se habla mucho y con razón de la situación en Oriente Medio y muy poco de la guerra en Ucrania. ¿Qué noticias hay? Vivimos la tragedia de Tierra Santa como nuestra tragedia.

–Estamos muy cerca del pueblo israelí porque, como a ellos, al pueblo ucraniano se le niega el derecho mismo a existir.Y estamos muy cerca de los cristianos de Palestina y del Estado de Israel.

Es interesante señalar que el conflicto en Tierra Santa comenzó el 7 de octubre como consecuencia de la acción terrorista de Hamás.

En Ucrania, octubre fue el mes más sangriento del último año.

Los rusos sacrificaron a 1.000 de sus propios soldados cada día y nuestros prisioneros de guerra ucranianos fueron fusilados en masa. Una carnicería. La guerra en Ucrania continúa, el riesgo es que se convierta en una guerra silenciada, una guerra olvidada. Igual que ocurrió hace 10 años en el Donbass y Crimea. Todo esto hace urgente planificar el futuro con un plan diplomático.

Se ve poca diplomacia de paz, incluso aquí en la Unión Europea. Por cierto, ¿cómo es la misión del Cardenal Zuppi? 

–Al estar en Italia para asistir al Sínodo, pude visitar Bolonia y visitar al cardenal. Coincidimos en un hecho: no podemos acostumbrarnos a la guerra, porque la guerra es siempre una tragedia.

Sin embargo, también es cierto que toda guerra termina con un acuerdo de paz. Y este acuerdo de paz ya lo podemos tejer nosotros y ya hoy. Hemos hablado mucho de los niños ucranianos secuestrados por los rusos.Una cuestión en la que, desgraciadamente, no hemos podido lograr ningún resultado hasta ahora.

Debemos insistir, debemos seguir buscando todas las vías posibles para liberar a estos niños. Construir la paz exige la virtud de la perseverancia en el bien. No hay que resignarse. La guerra tiene una lógica viciosa y maligna.

Los hombres que la inician, luego se convierten en sus esclavos. La guerra se apodera de todo y el hombre que cae víctima de ella ya no es capaz de salir de esta jaula. Desde un punto de vista humano, la situación puede ser, en efecto, motivo de desesperación. Pero si nos fijamos en los Padres Fundadores del proyecto europeo, Schuman y Adenauer, no se dejaron vencer por la desesperación sino que construyeron Europa a partir de los escombros de la Segunda Guerra Mundial como un proyecto europeo de paz en el que participaran todas las naciones. Debemos seguir su ejemplo.

El autorAntonino Piccione

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