Marta Risari participa, del 12 al 16 de abril, en el congreso general extraordinario de la Prelatura del Opus Dei. Este encuentro, convocado por el prelado, mons. Ocáriz para adecuar los estatutos de la Obra a la reciente constitución apostólica Praedicate Evangelium, ha reunido a cerca de 300 personas en Roma.
Los congresistas, hombres y mujeres de todo el mundo, darán cauce a las sugerencias enviadas desde todo el mundo y abordarán los cambios planteados por la Santa Sede a través del Motu Proprio Ad Charisma Tuendum.
Risari destaca en esta entrevista, su convencimiento de que «las modificaciones que se hagan servirán para explicar con mayor claridad la realidad del Opus Dei».
Usted es una de las congresistas. ¿Nos puede hablar de su trayectoria?
–Nací en Milán, donde estudié Económicas y Empresariales en la Universidad Bocconi, y vivo en Roma desde hace 20 años. He trabajado en la gestión de varias iniciativas universitarias y desde 2009 en la Universidad Campus Bio-Médico, una iniciativa apostólica del Opus Dei, con el cargo de Subdirector General de la Policlínica Universitaria.
Se trata de un hospital de la periferia sur de Roma que presta servicios sanitarios públicos, con 400 camas, un servicio de Urgencias con más de 30.000 ingresos al año y todos los servicios ambulatorios. En definitiva, una experiencia directiva en la sanidad con una gran pasión por la formación de los jóvenes, tanto entre los estudiantes como entre los colaboradores.
¿Cómo conjuga esta vocación profesional con su llamada particular al Opus Dei?
–Los durísimos años de la pandemia, vividos desde dentro en el gobierno de un hospital en el que tratamos a más de 1.300 enfermos graves de Covid y establecimos vías seguras para seguir atendiendo a miles de enfermos de cáncer, me ayudaron a crecer en la determinación de hacer de mi trabajo un servicio, buscando en la oración la luz para tomar decisiones diarias verdaderamente orientadas a las necesidades de los que tenemos cerca.
Muchas veces me ayuda un pensamiento de san Josemaría, que decía que detrás de los dossier hay personas a las que ayudar, a las que debe llegar el Amor de Dios. En mi caso quizás es aún más evidente porque cuando estudio un documento, un informe de un hospital, pienso en los enfermos, en sus familias, a los que también deseo ayudar con cercanía y cariño.
Además, desde hace dos años coordino el trabajo de la circunscripción femenina del Opus Dei en el centro y sur de Italia. En particular me estoy dedicando a escuchar a las personas de la Obra y esto me lleva a dar gracias al Señor tocando con mis propias manos cuán arraigado y vivido por tantas mujeres está el carisma del Opus Dei de santificación en medio de las realidades ordinarias, en el trabajo, en la familia.
He encontrado en varias ciudades, grandes y pequeñas, del centro y del sur de Italia, a muchas mujeres del Opus Dei, profesionales, jubiladas, madres de familia, de diversas edades y condiciones sociales, que tratan de hacer de su vida un servicio a Dios y a los demás, en medio de los miles de problemas y sufrimientos de la vida, pero con tanta sencillez y con la alegría de quien se sabe hija amada de Dios.
El congreso ha recibido sugerencias de todo el mundo. ¿A qué asuntos se han referido con mayor frecuencia?
–Para mí es una gran alegría ver cuánta gente ha querido enviar sugerencias para el congreso general. Verdaderamente es un momento en el que el Espíritu Santo se manifiesta con su luz. Han llegado tantas sugerencias y consideraciones sobre los temas planteados por el Motu Proprio, que muestran cómo el carisma del Opus Dei es vida y vida vivida.
Algunas personas han sugerido que en los Estatutos se dé más espacio también a los aspectos del carisma del Opus Dei que iluminan la normalidad cotidiana, la vida de oración en el trabajo, el deseo de evangelizar el propio mundo familiar y profesional, etc.
Muchas de estas sugerencias, como nos ha escrito el Prelado, serán también objeto de estudio y desarrollo en los próximos años, si no están relacionadas concretamente con los cambios de los Estatutos solicitados por el Papa.
Por ejemplo, sería interesante especificar que los laicos son fieles de sus diócesis (igual que cualquier otro laico). Formar parte del Opus Dei no les resta nada a su ser fieles de las diócesis. Aunque sea evidente para nosotros, quizá no estaba explícitamente expresado en los Estatutos.
En este sentido, las modificaciones que se hagan servirán para explicar con mayor claridad la realidad del Opus Dei. Con fidelidad al carisma recibido por el fundador.
En el motu proprio «Ad charisma tuendum», el Santo Padre se refiere al carisma del Opus Dei como un don del Espíritu Santo para la Iglesia. Como laica y científica, ¿hay algún aspecto de este carisma que le parezca más relevante para la evangelización del mundo actual?
–Un aspecto que destacaría es el tema de la amistad y la confianza como rasgo específico y esencial de la labor evangelizadora del Opus Dei, tal y como la veía el fundador.
Parte de nuestro carisma es llevar la amistad con Jesús a nuestras amistades, con sencillez y verdad: hay muchas ocasiones en las que podemos ayudar y ser ayudados a redescubrir el Amor y la confianza en Dios.
A veces basta con abrirnos un poco, contando con sencillez lo que hay en nuestro corazón, a quienes comparten con nosotros un momento de nuestra vida, en la familia, en las relaciones sociales o profesionales.
Es decir, cercanía y amistad con muchas personas de todo tipo, y el compromiso en el trabajo profesional. Dos elementos que, con la gracia de Dios, tienen un gran potencial en la evangelización.