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Mons. Paolo Martinelli: «El Vicariato Apostólico de Arabia Meridional es una Iglesia de los pueblos»

Entrevista con Paolo Martinelli, recientemente elegido Vicario Apostólico de Arabia del Sur.

Federico Piana·1 de junio de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos
Vicariato Apostólico de Arabia del Sur

Cuando se le pregunta si esperaba que el Papa Francisco, hace unas semanas, lo nombrara Vicario Apostólico de Arabia del Sur, Monseñor Paolo Martinelli responde con absoluta certeza: «No, no había nada que me hiciera sospechar de esta elección».

Sin embargo, al religioso perteneciente a la Orden de los Frailes Menores Capuchinos, hasta poco antes de su nuevo cargo como obispo auxiliar de Milán, no le extrañó que la elección volviera a recaer precisamente en un capuchino: «Hace más de cien años que estamos presentes en la Península Arábiga y el vicario siempre ha sido elegido entre nuestros religiosos. Y además, dos tercios del clero presente en esas zonas pertenecen a nuestra orden. Es la historia de una relación consolidada”.

La jurisdicción del Vicariato Apostólico de Arabia del Sur recae sobre todos los católicos que viven en los Emiratos Árabes Unidos, en Omán y Yemen. “Hay más de un millón de personas -explica Martinelli- todas ellas migrantes, que han llegado a esos territorios por motivos de trabajo: aquí, entonces, la primera tarea del Vicariato es apoyar el camino de fe de estos fieles que, en en general, frecuentan mucho la Iglesia”.

¿Otra tarea importante del Vicariato es también mantener vivas las buenas relaciones con los musulmanes?

– Ciertamente, es el segundo gran pilar de la acción del Vicariato. Esta relación, en los últimos años, se ha caracterizado por la firma del Documento sobre la Fraternidad Humana que tuvo lugar en Abu Dabi en 2019 por el Papa y el gran Imán de al-Azhar. Es un acontecimiento que para nosotros sigue siendo un punto de referencia fundamental y que tiene una visión profética. En esencia, las religiones deben apoyar la fraternidad y la paz universales.

Nosotros, en los territorios del Vicariato, estamos llamados a mantener viva la memoria de este acontecimiento y al mismo tiempo debemos comprometernos a desarrollar sus implicaciones desde el punto de vista social, del diálogo y de las relaciones culturales e interreligiosas.

Los católicos de los territorios del Vicariato provienen ya de culturas muy diferentes y se puede decir sin ninguna duda que estamos ante una Iglesia de los pueblos.

Mons. Paolo Martinelli. Vicario Apostólico de Arabia del Sur

En términos de diálogo, ¿cuáles son las próximas acciones concretas que piensa poner en práctica?

– Una cosa que estoy haciendo ahora es escuchar la realidad que estoy viviendo para conocerla aún mejor, sobre todo para entender bien lo que hizo mi predecesor, Monseñor Paul Hinder, en los largos años en que me precedió como Vicario.

Pero puedo decir que me he dado cuenta de que hay aspectos muy concretos que necesitan ser apoyados, profundizados y fortalecidos: en primer lugar, el valor intercultural, ya presente dentro de la experiencia de la fe católica.

No debemos olvidar que los católicos de los territorios del Vicariato provienen ya de culturas muy diferentes y se puede decir sin ninguna duda que estamos ante una Iglesia de los pueblos.

El segundo aspecto es el de la educación. El Vicariato posee quince escuelas que gestiona también gracias a la ayuda de algunos institutos de vida consagrada: muy a menudo los alumnos son en su mayoría musulmanes y esto significa que el lugar de la educación se convierte también en un espacio de confrontación, de diálogo interreligioso.

¿Cómo piensa afrontar los variados desafíos sociales, políticos y culturales de los diferentes países que conforman el territorio del Vicariato?

Paolo Martinelli

– Es cierto, los territorios son muy diferentes entre sí y la presencia de la Iglesia y de los cristianos también es variada. Por ejemplo, en los Emiratos Árabes Unidos y Omán hay situaciones más tranquilas mientras que Yemen está atravesado por tensiones sociales y religiosas.

Todos los días, mis pensamientos se detienen en las cuatro hermanas de la Madre Teresa de Calcuta que, hace seis años, fueron asesinadas en Yemen para permanecer fieles a su misión de acoger y apoyar a los ancianos y discapacitados.

En estas situaciones debe inspirarnos la encíclica Fratelli Tutti del Papa Francisco, que promueve la fraternidad universal y la amistad social.

¿Cómo se está viviendo el camino sinodal en el Vicariato?

– Indagué sobre lo vivido hasta ahora: con satisfacción supe que se ha hecho un camino bien estructurado y debo reconocer que Monseñor Paul Hinder ha trabajado muy bien. Hace unos días se celebró la Misa de clausura de la fase de consulta en la Iglesia particular y se elaboró un documento que contiene los resultados del trabajo realizado en todas las comunidades y parroquias del Vicariato. Me impresionó mucho la pasión con la que los fieles llevaron a cabo el debate sinodal, cuyo balance fue luego transmitido a la secretaría del Sínodo. Estoy seguro de que el Vicariato Apostólico de Arabia Meridional es verdaderamente una Iglesia de los pueblos.

El autorFederico Piana

 Periodista. Trabaja en Radio Vaticana y colabora con L'Osservatore Romano.

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