Cultura

Pablo Blanco: «Lo mejor de la teología de Joseph Ratzinger está por venir»

Pablo Blanco Sarto recibió el 30 de noviembre de 2023, el Premio Ratzinger de Teología de manos del cardenal Pietro Parolin. Como muestra en esta entrevista, está convencido de que el legado de Joseph Ratzinger no es sólo actual en la Iglesia, sino que es clave para entenderla.

Maria José Atienza·21 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

Pablo Blanco Sarto, Premio Ratzinger de Teología 2023

Pablo Blanco Sarto recibió el 30 de noviembre de 2023 el Premio Ratzinger de Teología de manos del cardenal Pietro Parolin. En esta entrevista con Omnes habla sobre la figura y, sobre todo, el legado de Joseph Ratzinger-Benedicto XVI del que, como él mismo afirma, no conocemos, aún, la amplitud de su obra y su pensamiento.

¿Cómo recibió la noticia del Premio Ratzinger de Teología 2023?

– Como resulta lógico, con alegría y agradecimiento. Alegría porque recibir un premio con el nombre de alguien a quien he dedicado parte de mis estudios, constituye todo un honor. Ratzinger es posiblemente uno de los mejores teólogos del cambio de milenio. Llevar su nombre junto al mío es una gran suerte.

Y agradecimiento porque supone un reconocimiento a mi trabajo, también con una cierta sensación de alivio, pues significa que no iba tan mal encaminado cuando interpretaba el pensamiento de Joseph Ratzinger.

El 31 de diciembre de 2022 nos dejaba Benedicto XVI. ¿Cómo ha marcado la Iglesia el pontificado del Papa Ratzinger? ¿Cuáles son, a su entender, las líneas clave para entender este pontificado y su histórica renuncia?

– Fue un pontificado breve pero intenso. Nos dejó un magisterio luminoso con sus tres encíclicas (y media), sus catequesis sobre la historia de la Iglesia y sus inspiradas homilías.

Siguió con la operación de limpieza que ya había empezado Juan Pablo II en los casos de abusos sexuales, y lo amplió al ámbito económico y financiero.

En fin, dejó el gesto de la renuncia, que constituye un ejemplo que todavía nos da qué pensar. Es toda una enseñanza práctica sobre el modo de ejercer el ministerio en la Iglesia, que nos viene muy bien recordar en estos momentos.

Usted forma parte del equipo de edición de las Opera Omnia de Joseph Ratzinger. ¿Queda mucho por conocer de las obras del Papa bávaro?

– En alemán están acabando con el volumen 15, el último, aunque luego añadirán un anexo con textos recuperados. Después de la polaca, la española es la traducción que va más rápida. Pero es cierto que esta recopilación, dirigida por el mismo Papa emérito, es tan solo el comienzo. Cada día crece el interés por el pensamiento de Ratzinger, sobre todo entre los estudiantes más jóvenes. Lo cual hace pensar que lo mejor de Ratzinger está por venir: no es solo un gran teólogo del pasado, sino una promesa de futuro.

En sus discursos a la Sapienza (2008) y Ratisbona -ambos con polémica- el Papa habla con especial claridad sobre la fe y razón. ¿Cuáles cree que son las principales aportaciones de Joseph Ratzinger en este aspecto?

– Sí, ahora Ediciones Rialp ha publicado estos textos con comentarios de autores católicos, protestantes y musulmanes, en lo que se refiere al discurso de Ratisbona. Es impresionante el eco que ha tenido en el mundo intelectual. En el caso del discurso no pronunciado de La Sapienza ha sido menos estudiado, pero tiene latentes unas ideas realmente revolucionarias, como cuando presenta a la filosofía y la teología como “hermanas gemelas”.

Pienso que el Premio Ratzinger de este año, concedido a un teólogo y un filósofo, ambos con estudios en los dos ámbitos, supone una ejemplificación de esta idea tan ratzingeriana.

Ratzinger mismo reconocía que nunca dejó de ser un profesor de Universidad. ¿Cómo entendía Ratzinger la enseñanza universitaria y la labor docente e investigadora? ¿Cree que esta vocación docente se trasladó a su tarea de pastor de la Iglesia?

– Sí, Ratzinger ha sido ambas cosas, profesor y pastor: como profesor siempre tuvo en cuenta esta dimensión pastoral, práctica de la teología; como pastor, siempre incidió en la dimensión doctrinal, intelectual de las enseñanzas que la Iglesia imparte. Podría parecer que el dedicarse a tareas pastorales le impidió desarrollar una teología más extensa, y en cierto sentido es verdad. Pero esta debilidad se convierte en él también en una fortaleza. Su teología no está encerrada en una torre de marfil, sino que se abre a las necesidades pastorales y misioneras de toda la Iglesia.

George Weigel ha llegado a afirmar que Joseph Ratzinger debería ser nombrado Doctor de la Iglesia, ¿comparte esta afirmación?

– Primero tendría que ser canonizado, pero sus enseñanzas está claro que cada vez despiertan más interés por su belleza y profundidad. Por ambas. Por eso me gusta ver el pensamiento de Ratzinger proyectado en el futuro. Lo que venga después no depende lógicamente de mis previsiones. Dios dirá.

Newsletter La Brújula Déjanos tu mail y recibe todas las semanas la actualidad curada con una mirada católica