“Un acontecimiento que no hay que desaprovechar en estos tiempos en que las guerras y las divisiones dominan el mundo”. El pensamiento del nuevo prior de Taizé sobre la Semana de oración por la unidad de los cristianos, que se inauguró el 18 de enero, podría resumirse así.
El Hermano Matthew, anglicano, ha comenzado recientemente a dirigir la comunidad cristiana monástica y ecuménica, fundada en 1940 en el pueblo francés de Taizé, en el corazón de Borgoña-Franco Condado, y explica a Omnes por qué considera providencial el tema de este año: «El título es ‘Ama al Señor tu Dios y ama a tu prójimo como a ti mismo’, un versículo tomado del Evangelio de Lucas. Es un tema que nos invita a ir a la esencia de nuestra fe cristiana: amar a Dios y amar al prójimo. En esencia, debemos ir a la fuente que es Dios para encontrar la fuerza de amar a los demás, aunque sean diferentes de nosotros».
Un paso a la vez hacia la unidad
El amor entre cristianos de tradiciones diferentes, por tanto, se hace aún más importante, esencial, y no puede relegarse a un segundo plano. Hay que hacerlo crecer, explica el hermano Matthew, porque si «hablamos de un Dios de amor, debemos buscar siempre la comunión con otros cristianos, aunque sean de denominaciones diferentes».
El prior de Taizé no oculta, sin embargo, las dificultades del camino hacia la unidad. «Amar al prójimo», dice, «no siempre es fácil. Todos sentimos el peso de las heridas de la historia que se reflejan en nuestra mirada hacia los demás. Por ello, debemos comprender que el camino hacia la unidad es lento, no podemos conseguirlo todo de inmediato. Necesitamos dar un paso cada vez».
La oración, una herramienta esencial
El razonamiento del Hermano Matthew va más allá. Toca los límites de la oración, que se convierte en una herramienta esencial sin la cual la unidad corre el riesgo de quedarse en un mero sueño humano: «Es importante hacer cosas para lograr la unidad, pero cuando rezamos por otra persona algo dentro de nosotros se transforma porque dejamos entrar a Dios, al Espíritu Santo.
Y esta oración abre todas las puertas». Y como ejemplo concreto cita la Comunidad de Taizé «donde hay oración en común tres veces al día. Y sin oración no podemos buscar la unidad porque si no confiamos sólo en nuestras propias fuerzas sin acoger la gracia que viene de Dios».
Miradas que unen
Las distintas tradiciones cristianas y las diferentes miradas a la Biblia de las distintas confesiones no deben asustar, admite el prior. «Al contrario -precisa-, hacen que esa mirada a la Palabra de Dios sea más completa. Nadie puede comprenderlo todo». Otro elemento de unidad entre los cristianos, añade, es «el servicio al prójimo. Por ejemplo, cerca de París hay un barrio muy pobre donde cristianos de distintas confesiones trabajan juntos para ayudar a los que viven en la calle y no tienen nada».
Los desafíos para el futuro de la unidad, Frére Matthew los vio anticipados en «Juntos«, la vigilia ecuménica mundial celebrada en presencia del Papa Francisco en septiembre del año pasado. «En esa ocasión», concluye el prior, «vimos la participación de varias Iglesias protestantes que no forman parte de las grandes organizaciones cristianas. Este es el reto: encontrar la manera de caminar juntos. Todas ellas».