La Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas (UMOFC) se fundó en 1910 y hoy está extendida por todos los continentes y cuenta con más de ocho millones de mujeres afiliadas cuyo objetivo es apoyar programas y proyectos dirigidos sobre todo a la defensa y dignidad de la mujer.
Son más de cien años de promoción y defensa de la mujer en todo el mundo, en los más diversos entornos sociales, políticos y económicos. Un orgullo y un alarde también para toda la Iglesia, explica Maria Lia Zervino, presidenta de la organización, reconocida por la Santa Sede como Asociación Pública Internacional de Fieles en 2006.
«Desde sus inicios, las fundadoras visionarias estuvieron presentes en el orden internacional. En 1928, esas mujeres trabajaban ya en la Sociedad de Naciones, en las comisiones de Trata de mujeres y Protección de la infancia. Su incidencia y prestigio tanto para la propagación de la fe como para la protección de la familia eran tales, que durante la Segunda Guerra Mundial, tuvieron que quemar los archivos para evitar persecuciones; desgraciadamente su Asistente Eclesiástico murió en razón de las torturas sufridas” apunta Zervino.
Una fructífera acción eclesial que llevó a Pablo VI a «nombrar presidenta del organismo a la española Pilar Bellosillo, presente en el primer grupo de mujeres auditoras del Concilio Vaticano II y cuya causa de beatificación está ahora en curso», recuerda María Lía Zervino.
¿Cuáles son los objetivos de la Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas y cómo está estructurada la organización para alcanzarlos?
– La UMOFC se focaliza en la dignidad de la mujer. Su finalidad es promover la presencia, participación y corresponsabilidad de las mujeres católicas en la sociedad y en la Iglesia, para que sean protagonistas junto a los varones, en la evangelización y el desarrollo humano integral. Es por eso que asocia organizaciones católicas (mixtas o exclusivamente femeninas) siempre representadas por una mujer. Prácticamente todas las integrantes son mujeres laicas, si bien muchas religiosas forman parte de sus organizaciones y también reúne a asociaciones de mujeres consagradas.
¿Quién forma parte de esta organización?
– Las delegadas de las organizaciones participan en la Asamblea General cada 4 años y eligen democráticamente los miembros del Consejo. Este cuerpo colegiado vota a quienes forman parte de la Comisión Ejecutiva: las vicepresidentas de cada región y finalmente a la presidente que se ubica en el vértice inferior. Los órganos de gobierno que forman parte de la pirámide invertida están al servicio de las organizaciones miembros de la UMOFC.
También el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida participa de este proceso pues puede vetar una candidata a presidente, pero no puede elegir quien ocupará ese cargo.
La UMOFC constituye un observatorio existencial de las mujeres en el mundo y un reflejo de lo que sucede en toda la Iglesia. El mayor crecimiento hodierno de la UMOFC se da en África y padece un cierto decrecimiento en algunos países de Europa, tal como sucede a nivel eclesial global. Las organizaciones con mayor número de mujeres jóvenes se encuentran en el continente africano y en algunos países de Asia-Pacífico y América Latina.
En la región de Norte América, la situación no ha tenido cambios significativos en los últimos años. Se puede afirmar que la UMOFC es un mosaico de culturas de mujeres muy diversas que se unen en el común amor a la Iglesia y en el deseo de aplicar y contribuir a sus enseñanzas. A sus iniciativas ecuménicas, desde 2019 suma un camino de diálogo con mujeres de otros credos – que son también líderes de sus respectivas comunidades – y juntas celebran cada año el Día Internacional de la Mujer.
¿Cuáles son los objetivos para el futuro próximo?
– Tres son los objetivos para el futuro próximo: crecer en sinodalidad, crear sinergia con mujeres de países en los que no es posible asociarse y dar visibilidad a aquellas mujeres que parecen invisibles.
Respecto a la sinodalidad el objetivo es doble: por un lado, contribuir al Sínodo sobre la Sinodalidad en cada fase diocesana, continental y universal y, por otro, encarnarla dentro de la UMOFC.
Entre las tareas encaradas con estilo sinodal, ocupa un lugar central el preparar el Encuentro Mundial de las Mujeres de la UMOFC con el Papa Francisco, el 13 de mayo 2023, que será el umbral desde dónde iluminar la Asamblea General que se llevará seguidamente a cabo en Asís.
Para crear sinergia con las mujeres católicas de algunos países, por lo general musulmanes, cuyos gobiernos no permiten que ellas se asocien, realizaremos el III Encuentro con Mujeres de Oriente Medio y Mediterráneo en octubre de este año en Atenas, proceso que iniciamos en Amman (2013) y continuamos en Bari (2016). “Mujeres constructoras de paz en una Iglesia en salida» tendrá como prioridad escuchar a las mujeres, además de compartir la actualización de Amoris laetitia y soñar juntas el escenario post-Covid 19, en el marco de una cultura de la paz.
A fin de dar visibilidad a mujeres de distintas partes del mundo, que normalmente parecen invisibles para muchos como consecuencia de lo que el Papa llama globalización de la indiferencia, la UMOFC creó en 2021 el Observatorio Mundial de las Mujeres.
Recientemente se ha presentado el Observatorio Mundial de las Mujeres: ¿en qué consiste y cuáles son sus objetivos?
– Es un proyecto nuevo y que está pensado para corto y largo plazo. El lema del Observatorio Mundial de las Mujeres (WWO) es “Escuchar para transformar vidas”.
Consiste precisamente en escuchar a mujeres de las diferentes regiones del mundo en torno a un tema particular, ofreciéndoles la posibilidad de manifestarse y de que sus voces sean escuchadas. Recoger sus experiencias tanto de sufrimientos y privaciones como de fortalezas y buenas prácticas, para sistematizarlas en un formato con rigor académico que permita su difusión en un lenguaje accesible.
La segunda fase de cada trabajo del Observatorio es la difusión y sensibilización a nivel local, nacional e internacional, a fin de inspirar y generar estrategias pastorales por parte de la Iglesia; sinergias por parte de las ONGs de la sociedad civil; políticas públicas por parte de los Estados y aportes a la agenda internacional que favorezcan el desarrollo humano integral de las mujeres y el de sus familias, comunidades y pueblos.
El WWO está destinado a ser el referente internacional desde dónde visibilizar y evaluar alternativas de transformación referidas al ámbito de las mujeres en diferentes partes del planeta. Su visión es integral y universal, es decir que, se identifica con el magisterio de la Iglesia, en particular con Laudato si y con Fratelli tutti. Está al servicio de todas las estructuras de la Iglesia y de otras organizaciones incluso no confesionales
Este Observatorio, como primer acto, presentó una encuesta para conocer el impacto de Covid 19 en las mujeres del mundo. ¿Cuáles fueron los resultados?
– El WWO realizó su primer trabajo Impacto del Covid-19 en mujeres de Latinoamérica y el Caribe. Tanto por los estudios recogidos, como por las expertas de campo consultadas y las miles de encuestas realizadas, el efecto principal de la pandemia en la situación de las mujeres de la región, fue la profundización y agravamiento de desigualdades sociales, económicas y culturales estructuralmente preexistentes, tales como el incremento de la violencia de género, el deterioro de la autonomía económica, el agravamiento de la feminización de la pobreza, el detrimento de la salud física y mental, el incremento de las tareas de cuidado a su cargo, las dificultades para la educación agravadas por las diferencias sociales, el aumento de la trata de personas y la delincuencia organizada, entre otros indicadores.
También surgieron sus fortalezas y resiliencias como el reinventar formas de subsistencia para sus familias y modos de comercialización de sus productos, el armado de redes solidarias para la atención de los ancianos o de los más necesitados durante la pandemia, nuevas formas de oración y acompañamiento espiritual.
Y surgieron una serie de propuestas creativas entre las que se destacan la formación para el liderazgo femenino en todas las áreas, la representación de mujeres en espacios públicos -apostando a lo colaborativo y no a lo competitivo-, la investigación y difusión sobre la violencia estructural y simbólica, la estrategia de prevención de la violencia trabajando, desde la niñez, por la igualdad de derechos entre varones y mujeres, la mejora de la educación, incluida la digital, y la reforma de los sistemas de acceso a la justicia para las mujeres más vulneradas.
¿Cómo puede la Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas ayudar a las mujeres a encontrar espacio y visibilidad también en el contexto eclesial?
– La UMOFC contribuye con la formación para que las mujeres encuentren su lugar y presten un servicio de calidad en los diversos sectores de la Iglesia. Para ello, ha aprovechado intensamente los dos años de pandemia para capacitar en inglés, español y francés a sus mujeres y sus colaboradores en los grandes temas del magisterio actual. Ha contado con la docencia y el acompañamiento de especialistas en cada uno de los temas que tienen que ver con sus resoluciones para el presente período: la responsabilidad ante la ecología integral, la protección de la familia y en particular de sus miembros más vulnerables, la violencia y discriminación de las mujeres y la educación para el camino a la santidad.