De sus manos han salido imágenes marianas como la Madre de Hakuna, la Bella Pastora de Iesu Communio, la mujer de Lot o el Ángel de la Guarda que, desde hace unos días, puede verse en la madrileña Puerta del Ángel. Javier Viver es uno de los referentes del arte sacro contemporáneo en España pero también es un prolífico autor de obras de temática no religiosa tanto escultóricas como fotográficas.
Desde el pasado año impulsa, a través de la Fundación Vía, el Observatorio de lo Invisible. Una escuela de verano para estudiantes de distintas disciplinas artísticas, que, durante una semana se sumergen en una experiencia de arte y espiritualidad en el marco del Monasterio de Guadalupe de Cáceres.
Con este paisaje de fondo, Viver señala en esta entrevista con Omnes lo que él considera el papel del artista en la sociedad actual: “ofrecer una brizna de esperanza, un retazo del paraíso, a la sociedad”.
La primera experiencia del Observatorio de lo Invisible fue un éxito y esto ha llevado a ampliar y continuar la convocatoria ¿Qué define esta escuela de verano?
– La posibilidad de compartir la creación artística con una gran diversidad de artistas de todas las disciplinas y edades. Mas de 100 asistentes entre artista y estudiantes.
¿Por que eligieron el entorno del Monasterio de Guadalupe?
– El Monasterio es un centro histórico de espiritualidad y creación artística de primer orden. Con obras maestras de Zurbarán, el Greco o Goya.
Hablando de lo invisible, que es el arte la vía de materialización del espíritu
¿Puede darse un arte inanimado?
– No, el arte está esperando un alma que lo interprete, que lo vuelva a activar.
¿El artista crea para si mismo o para el espectador?
– Desde mi punto de vista crea para un espectador, para un lector. El arte como fenómeno cultural solo tiene sentido para una sociedad. Si no genera comunicación, comunión, será cualquier otra cosa, pero no arte.
Las obras mas importantes son las que conectan y despiertan la contemplación de otras almas, de su generación y de las que vendrán. En este sentido su proyección es atemporal, su audiencia universal e ilimitada. El arte a largo plazo es la mejor inversión.
Entre sus obras más conocidas de temática religiosa se encuentran las imágenes marianas de la Bella Pastora o la Madre de Hakuna. ¿Cómo se imagina usted a la Virgen?
– La Virgen María es la Iglesia naciente, la doncella de Nazaret que inició esta aventura tan apasionante que llamamos Iglesia. Primero fue la Iglesia doméstica de Nazaret, luego la jerárquica. Ella es la tradición viva de la Iglesia, hecha relatos domésticos que luego contaría a los discípulos de Jesús y estos escribieron en los evangelios y otros escritos. Además, María es la iniciadora de la Vía del arte, via pulchritudinis.
Como las grandes mujeres de la historia fue la gran narradora doméstica de la historia de la salvación y la gran tejedora. Fue la madre de Jesús y se convirtió en la madre de los discípulos de Jesús.
El arte se ha identificado, quizás de mañera romántica, con los outsiders, los locos o los visionarios… ¿Hay algo de verdad en esta identificación?
– El arte está siempre en el limite, en esa región en la que aparece el misterio, lo que no se ve, lo que no se entiende, lo que rompe con lo políticamente correcto.
En una sociedad que se debate entre la continua ruptura y los nuevos moldes ¿qué papel tiene el artista?
– La de hacerlo todo nuevo y todo antiguo. La de ofrecer una brizna de esperanza a su sociedad, un retazo del paraíso, la de hacer visible lo invisible.