España

«En la calle uno no sabe qué hacer, ni dónde ir»

Maria José Atienza·22 de octubre de 2020·Tiempo de lectura: 4 minutos

Desde hace 27 años, Cáritas pone el acento, en estos días, sobre la realidad de las personas sin hogar. Una situación que afecta a más de 40.000 personas y contra la que se nos invita a alzar la voz porque como destaca el lema de este año: “No tener casa mata. Y tú ¿Qué dices? Di basta. Nadie Sin Hogar”

Se llaman Ana y Jorge Iván… pero también Manuela, Pepe, Rosa o Yaiza… porque cada persona que vive en la calle tiene un nombre, una historia, un proceso, a veces inesperado, que les ha llevado a quedarse sin lo más elemental de una vida digna: un techo bajo el que refugiarse, un lugar al que volver, un hogar. 

Este año, la campaña de personas sin hogar impulsada por Cáritas Española viene marcada por la pandemia del coronavirus por dos vías: la imposibilidad de realizar las acciones propias de la campaña y la gravísima incidencia que la pandemia tiene sobre la economía y que está pasando factura, de manera especialmente cruenta, a las personas que menos tienen. «No tener casa mata», afirma el lema de este año, porque la falta de hogar lleva a la muerte de personas en casos extremos, pero mata siempre la dignidad, las ilusiones y las esperanzas de todos los que la sufren. 

¿Cómo llega una persona a vivir en la calle? 

La respuesta no es única pero, como señala Jorge Iván, una de las personas sin hogar a las que Cáritas atiende, “acabar en la calle es fácil”-más sencillo de lo que podemos pensar en un primer momento- “yo me vi en la calle de la noche a la mañana”, añade. Tiene razón, según los datos del VIII Informe Foessa sobre Exclusión y Desarrollo Social en España, 2’1 millones de personas sufren situaciones de inseguridad en la vivienda

La historia de este colombiano de casi 53 años viene marcada por las sucesivas crisis laborales y económicas de nuestro país, al que llegó en 2003, huyendo de la situación social y económica de Colombia. Aunque al principio, reconoce, “le costó encontrar trabajo”, al cabo de un tiempo comenzó a llevar varios locutorios, propiedad de un amigo. Los problemas comenzaron en torno a 2010, con el cierre de estos locutorios. De vez en cuando salía algún trabajo, pero ya le era muy difícil de tal modo que, poco a poco, estos pequeños empleos desaparecieron. Entonces, al no poder afrontar los gastos, Jorge Iván se fue a vivir con unos amigos “con los que estuve muy bien, como dos o tres años, hasta que ellos se vieron también muy mal, se quedaron sin empleo y tuvieron que entregar el piso. Me quedé sin lugar donde ir”. A través de una amiga contactó con Cáritas, donde “me atendieron muy bien y me acogieron al día siguiente”. Entre una cosa y otra estuvo más de dos semanas en la calle “es difícil” destaca “yo nunca había vivido esa experiencia. Uno no sabe ni qué hacer ni para dónde ir. Sólo pensaba en salir de esa situación”

Golpeada por la pandemia

Ese bloqueo mental también lo sufrió Ana, que llegó a verse sin una casa en la que vivir, “por confiar en las personas equivocadas” como ella cuenta y cuya situación se hizo insostenible a partir de marzo, con la irrupción del coronavirus. Aunque cobra una mínima renta, (menos de 400 €), también ha conocido la dureza de la calle. Durante un tiempo vivió en una habitación alquilada en casa de una conocida, “pero tuve un problema con la persona con la que ella mantenía una relación y me echó a la calle quedándose con mis cosas; a partir de ahí fue todo en picado, pedí ayuda, pero siempre había algún problema: o mi edad, o que no podía optar a otra por cobrar una renta mínima o por mi perro”. Durmió en estaciones de autobuses y trenes, “pero con el coronavirus ya no nos dejaban dormir dentro y nos echaron a todos”. Tuvo la suerte de ser acogida, de marzo a julio, en el albergue de una ONG pero aquello acabó y se vió en la calle donde “no puedes ir al baño, comer es complicado porque no te dejan… y menos con un perrito…”.

Un techo y un futuro 

Tanto Jorge Iván como Ana han encontrado una salida y una esperanza gracias al los programas destinados a personas sin hogar de Cáritas Madrid. Ellos, y otros muchos que se han beneficiado de estos programas no esconden su agradecimiento. “Agradecido siempre con quienes me han dado esta oportunidad” subraya Jorge Iván, “yo estuve poco en la calle, no he sufrido tanto como otras personas que llevan meses, que han vivido el frío… ahora estoy renovando los papeles para poder encontrar un trabajo y estudiar Administración de empresas, que ha sido mi gran anhelo y ahora tengo más ganas”

Ana destaca que “el hecho de poder ducharte, dormir en una cama con sábanas, comer… eso no se paga con dinero”; actualmente vive en el centro de acogida municipal Juan Luis Vives, “muy contenta”, aunque añade “quiero pedir un piso tutelado para poder vivir con mi perrito”

Jorge Iván y Ana son sólo dos muestras de esas 40.000 historias de las personas que Cáritas Española atiende, en estos momentos, en sus distintos programas destinados a personas sin hogar. Personas e historias muy diferentes que se ven unidas por la falta del hogar y de las que, un año mas, Cáritas nos hace conscientes en esta campaña “No tener casa mata. Y TÚ ¿QUÉ DICES? Di basta. Nadie Sin Hogar” que nos llama a una implicación necesaria para acabar con esta realidad .

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