¿Qué libro recomendaría para alguien que va a entrar en la universidad? Eso me preguntó un amigo que está comprando los regalos de Navidad. No lo dudé: el último libro de Ricardo Piñero (Catedrático de Estética y Teoría de las Artes en Universidad de Navarra): Elogio del pensar, que también podría haberse titulado “Cinco claves para pensar con un corazón magnánimo”.
“Pensar es una forma de llegar a saber, a saborear, es un modo de catar, de aprender a discernir, de aceptar y negar, de protestar y admitir, de compartir lo que somos para ser, entre todos, mejores”. En otras palabras, pensar no es algo obvio.
Mediante obras de arte, una escritura amena y citas de filósofos, el autor nos pone delante de cinco temas que fundamentan la actitud reflexiva: la dignidad, la conectividad, la solidaridad, la sostenibilidad y la perfectibilidad. Todo en 109 páginas que se acaban rápido y dejan la impresión de que la brevedad era deliberada.
Piñero escribe para avivar tu curiosidad, estimular tu espíritu e invitarte a que te quedes dando vueltas a los temas; solo pone la escalerilla del avión, pero después que la subes a ti te toca ser el piloto.
¿Por qué pensar en estos temas? Porque aunque sabemos que son ineludibles, los eludimos. He ahí el drama de nuestro siglo. Nos falta ser más conscientes de lo valiosos y dignos que somos; hemos olvidado que las mejores ideas exigen relacionarnos con los demás.
Nos hemos dejado estar… quizá es que en cuanto vislumbramos la incomodidad se nos quitan las ganas de explorar, pero entonces ¿para qué vivimos? Es hora de despertar, pues si nos decidimos a ejercitar el pensamiento y participar en las grandes conversaciones de nuestra época, entonces podremos sembrar y dar fruto. Frutos, muchos frutos, ¿por qué no podemos llenar el mundo de frutos? Cada uno dará los que pueda, a mí las castañas me encantan, sobre todo en invierno cuando están recién asadas en esos carritos mágicos de Pamplona.
El pensar que el autor propone es uno comprometido con las personas y el bien común, incluso bienhumorado; se parece al conocimiento del corazón de Pascal, el conocimiento emocional de Scheler o la fuerza cognoscitiva del amor de Agustín y Buenaventura. ¿Seremos capaces de pensar así, con el corazón? Sí, porque antes hemos sido amados por el Cordero.
Elogio del pensar
Ese mismo Cordero que aparece representado en la esquina inferior derecha de la portada del libro, agazapado junto a Juan Bautista. El cuadro es de El Bosco (1489) y Piñero lo comenta en las últimas páginas del libro: “Juan tiene los ojos cerrados, pero lo ve todo claro y nos enseña por dónde seguir, nos muestra calladamente qué hemos de optar, que no todo vale lo mismo, sino que hay un sendero, una vía firme, que está ante nosotros, aunque aparezca tan sencilla y humilde como ese cordero blanco acurrucado entre la vegetación, pero que es pura luz, que es la Verdad de la que él es mensajero…”.
En resumen, Elogio del pensar es un buen libro para regalar. Poco más de una hora para subir la escalerilla y pilotar el avión.
Breves capítulos para rebelarse contra la vida seca que proponen tantos incautos y fomentar el deseo de dar frutos de servicio, confiados en que el Cordero es la Luz que nos indica la ruta y también el destino de nuestro andar.
Pensar con un corazón magnánimo es un don que le debemos a Él y que el mundo nos pide a gritos. Por eso decía lo de cambiar el título por “Cinco claves para pensar con un corazón magnánimo”, y por eso agradezco tanto a los maestros como Ricardo Piñero que nos enseñan a vivir y a pensar con calidad.