No se tratará de denunciar el pecado de los demás, sino de reconocerse parte de aquellos que, por acción o al menos por omisión, se convierten en causa del sufrimiento padecido por los inocentes e indefensos. Al final de esta confesión de los pecados, el Santo Padre dirigirá, en nombre de todos los cristianos, una petición de perdón a Dios y a las hermanas y hermanos de toda la humanidad«, así explicó el cardenal Mario Grech, en la rueda de prensa de presentación de la segunda sesión del Sínodo, la celebración penitencial que abrirá esta asamblea el 1 de octubre.
El Papa escuchará a una víctima de abusos, otra de la guerra y alguien que ha sufrido el pecado de la indiferencia ante el drama de las migraciones.