Estados Unidos

El reavivamiento eucarístico y sinodalidad: esenciales para combatir la división y polarización

En la asamblea plenaria de los obispos estadounidenses en Baltimore se discuten cuestiones vitales, como el plan pastoral para el reavivamiento eucarístico o el documento sobre el Misterio de la Eucaristía.

Gonzalo Meza·18 de noviembre de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

Foto: ©2021 Catholic News Service / U.S. Conference of Catholic Bishops.

El 16 de noviembre iniciaron en Baltimore los trabajos de la sesión plenaria de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB). La reunión inició con las alocuciones de Mons. Christophe Pierre, Nuncio Apostólico de los Estados Unidos y de Mons. José H. Gómez, Presidente de la USCCB. En su discurso, Mons. Pierre se refirió al tema de la sinodalidad. El sínodo, indicó, no es un parlamento sustentado en batallas políticas para cambiar las verdades cristianas. Tampoco es una campaña para convencer o hacer programas.

La sinodalidad, señaló, es caminar juntos: “Se trata de escucharnos humildemente unos a otros y al Espíritu Santo y de esa forma discernir la voluntad de Dios”.  En ese sentido, la sinodalidad, aclaró el Nuncio, es una respuesta a los desafíos de nuestro tiempo, particularmente para paliar la polarización que se vive en la sociedad y en la Iglesia: “La Iglesia está lastimada no solo por la crisis de abusos y los efectos de la pandemia, sino por la polarización”. Una Iglesia dividida, dijo Mons. Pierre, nunca será capaz de llevar a los demás a la unidad que Cristo nos pide. Unidad que se debe hacer visible en cada iglesia particular con el obispo que camina con su pueblo, en comunión con el Papa y decide cum Petro et sub Petro.  

Por su parte, Mons. José Gómez, Presidente de la USCCB, también reconoció que existen muchas divergencias en la Iglesia y en la sociedad. Estas divisiones, aunadas a la secularización provocan que la sociedad Norteamericana esté perdiendo el “sentido de su historia”. Durante la mayor parte de su existencia como nación, “la historia que dio sentido a nuestras vidas estaba enraizada en la visión bíblica y en la herencia judeocristiana”. Esta historia, precisó Mons. Gómez, sirvió de modelo para los documentos fundacionales de los Estados Unidos  y configuró nuestras leyes e instituciones, “fue la sustancia de nuestros ideales y acciones”.

Hoy en día dicha narrativa se está desmoronando, alertó. Ante ello el prelado precisó que no se necesita inventar otra historia, sino escuchar la verdadera: que Cristo nos amó, dio su vida por nosotros y que con su muerte y resurrección da esperanza y sentido a nuestras vidas. Citando al Arzobispo John Ireland –quien dirigió la Diócesis de St. Paul, Minnesota de 1884 a 1918– Gómez precisó que “el deber del momento” es anunciar esa historia a la gente de nuestro tiempo. La Iglesia existe para evangelizar y ser cristiano significa ser discípulo misionero, dijo. No es una tarea fácil, señaló, pues ya no contamos con la influencia que la Iglesia tenía antes en la sociedad ni con sus “números”. “De cualquier manera eso nunca importó pues Cristo nos prometió que si primero buscábamos su Reino, todo se nos daría”, dijo.  

Es por ello que el plan pastoral para el reavivamiento eucarístico que se discutirá en esta plenaria y el documento sobre el Misterio de la Eucaristía son vitales. Con esos instrumentos pastorales, dijo Gómez, se podrá acercar a la gente al Misterio de la fe. “Si verdaderamente queremos terminar con la indiferencia humana y la injusticia social, necesitamos reavivar la concientización sacramental”. En el sacramento de la Eucaristía, la gente podrá descubrir el amor de Dios, un amor interminable.  

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