Desde tiempos coloniales, la Iglesia ha promovido la devoción al Niño Jesús a través de novenas, misas y la construcción de pesebres o nacimientos. Sin embargo, el Pase del Niño, con sus características procesiones y su riqueza simbólica, es una tradición más reciente que ha florecido con particular fuerza en ciudades como Cuenca y Riobamba.
El Pase del Niño consiste en una procesión en la que una imagen del Niño Jesús, generalmente ataviada con vestimentas lujosas, es paseada por las calles. Esta imagen puede ser de diferentes tamaños y materiales, desde figuras pequeñas hasta grandes esculturas que requieren de varias personas para ser transportadas.
Durante la procesión, participan diversos personajes tradicionales como el Curiquingue, Sacha Runa, danzantes de Yaruquíes y Punín, el Diablo sonajero, payasos, y hasta perros. Cada uno tiene un atuendo específico con significados culturales y simbólicos, realizando danzas y actuaciones que cuentan historias y representan aspectos de la vida y la cosmovisión andina.
El Niño Viajero
Una de las manifestaciones más singulares y recientes es el Pase del Niño Viajero, una celebración que en pocas décadas se ha arraigado profundamente en la ciudad de Cuenca. Este fenómeno nos invita a reflexionar sobre cómo las tradiciones se construyen y evolucionan, enriqueciendo la experiencia de fe de las comunidades.
Su origen es reciente, se trata de una imagen del Niño Jesús esculpida en 1823. Tras pasar por varias generaciones de una familia cuencana, la imagen llegó a manos de Monseñor Miguel Cordero Crespo, quien en 1961 la llevó en peregrinación a Tierra Santa. A su regreso, la imagen fue bautizada como el «Niño Viajero», dando inicio a una tradición que con el tiempo se convertiría en una de las más importantes de la ciudad.
La noche previa al desfile, en las afueras de la casa del prioste (el laico que organiza ese año la procesión), se lleva a cabo una velada en honor a la imagen del Niño Viajero. Comienza a las 18:00 horas y siempre cuenta con la presencia de los residentes del barrio e invitados especiales.
Al día siguiente se inicia con una misa en honor al Niño, seguida de la distribución de pan y café a los asistentes. El programa concluye con un espectáculo de fuegos artificiales, música y danzas folklóricas.
Durante el recorrido, los personajes principales son niños disfrazados de figuras bíblicas, pastores, gitanos, jíbaros, saraguros, otavalos y mayorales. Estos últimos son particularmente llamativos e interesantes, ya que representan a campesinos de las provincias de Azuay y Cañar, quienes gozaban de gran poder y prestigio entre los trabajadores de las haciendas. Sus trajes (estilizaciones del atuendo de los cholos y cholas de la región) son, por lo tanto, muy vistosos y elegantes, como símbolo de riqueza.
Siempre conducen caballos o carros cubiertos con finas mantas o tejidos de lana y seda, y adornados con el «castillo» (un conjunto de alimentos dispuestos en forma de guirnaldas con frutas, legumbres, bombones, botellas de licor, juguetes, cuyes, cerdos, etc.).
El Pase del Niño Viajero 2024
Este 24 de diciembre, Cuenca volvió a vibrar con la fe y el entusiasmo del Pase del Niño Viajero. Miles de fieles se congregaron en las calles para acompañar la procesión, que este año partió desde el redondel Eloy Alfaro para acomodar a la gran cantidad de asistentes. Carros alegóricos, comparsas, bandas de pueblo y danzantes llenaron de color y música el recorrido, que culminó en San Blas.
A las 10h, la imagen del Niño Viajero, ataviada con un elegante traje, inició su recorrido en un vehículo adornado con flores. A su paso, los fieles lanzaban pétalos de rosas desde los balcones, creando una alfombra multicolor. El ambiente era de júbilo y devoción, con cantos, oraciones y expresiones de agradecimiento al Niño Jesús.
El Cardenal Luis Gerardo Cabrera presidió la Eucaristía en la Catedral Metropolitana de la Inmaculada Concepción de Cuenca, donde se vivieron momentos de profunda emoción. En la víspera, se realizó el tradicional cambio de padrinos, en el que la familia Salesiana, los comerciantes de la Feria Libre de El Arenal y el Ejército recibieron la responsabilidad de custodiar al Niño Viajero hasta el próximo año.
Curiosidades que enriquecen la tradición
El Pase del Niño Viajero es una tradición llena de singularidades que la hacen aún más atractiva:
- El Niño Viajero, trotamundos: La imagen original del Niño Jesús realizó un viaje por lugares religiosos alrededor del mundo en 1961.
- Dos réplicas para la fiesta: Son dos réplicas las que se utilizan para la mayoría de los eventos, incluyendo la procesión del 24 de diciembre.
- General de la Policía: El Niño Viajero ha sido nombrado General de la Policía e incluso ha usado el uniforme de los granaderos de Tarqui.
- Mayorales, símbolos de tradición: Los «mayorales» representan a los empleados más importantes de las haciendas de Azuay y Cañar. Sus trajes y las decoraciones de sus caballos son muy costosos.
- Chicha para todos: Una familia ha estado preparando y regalando miles de litros de chicha a los asistentes durante 40 años.
- Mezcla de lo sagrado y lo profano: El Pase del Niño Viajero incluye personajes bíblicos, así como «diablo humas», «cholos» e incluso personajes de la cultura popular.
- Un festín para el paladar: La comida abunda en el desfile. Se pueden encontrar platos tradicionales como hornado y cuy, así como pan, frutas y dulces.
El Pase del Niño Viajero es una muestra de cómo la fe popular se expresa con creatividad y originalidad, generando nuevas tradiciones que enriquecen la vida de la comunidad y fortalecen la identidad cultural. Es una celebración que invita a la reflexión sobre el significado profundo de la Navidad y su capacidad de unir a las personas en torno a la figura del Niño Jesús.