En la audiencia general del miércoles 3 de mayo el Papa Francisco ha hablado sobre su viaje apostólico a Hungría, que finalizó el domingo pasado. Para ello, ha usado dos imágenes: las raíces y los puentes.
Francisco señaló que fue a Hungría “como peregrino a un pueblo cuya historia – como dijo san Juan Pablo II – ha estado marcada por «muchos santos y héroes, rodeados de multitudes de gente humilde y trabajadora»”.
Las raíces
Entre las raíces del pueblo húngaro, “están sobre todo los santos: santos que han dado la vida por el pueblo, santos que han testimoniado el Evangelio del amor, santos que han sido luz en los momentos de oscuridad; muchos santos del pasado que hoy exhortan a superar el riesgo del derrotismo y el miedo del mañana, recordando que Cristo es nuestro futuro”.
Los cristianos del país han sido puestos a prueba multitud de veces, “pero mientras se intentaba talar el árbol de la fe, las raíces permanecían intactas: se mantenía firme una Iglesia escondida, con mucho clero ordenado en secreto, que testimoniaba el Evangelio trabajando en las fábricas, mientras que las abuelas evangelizaban a escondidas”. A pesar de todo, afirmó el Papa, “los vínculos comunes de fe y de pueblo ayudaron al regreso de la libertad”.
La pérdida de libertad
Ahora bien, hoy la libertad está amenazada otra vez. “Sobre todo con los guantes blancos, de un consumismo que anestesia, por lo que nos conformamos con un poco de bienestar material y, olvidando el pasado, se flota en un presente hecho a escala del individuo. Pero cuando lo único que cuenta es pensar en sí y hacer lo que se quiera, las raíces se ahogan”.
Francisco señaló que este problema no se encuentra solo en Hungría, sino ”que tiene que ver con toda Europa, donde dedicarse a los otros, sentirse comunidad, la belleza de soñar juntos y crear familias numerosas está en crisis”.
Por ello, el Papa invitó en la audiencia a reflexionar “sobre la importancia de cuidar las raíces, porque sólo profundizando las ramas crecerán hacia lo alto y darán frutos. Preguntémonos: ¿Cuáles son las raíces más importantes de mi vida? ¿Las recuerdo, las cuido?”.
Los puentes
En cuanto a la segunda imagen mencionada al principio por el Santo Padre, Francisco recordó los puentes que cruzan la ciudad de Budapest. Esto llevó a indicar al Papa que Hungría es un país que “está muy comprometido en la construcción de «puentes para el mañana»: su atención por el cuidado ecológico y por el futuro sostenible es grande, y se trabaja para edificar puentes entre las generaciones, entre los ancianos y los jóvenes, desafío hoy irrenunciable para todos”.
Por su parte, la Iglesia también debe construir puentes “porque el anuncio de Cristo no puede consistir solo en la repetición del pasado», sino que siempre necesita actualizarse. Por lo tanto, “preguntémonos: yo, en mi familia, en mi parroquia, en mi comunidad, en mi país, ¿soy constructor de puentes, de armonía, de unidad?”.
El Papa y la cultura húngara
Francisco señaló que le conmovió durante su visita “la importancia de la música, que es un rasgo característico de la cultura húngara. Por todos lados había música: órgano, piano, violín, muchos instrumentos, y muchos cantos. Los jóvenes con discapacidad cantaron «¡Viva la Música!», y esto quería decir: ¡viva la armonía, viva la fraternidad, que da esperanza y alegría a la vida!”.
Por último, el Papa quiso dirigirse a la Virgen María, aludiendo además al inicio del mes de mayo: “A la Reina de Hungría encomendamos este querido país, a la Reina de la paz encomendamos la construcción de puentes en el mundo, a la Reina del cielo, que aclamamos en este tiempo pascual, encomendamos nuestros corazones para que estén arraigados en el amor de Dios”.