En el evangelio de este domingo 21 de julio, san Marcos relata que los apóstoles cuentan a Jesús lo que habían hecho y enseñado, y el Señor les dice: “Venid vosotros a solas a un lugar desierto a descansar un poco”. Luego, al desembarcar, “Jesús vio una multitud y se compadeció de ella, porque andaban como ovejas que no tienen pastor; y se puso a enseñarles muchas cosas”.
Al comentar este evangelio, antes del rezo de la oración mariana del Ángelus, el Papa ha manifestado en la plaza de San Pedro que en él se habla de “dos cosas, descanso y compasión. Y las dos están ligadas. Sólo si aprendemos a descansar podemos tener compasión”.
En un domingo de fuerte calor en Roma, estaban presentes muchas familias entre los romanos y peregrinos, el Pontífice ha alertado sobre “la prisa” y la “dictadura del hacer”, en una sociedad dominada por el ansia de resultados, nos agitamos, y perdemos de vista “lo esencial” con un cansancio del cuerpo y del espíritu. El Papa Francisco destacó que Jesús mostró su preocupación por el cansancio de sus discípulos: “Quizás está intuyendo un peligro que puede afectar también a nuestra vida y nuestro apostolado”.
Como ejemplo, mencionó el “entusiasmo en llevar adelante la misión, o el trabajo, así como el papel y las tareas que nos son confiadas”, que “nos hacen víctimas del activismo». Ante una “sociedad a menudo prisionera de la prisa, pero también para la Iglesia y para el servicio pastoral: ¡estemos atentos a la dictadura del hacer!”, reiteró el Papa.
Encontrar tiempo para el amor familiar
En el ámbito familiar, tantas veces el papá sale de casa cuando los hijos están durmiendo, y vuelve cuando de nuevo están ya en la cama por la noche. “Es una injusticia social” que suceda esto, ha señalado Francisco. “Hay que encontrar tiempo para los hijos y para el amor familiar”.
Al concluir, el Papa se ha preguntado si si sabemos encontrar momentos para nosotros mismos y para el Señor, o vamos sumidos por la prisa. Y se ha referido a ese desierto interior que hemos de encontrar en medio del ruido, y a “descansar en medio de las actividades cotidianas”. “Que la Virgen Santa nos ayude a “descansar en el Espíritu” también en medio de todas las actividades cotidianas, y a ser disponibles y compasivos para con los otros”, ha rezado el Santo Padre.
“Atletas, mensajeros de paz”
Tras el rezo del Ángelus, el Papa ha señalado que el deporte tiene una gran “fuerza social”, y ha pedido que “recemos por la paz” y también una “tregua olímpica” por la paz, con ocasión de las próximas Olimpiadas de París, ante tantas guerras como las de la martirizada Ucrania, Palestina e Israel, Myanmar, etc. Que los atletas sean “mensajeros de paz”, ha alentado, al recordar el Mensaje enviado al arzobispo metropolitano de París, Laurent Ulrich, en el que ha señalado que los Juegos son “por su propia naturaleza, portadores de paz, no de guerra”.
Los Juegos Olímpicos son una ocasión para “superar las diferencias y las oposiciones” y para “fortalecer la unidad de la nación”; una ocasión “para derribar prejuicios, para promover la estima donde hay desprecio y desconfianza, y la amistad donde hay odio”, ha manifestado el Pontífice. “Que Dios se apiade de nosotros”, ha escrito en el mensaje al arzobispo Ulrich. “Que ilumine las conciencias de los gobernantes sobre las graves responsabilidades que les incumben, que conceda a los pacificadores el éxito en sus esfuerzos y que los bendiga».