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El Papa pide a los jóvenes en la JMJ diocesana: «¡Levántate y da testimonio!»

La edición diocesana de la Jornada Mundial de la Juventud 2021 (JMJ) tiene lugar en la solemnidad de Jesucristo Rey del Universo, que se celebra este domingo 21. El lema es “¡Levántate! Te hago testigo de las cosas que has visto”, inspirado en las palabras del Señor a san Pablo cuando se dirigía a Damasco. El Papa Francisco alienta a “levantarse”.

Rafael Miner·21 de noviembre de 2021·Tiempo de lectura: 5 minutos

Foto: ©2021 Catholic News Service / U.S. Conference of Catholic Bishops.

“El versículo que inspira el lema de la Jornada Mundial de la Juventud 2021 está tomado del testimonio de Pablo ante el rey Agripa, mientras se encontraba detenido en la cárcel. Él, que un tiempo fue enemigo y perseguidor de los cristianos, ahora es juzgado por su fe en Cristo. Habían pasado unos veinticinco años cuando el Apóstol narra su historia y el episodio fundamental de su encuentro con Cristo”, escribe el Papa en su Mensaje, firmado en la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz de este año.

Se trata de un texto papal que forma parte de un ciclo de tres mensajes que acompañan a los jóvenes en el camino entre la JMJ de Panamá 2019 y la de Lisboa 2023. Todos ellos se centran en el verbo “levantarse”.

“Hoy, una vez más, Dios le dice a cada uno de ustedes: ‘¡Levántate!’”, dice el Papa. “Espero de todo corazón que este mensaje nos ayude a prepararnos para tiempos nuevos, para una nueva página en la historia de la humanidad. Pero, queridos jóvenes, no es posible recomenzar sin ustedes. Para volver a levantarse, el mundo necesita la fuerza, el entusiasmo y la pasión que tienen ustedes. En este sentido, quisiera que meditemos juntos el pasaje de los Hechos de los Apóstoles en el que Jesús le dice a Pablo: ‘¡Levántate! Te hago testigo de las cosas que has visto’ (cf. Hch 26,16)”.

Conversión de san Pablo

La Jornada de 2021 invita a los jóvenes a reflexionar y meditar sobre la conversión de San Pablo, que pasó de ser un “perseguidor-ejecutor” a un “discípulo-testigo”. En este contexto, y siguiendo el episodio de Damasco, el Papa guía a los jóvenes a descubrir el amor incondicional de Dios por cada uno de nosotros. “El Señor eligió a alguien que incluso lo había perseguido, que había sido completamente hostil a Él y a los suyos. Pero no existe una persona que para Dios sea irrecuperable. Por medio del encuentro personal con Él siempre es posible volver a empezar. Ningún joven está fuera del alcance de la gracia y de la misericordia de Dios”, escribe el Santo Padre.

Por otra parte, el Pontífice observa que la actitud de Pablo antes del encuentro con Jesús resucitado no resulta extraña a los jóvenes, ya que el apóstol tenía fuerza y pasión en su corazón, aunque luchaba “una batalla sin sentido”.  Por ello, explica, resulta fundamental abrir los ojos para ver correctamente, y evitar perderse en ideologías destructivas.

“¡Cuántos jóvenes hoy, tal vez empujados por las propias convicciones políticas o religiosas, terminan por convertirse en instrumentos de violencia y destrucción en la vida de muchos! Algunos, nativos digitales, encuentran en el ámbito virtual y en las redes sociales el nuevo campo de batalla, utilizando sin escrúpulos el arma de las noticias falsas para esparcir veneno y destruir a sus adversarios”, señala el Papa.

De ahí la importancia, recuerda, de destacar que cuando el Señor irrumpió en la vida de Pablo, «no anuló su personalidad, no borró su celo y su pasión, sino que hizo fructificar sus talentos para hacer de él el gran evangelizador hasta los confines de la tierra».

“En nombre de Cristo, te digo”

A continuación, el Papa invita con fuerza a los jóvenes: “¡Levántate y da testimonio!”, “¡serás mi testigo!”. “Hoy la invitación de Cristo a Pablo se dirige a cada una y cada uno de vosotros, jóvenes: ¡Levántate! No puedes quedarte tirado en el suelo sintiendo pena de ti mismo, ¡hay una misión que te espera! También tú puedes ser testigo de las obras que Jesús ha comenzado a realizar en ti. Por eso, en nombre de Cristo, te digo: 

– Levántate y testimonia tu experiencia de ciego que ha encontrado la luz, que ha visto el bien y la belleza de Dios en sí mismo, en los otros y en la comunión de la Iglesia que vence toda soledad. 

– Levántate y testimonia el amor y el respeto que es posible instaurar en las relaciones humanas, en la vida familiar, en el diálogo entre padres e hijos, entre jóvenes y ancianos. 

– Levántate y defiende la justicia social, la verdad, la honradez y los derechos humanos; a los perseguidos, a los pobres y los vulnerables, a los que no tienen voz en la sociedad y a los inmigrantes. 

– Levántate y testimonia la nueva mirada que te hace ver la creación con ojos maravillados, que te hace reconocer la tierra como nuestra casa común y que te da el valor de defender la ecología integral. 

– Levántate y testimonia que las existencias fracasadas pueden ser reconstruidas, que las personas que ya han muerto en el espíritu pueden resurgir, que las personas esclavas pueden volverse libres, que los corazones oprimidos por la tristeza pueden volver a encontrar la esperanza.

 – ¡Levántate y testimonia con alegría que Cristo vive! Difunde su mensaje de amor y salvación entre tus coetáneos, en la escuela, en la universidad, en el trabajo, en el mundo digital, en todas partes”.

De Panamá 2019 a Lisboa 2023

Las celebraciones internacionales de la JMJ suelen tener lugar cada tres años en diferentes países con la participación del Santo Padre. La última tuvo lugar en Panamá 2019, y la próxima, como es sabido, será Lisboa 2023. Así lo anunció el Santo Padre el 27 de enero de 2019, al final de la JMJ panameña. Posteriormente, la cita en Lisboa (Portugal), se fijó en agosto 2023, a causa de la pandemia.

La celebración ordinaria de la Jornada, en cambio, tiene lugar cada año en las Iglesias particulares, que organizan de forma autónoma el evento, y que sirve también como camino de preparación para la JMJ de Lisboa 2023, como explica el Dicasterio vaticano para los Laicos, la Familia y la Vida. 

Este dicasterio, que preside el cardenal Kevin Farrell, publicó hace unos meses el documento Orientaciones pastoralespara la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud en las Iglesias particulares, como informó Omnes. Se trata de una celebración en las diócesis que “tiene un gran significado y valor no solo para los jóvenes que viven en esa región concreta, sino para toda la comunidad eclesial local”, señala el cardenal Farrell en un texto aprobado por el Papa Francisco, y firmado el 22 de abril de 2021, aniversario de la entrega de la Cruz de la JMJ a los jóvenes.

La celebración “sirve para sensibilizar y formar a toda la comunidad eclesial –laicos, sacerdotes, personas consagradas, familias, adultos y personas mayores– para que sea cada vez más consciente de su misión de transmitir la fe a las nuevas generaciones”, añade el documento, que cita la Asamblea General del Sínodo de los Obispos sobre el tema “Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”, que tuvo lugar en 2018.

Un poco de historia

“La institución de las Jornadas Mundiales de la Juventud ha sido, sin duda, una gran intuición profética de san Juan Pablo II, que explicó así su decisión: ‘Todos los jóvenes deben sentirse atendidos por la Iglesia: por eso, que toda la Iglesia, en unión con el Sucesor de Pedro, se sienta cada vez más comprometida, a nivel mundial, con los jóvenes, con sus inquietudes y preocupaciones, con sus aperturas y esperanzas, para corresponder a sus expectativas, comunicando la certeza que es Cristo, la Verdad que es Cristo, el amor que es Cristo….’. Así lo recoge el documento citado del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida.

“El papa Benedicto XVI recogió el testigo de su predecesor y, en varias ocasiones, no ha dejado de destacar cómo estos acontecimientos representan un don providencial para la Iglesia y los calificó de ‘medicina contra el cansancio del creer’, ‘un modo nuevo, rejuvenecido de ser cristiano’, ‘una nueva evangelización vivida’”.

“También para el papa Francisco”, prosigue el cardenal Kevin Farrell, “las Jornadas Mundiales de la Juventud constituyen un impulso misionero de extraordinaria fuerza para toda la Iglesia y, en particular, para las generaciones más jóvenes. Apenas unos meses después de su elección, inauguró su pontificado con la JMJ de Río de Janeiro en julio de 2013, al final de la cual dijo que esa JMJ había sido ‘una nueva etapa en la peregrinación de los jóvenes con la Cruz de Cristo por los continentes’”.

“No debemos olvidar nunca que las Jornadas Mundiales de la Juventud no son ‘fuegos artificiales’, momentos de entusiasmo, fines en sí mismos; son etapas de un largo camino, iniciado en 1985, por iniciativa del papa Juan Pablo II”, tal como señaló el Papa Francisco en 2013, y recoge el documento. “Recordemos siempre: los jóvenes no siguen al Papa, siguen a Jesucristo, cargando su Cruz. El Papa los guía y los acompaña en este camino de fe y de esperanza”, agregó el Santo Padre. 

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