El lunes 20 de enero de 2025 el Vaticano hizo público el decreto, firmado por el Papa Francisco, a través del cual el Pontífice disuelve el Sodalicio de Vida Cristiana. Tras unos meses en el punto de mira por la expulsión de varios miembros, la Santa Sede ha puesto fin a la actividad de esta sociedad de vida apostólica.
El Sodalicio de Vida Cristiana nació en 1971 en Perú, fundado por Luis Fernando Figari. En 1997 san Juan Pablo II aprobó que el Sodalicio se convirtiera en una Sociedad de Vida Apostólica Laical de Derecho Pontificio, por lo que la organización pasó a depender directamente de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada.
Primeras críticas
Apenas unos años después comenzaron las críticas al Sodalicio. Varias voces se alzaron para denunciar a Figari, a quien se acusó de abusos sexuales y psicológicos a seminaristas y miembros de la sociedad de vida apostólica.
A los abusos cometidos por el fundador se unieron las críticas al espíritu del Sodalicio, en el que la obediencia se convertía en manipulación. La crisis alcanzó un clímax en 2015, momento en el que se publicó “Mitad monjes, mitad soldados”, un libro en el que se destaparon las malas prácticas del fundador y otros miembros. En ese momento, la Santa Sede decidió iniciar una investigación para aclarar lo que estaba ocurriendo.
La investigación vaticana
Dos años después, en 2017, un informe pedido por el mismo Sodalicio mostró que había más de 60 víctimas de abusos en la organización. Ante estos hechos, el Vaticano sancionó a Figari y le prohibió tener contacto alguno con los miembros del Sodalicio. Por otro lado, la Santa Sede instó un proceso de reforma de la Sociedad de Vida Apostólica.
A lo largo de los siguientes años el Papa aumentó poco a poco el número de personas involucradas en el análisis del caso. En 2019 el cardenal Ghirlanda recibió el encargo de supervisar la reforma interna del Sodalicio, al mismo tiempo que el fraile Guillermo Rodríguez comenzó a actuar como delegado papal.
En 2023, el Vaticano reforzó más todavía la supervisión y encargó al arzobispo Scicluna que abriera una nueva investigación sobre el Sodalicio, esta vez por corrupción económica. Tan solo un año después, en agosto de 2024, el Papa expulsó formalmente a Figari, al tiempo que se sucedieron diversas expulsiones autorizadas por el Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica.
Polémicas sobre el proceso
En septiembre de 2024, el Santo Padre expulsó a diez líderes del Sodalicio, pero el decreto en el que se hicieron públicos los cargos generó sorpresa y preocupación al no concretar por qué delitos era condenado cada uno.
En esas mismas fechas, uno de los responsables de la investigación del vaticano fue acusado de filtrar a la prensa detalles confidenciales provenientes de las declaraciones de dos testigos que participaron en la investigación eclesiástica del caso. Como consecuencia, el investigador fue denunciado ante un tribunal civil en Chile, un hecho inusual al involucrar a un eclesiástico en procedimientos legales fuera del ámbito religioso.
Los testimonios presuntamente filtrados pertenecerían a Giuliana Caccia y Sebastián Blanco, dos laicos peruanos estrechamente vinculados al Sodalicio. Fueron recibidos por el Papa el pasado mes de diciembre y, según su testimonio, se dejó sin aplicación la amenaza de excomunión que pesaba sobre ellos si no retiraban la denuncia contra el enviado pontificio.
Disolución final
Meses después, al comienzo de una asamblea general del Sodalicio que se abrió el 10 de enero de 2025, los miembros de la organización recibieron la notificación de que, ante “la ausencia de un carisma fundacional legítimo” y por “los graves casos de abusos cometidos por su fundador, Luis Fernando Figari, y otros miembros” la Santa Sede ha ordenado la disolución del Sodalicio de Vida Cristiana.