Vaticano

El Papa en Hungría: construyendo puentes

El viaje apostólico del Santo Padre a Hungría se centró en temas como la paz, la reconciliación y la atención a los pobres. Sin embargo, en el país hubo también polémicas en relación a la interpretación política de su visita.

Daniela Sziklai·3 de mayo de 2023·Tiempo de lectura: 4 minutos
Papa Francisco Hungría

El Papa Francisco se despide de la presidenta del gobierno húngaro ©CNS photo/Vatican Media

En los días previos al viaje, el tema de la visita del Santo Padre a Hungría ya había desencadenado una controversia debido a las diferentes interpretaciones que habían suscitado sus declaraciones, pero esto se acentuó aún más después de su partida.

Diferentes interpretaciones

Mientras el gobierno nacionalista de derechas de Viktor Orbán se complacía en reivindicar el viaje pastoral como una confirmación del compromiso del Papa con los valores sociales tradicionales de la Unión Europea, los comentaristas críticos con el gobierno tendían a subrayar las afirmaciones del Santo Padre menos acordes con la política oficial del gobierno.

«Quieren hacer del viaje apostólico un acontecimiento político, para mostrar al Vaticano y al mundo lo cristiana que es nuestra nación. Pero mientras tanto excluyen a los demás porque ‒como sostienen‒ el Papa viene exclusivamente ‘a ellos’ y no a los demás”, se quejaba un comentarista del diario Népszava, crítico con el gobierno.

Por su parte, el periódico semioficial Magyar Nemzet, cercano al gobierno, se centró en la lucha de la “Hungría cristiana” contra el “Occidente sin fe”: “Aunque parece que nos estamos convirtiendo poco a poco en una curiosidad en Europa por nuestra fe cristiana, nos mantenemos firmes. Para nosotros, la ley fundamental parte de Dios, aunque hayamos tenido y tengamos que escuchar mucho del Occidente culto por nuestra ‘actitud reaccionaria’. (…) Los húngaros fieles cargamos con la cruz de Cristo. Lo hacemos con alegría, porque creer es actuar según nuestro corazón, permanecer fieles en los días buenos y en los malos, en la paz y en el derramamiento de sangre”.

Budapest: la ciudad de los puentes

Sin embargo, el propio Santo Padre no tomó partido por uno u otro bando, sino que subrayó de muchas maneras la importancia de “tender puentes” durante su visita.

Budapest es “la ciudad de los puentes, de los santos y de la historia”, afirmó en su primer discurso del viernes en la sede del gobierno húngaro, un antiguo monasterio carmelita. En discursos posteriores, el Papa también tendió la mano a los pobres y marginados, como el encuentro con los necesitados, los sin techo y los refugiados en la Iglesia de Santa Isabel. “Los pobres y los necesitados están en el corazón del Evangelio”, recordó en el lugar de culto dedicado a Santa Isabel de Hungría, gran auxiliadora de los pobres.

En este contexto, los comentaristas críticos con el gobierno señalaron que Hungría sólo había relajado significativamente las normas para las instituciones sociales el año pasado, como resultado de lo cual estas instituciones tienen ahora que cumplir requisitos menos estrictos que antes para atender a los pobres y los sin techo.

El sábado por la mañana, el Santo Padre visitó una institución para ciegos y discapacitados. El hogar para ciegos Instituto Beato László Batthyány-Strattmann de Budapest fue fundado por la monja y trabajadora social Anna Fehér (1947-2021) durante la época comunista y actualmente está gestionado por la asociación Kolping. La residencia lleva el nombre del oftalmólogo y padre de familia László Batthyány-Strattmann (1870-1931), beatificado por el Papa Juan Pablo II en 2003. Este aristócrata se dedicó por completo a los pobres, fundó hospitales y atendió sacrificadamente a sus pacientes más pobres. En marzo de 2023 se ha abierto el proceso de beatificación de su esposa, Maria Theresia Coreth, que fue la más estrecha colaboradora y confidente de Batthyány-Strattmann.

Impronta personal de la visita

Durante su visita pastoral de tres días, Francisco cumplió con las citas habituales en estas ocasiones, como encuentros con representantes del Estado, de la Iglesia local y los jóvenes cristianos, pero también aportó su impronta personal.

Por ejemplo, fuera del programa oficial, recibió al obispo ortodoxo ruso en Hungría, Hilarión (Alfeyev). El Metropolita Hilarión había sido una de las figuras más influyentes del Patriarcado de Moscú como jefe de la oficina exterior desde 2009. Pero, pocos meses después del ataque de Rusia a Ucrania en 2022, fue depuesto por el Patriarca Cirilo por razones desconocidas y nombrado obispo de la minúscula comunidad ortodoxa rusa en Hungría. El Papa Francisco dijo a los periodistas en su viaje de regreso de Budapest sobre sus conversaciones con Hilarión que “no sólo habían hablado de Caperucita Roja”, sino también, por ejemplo, de la cuestión de la paz en Ucrania.

Tampoco figuraba en el programa oficial un encuentro privado del Papa con el alcalde de Budapest, Gergely Karácsony. Este político opuesto al gobierno ocupa el cargo desde 2019, y se queja repetidamente de la falta de apoyo financiero del gobierno a la capital.

Sin embargo, Karácsony dijo a los medios que la conversación con el Santo Padre “no trató sobre los temas de la política diaria”. Más bien, dijo, hablaron de cómo la política puede basarse no en la división, sino en la unificación de los opuestos. Karácsony regaló al Santo Padre una fotografía antigua del Puente de las Cadenas de Budapest, poniendo de nuevo en primer plano el tema de la “construcción de puentes”.

Segunda visita a Hungría

Esta ha sido la segunda visita del Papa Francisco a la capital húngara. Esto ha llevado a algunos obispos húngaros a afirmar que, exceptuando Italia, Hungría es el único país que el Santo Padre ha visitado más de una vez. En realidad, sin embargo, ya había estado en Grecia y Cuba dos veces durante su pontificado.

Mientras que en septiembre de 2021 Francisco sólo pasó unas horas en Budapest en el marco del Congreso Eucarístico Mundial y luego viajó directamente a Eslovaquia ‒hecho que algunos comentaristas interpretaron como una crítica a los dirigentes húngaros‒, ahora se ha tomado tres días para reunirse con la gente y visitar diversas instituciones.







El autorDaniela Sziklai

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