En primer lugar, el 400 aniversario de la Congregación de Propaganda Fide, cuya creación se remite al Papa Gregorio XV el 22 de junio de 1622. Pero, por feliz coincidencia, también celebraremos el 200º aniversario de la fundación de la primera obra misionera, llamada «para la Propagación de la Fe» y fundada como Asociación el 3 de mayo de 1822 por iniciativa de una joven lionesa, Pauline Marie Jaricot. Cien años después, el Papa Pío XI la declaró «Obra Pontificia».
Después de las persecuciones
El fervor misionero de la joven lionesa nació en el contexto de una Iglesia que salía de la dura persecución de la Revolución Francesa. Después de una vida acomodada, en 1816 Pauline hizo voto de castidad y eligió como motivación de su vida la devoción a la Eucaristía y en reparación de las ofensas cometidas al Sagrado Corazón de Jesús.
Nueve jóvenes trabajadoras de las fábricas se reunieron inicialmente en torno a ella y, como primera acción, se comprometieron a encontrar a otras diez personas que rezaran y donaran un céntimo a la semana para las Misiones, un proyecto que inflamó muchos corazones y se extendió rápidamente.
El espíritu con el que Pauline animó este proyecto hizo que, al mismo tiempo que se llevaba la semilla de la evangelización a tierras «lejanas», se promovieran las oportunidades de evangelización de las personas «cercanas».
Rosario viviente
Apasionada por la difusión del Reino de Dios, estaba firmemente convencida de que la labor misionera no obtenía su eficacia de los recursos humanos, sino exclusivamente de Dios. En 1826, fundó el movimiento del «Rosario Viviente»: grupos de personas a los que se les confía cada mes, después de una Eucaristía, un Misterio del Rosario para rezar por las misiones. En su existencia no faltó la cruz, y pasó el último periodo de su vida en la más absoluta pobreza.
De esa primera semilla nacieron, por tanto, las famosas Obras que hoy se reconocen como motor de la formación y animación misionera en todo el mundo, que a través de la oración y el sacrificio contribuyen a difundir la Palabra de Dios, la Adoración Eucarística y el Rosario misionero, especialmente en aquellas tierras a las que a menudo es difícil acceder, también por impracticabilidad material o por escasez de bautizados. Prácticamente, aquellas tierras de misión que están bajo la jurisdicción de la Congregación para la Propagación de la Fe, que cada Iglesia local está llamada a sostener anualmente, también económicamente.
La beatificación
También el próximo año, el 22 de mayo de 2022, Pauline Jaricot será beatificada en Lyon. Fue declarada Venerable por Juan XXIII el 25 de febrero de 1963. El milagro reconocido por su intercesión se refería a la curación de la pequeña Mayline, que fue víctima de asfixia en 2012, con sólo tres años y medio.
Tras varias semanas en coma y con un pronóstico declarado irreversible por los médicos, que además querían desconectar el soporte vital, Mayline empezó a mostrar signos de mejoría hasta quedar completamente curada. Un hecho declarado como «inexplicable» por la comisión médica que la evaluó.
Sin embargo, mientras estaba en coma, quince días después del accidente, los padres de la escuela a la que asistía Mayline decidieron rezar una novena a la Venerable Pauline Jaricot junto con el entonces arzobispo de la diócesis de Lyon, que en ese momento celebraba el 150º aniversario del nacimiento de la joven misionera.