«Esta guerra, junto con todos los demás conflictos en el mundo, representa una derrota para toda la humanidad y no sólo para las partes directamente implicadas. Si bien se ha encontrado una vacuna para el Covid-19, todavía no se han encontrado soluciones adecuadas para la guerra. Ciertamente, el virus de la guerra es más difícil de vencer que los que afectan al organismo humano, porque no procede del exterior, sino del interior del corazón humano, corrompido por el pecado (cf. Evangelio de Marcos 7, 17-23)». Así se expresaba Su Santidad Francisco en su Mensaje de inicio de año para la VI Jornada Mundial por la Paz, que concluía con la esperanza de que podamos «caminar juntos, atesorando lo que la historia puede enseñarnos». A los Jefes de Estado y de Gobierno, a los Responsables de las Organizaciones Internacionales, a los Líderes de las distintas religiones: a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, ¡les deseo un buen año!»
Entre los artesanos de la paz, el Santo Padre ha elegido al Cardenal Matteo Zuppi, del 28 al 30 de junio, en una visita a Moscú destinada a identificar iniciativas humanitarias, con el fin de abrir precisamente caminos de paz. Durante los tres días, Zuppi se reunió con S.E. Yuri Ushakov, Asistente del Presidente de la Federación Rusa para Asuntos de Política Exterior, y con la Sra. Maria Lvova-Belova, Comisaria del Presidente de la Federación Rusa para los Derechos del Niño.
En una breve visita a la Iglesia de San Nicolás en Tolmachi, en la Galería Tretyakov, el cardenal se detuvo en oración ante el icono de Nuestra Señora de Vladimir, a quien encomendó su misión. También mantuvo un fructífero encuentro -como lo define el Boletín de la Oficina de Prensa de la Santa Sede- con Su Santidad Kirill, Patriarca de Moscú y de Todas las Rusias, a quien transmitió los saludos del Santo Padre y con quien habló de iniciativas humanitarias que podrían facilitar una solución pacífica.
Zuppi se reunió también con los Obispos de la Conferencia de Obispos Católicos de Rusia, con quienes, junto con un nutrido grupo de sacerdotes y en presencia de Embajadores y Representantes del Ministerio de Asuntos Exteriores, presidió una solemne concelebración en la Catedral de la Archidiócesis de la Madre de Dios, en Moscú.
Fue una ocasión para transmitir a la comunidad católica la cercanía, el recuerdo y las oraciones del Santo Padre. Los resultados de la visita se pondrán en conocimiento de Francisco, con vistas a ulteriores gestiones.
En el centro, en particular, de la conversación entre Kirill y Zuppi estuvo el trabajo común de las Iglesias «para servir a la causa de la paz y la justicia», para «aliviar las tensiones» del conflicto en Ucrania y «prevenir un conflicto armado mayor». Palabras que se hacen eco de las de la videollamada entre Kirill y Francisco del 16 de marzo de 2022, durante la cual el Papa reiteró la importancia de «unirse» como pastores «en el esfuerzo por ayudar a la paz» y también de que la Iglesia no utilice «el lenguaje de la política, sino el lenguaje de Jesús». Kirill, según las agencias estatales rusas, saludó al cardenal arzobispo de Bolonia, declarándose «contento» por su llegada a Moscú «acompañado de hermanos que conozco bien».
«Apreciamos que Su Santidad le haya enviado a Moscú. Usted es el jefe de una de las mayores metrópolis, diócesis de Italia y es un famoso arzobispo que está llevando a cabo un importante servicio para su pueblo», dijo el Patriarca. Zuppi, por su parte, le habría invitado a visitar Bolonia.
En su homilía del 29 de junio, dedicada a la figura de los santos Pedro y Pablo, Zuppi, destacando las diferentes características de los dos apóstoles, habló de «la unidad que no viene dada por el poder, sino por el servicio mutuo; no por el vínculo de la sangre, sino por el generado por Dios, que nos hace suyos, hijos suyos, parte de su familia». Y advirtió: «La división crece en la indiferencia» y «la división es siempre un escándalo para Jesús, que reza para que los suyos sean uno (…) Como una madre, la Iglesia invoca sin cesar el don de la paz, buscándola incansablemente porque el dolor de cada persona es su dolor». La Iglesia «es siempre madre», exclamó: ésta es «la única razón de la misión que vivimos en estos días, deseada por el Sucesor de Pedro que no se resigna y trata de hacer todo para que la espera de paz que surge de la tierra encuentre pronto cumplimiento».
Más allá de la reconstrucción de los acontecimientos que jalonaron los tres días del arzobispo de Bolonia en Moscú y de los tonos comprensiblemente cautelosos de los comunicados oficiales, podemos decir que la misión del enviado del Papa Francisco fue bien. «Sin triunfalismos pero positiva. Los pasos importantes han sido, en primer lugar, la apertura mostrada tanto a nivel político como religioso y la voluntad de continuar un camino. Yo diría que este es el fruto concreto más positivo».
Con estas palabras, recogidas por la agencia Sir, hace balance monseñor Paolo Pezzi, arzobispo de Moscú y presidente de los obispos católicos de la Federación Rusa. «En el encuentro con las autoridades civiles y también religiosas», dice, «la emergencia humanitaria de los refugiados, desplazados y prisioneros fue el tema principal», y al final de esta segunda etapa de la misión de paz, «el card. Zuppi se llevará a casa, en primer lugar, una excelente acogida y, en segundo lugar, la voluntad de continuar, lo que no debía darse por descontado». «Mis consideraciones finales son que vale la pena, siempre vale la pena tender puentes porque de esto siempre se gana mientras que de los muros siempre se pierde».