Se cumple una semana desde que el Papa Francisco ingresara en el Hospital Universitario Gemelli para ser sometido a una laparotomía y cirugía plástica de la pared abdominal con prótesis. Esta operación, que se desarrolló de manera muy satisfactoria, según el equipo médico que atendió al Papa, ha estado seguida de unos días de ingreso postoperatorio en los que no ha habido ninguna complicación.
La ausencia de fiebre, el descanso nocturno y la progresiva recuperación del Papa han sido la constante durante esta semana.
La intervención del pontífice estuvo causada por un “laparocele incarcerado» es decir, un tipo de hernia que se forma en una cicatriz, y que provoca, entre otras cosas obstrucciones intestinales, como las que había sufrido el Papa durante varios meses, como reconoció la nota emitida por la Sala de prensa vaticana, tras la operación que se realizó por laparotomía.
Además de esto «durante la intervención quirúrgica se encontraron adherencias tenaces entre algunas asas intestinales medias parcialmente congestionadas y el peritoneo parietal». Un panorama que llevó a los médicos a liberar estas adherencias y a una reparación «mediante cirugía plástica de la pared abdominal con ayuda de una malla protésica”.
Aunque la operación en sí no reviste excesiva gravedad y el alta está cerca, probablemente el Papa tenga que usar algún tipo de faja para ayudar a la cicatrización.
Trabajo, lectura y oración
Durante estos días de ingreso, una de las principales noticias positivas ha sido la ausencia de fiebre, lo que indica que no ha habido infecciones o problemas posteriores. El Papa se ha sometido, en estas jornadas a «controles hematoquímicos» que resultaron «regulares» y «continúa con fisioterapia respiratoria».
Además, Francisco ha continuado trabajando, dentro de sus posibilidades, durante el ingreso hospitalario. De hecho, los continuos partes vaticanos relativos a la salud del Papa han destacado que el pontífice se ha dedicado al trabajo y la lectura de libros, en estas jornadas.
En estos días, el Papa ha podido recibir la Sagrada comunión, tanto en su habitación los dos primeros días, como en la capilla que existe en su zona del hospital. Desde que los médicos le permitieron salir de la habitación, el Papa ha podido rezar en esta capilla, especialmente, antes del mediodía. En esa misma capilla rezó, de manera privada, el Ángelus el pasado domingo.
La información emitida por el Vaticano, tras una semana de ingreso resalta que «el curso clínico (del Papa) se desarrolla sin complicaciones, por lo que está planeando su alta para los próximos días».