«Comprobar la eficacia de su trabajo y centrarse en la creatividad»
De la visita del Papa Francisco a la sede de trabajo del Dicasterio para la Comunicación, este lunes, con motivo del 160 aniversario de L’Osservatore Romano y del 90 aniversario de Radio Vaticano, surgieron dos importantes recomendaciones. Aunque se dirigen específicamente a todo el sistema de medios de comunicación de la Santa Sede, se aplican a todos los que se dedican a la Comunicación de la Iglesia y a la transmisión del Evangelio a todos los niveles y por todos los medios.
¿Somos eficaces?
La primera recomendación, que nace fundamentalmente de una preocupación, la hizo el Papa en los micrófonos de Radio Vaticano, en directo desde Regia 9, en presencia del jefe de la emisora y del redactor jefe. El Papa sugirió que siempre debemos preguntarnos por la eficacia del mensaje que intentamos transmitir. Más concretamente: ¿A cuántos llega?
Porque el riesgo es el de tener una bonita organización, una bonita estructura, que por si acaso también invierte mucho dinero -que sale de las ofrendas de los fieles- y el resultado no es tan significativo desde el punto de vista de la productividad y la eficacia, por utilizar una metáfora empresarial.
El Papa utilizó la imagen de la montaña que hace nacer al ratón, de un famoso dicho popular, para decir que el peligro es el de invertir mucho en «infraestructuras», con un enorme gasto de energía a todos los niveles, y luego no calibrar toda esta inversión en el verdadero objetivo de la propia organización, que para la Santa Sede es el de hacer llegar el mensaje de Jesús al mayor número de personas posible.
Cuidado con el funcionalismo
La segunda recomendación, ligada a la anterior, la hizo el Pontífice al saludar a los redactores en la Sala Marconi del Palacio Pío, que se encuentra al principio de la Via della Conciliazione y donde desde hace unos meses están reunidos todos los departamentos que se ocupan de la comunicación vaticana, como conclusión de un proceso de reforma -fundamentalmente de las estructuras- iniciado en los primeros meses del pontificado.
Precisamente, tras visitar los locales y las nuevas ubicaciones, el Papa advirtió del riesgo del funcionalismo, «el gran enemigo del buen funcionamiento». Hay que tener cuidado, en definitiva, de no confiar todo a los procedimientos y a las asignaciones, para no ahogar la creatividad de las personas. Para que el trabajo funcione, es necesario que «todos deben tener suficiente libertad para funcionar». Y esto se expresa en la «capacidad de arriesgarse», sin tener que someterse constantemente a un rigmarole de peticiones de «permiso» (concedido por los superiores).
Los dos recordatorios del Papa, como decíamos, son útiles también para todos los que se dedican a la evangelización a través de los medios de comunicación y, de modo particular, al servicio de la institución eclesial.
Verificar siempre los frutos del propio trabajo, para mejorar aquellos aspectos que puedan limitar también el despilfarro de recursos; apostar por la creatividad, sin caer en lastres inútiles que apaguen -duerman, maten, para usar las palabras del Papa- cualquier atisbo de audacia al servicio de la difusión del Reino de Dios en este mundo.