La colecta del Domingo Mundial de las Misiones, el DOMUND, que la Iglesia celebra en todo el mundo, es, en palabras de José María Calderón, Director de OMP España “la forma que tenemos los cristianos de preocuparnos por la Iglesia, allá donde esté”.
La Jornada Mundial de las Misiones, DOMUND, de este año 2020 se ha presentado esta mañana en Madrid, en la sede de las Obras Misionales Pontificia , en una rueda de prensa en la que han intervenido además de José María Calderón, Mons. Bernardito Auza, Nuncio Apostólico en España y Enrique Rosich, misionero comboniano en Chad.
Acciones virtuales y presenciales
Una campaña, la de este año, que pone el acento en la disponiblidad del corazón de los misioneros con el lema “Aquí estoy, envíame”, y que cuenta con la peculiaridad de ser universal – no exclusivo de la iglesia española. Una campaña marcada además por el coronavirus que ha hecho que la gran mayoría de las acciones en torno a la Jornada se desarrollen en el entorno digital: carrera virtual solidaria, donaciones a través de la web, etc. No por ello, sin embargo, se han dejado de realizar la exposición “El Domund al descubierto”, que se puede visitar en la Catedral de Burgos hasta el 20 de octubre y el pregón de DOMUND, en esta misma seo, por parte de Félix Sancho, presidente del club Hereda San Pablo Burgos de Baloncesto.
Más allá de la caridad
El Director de Obras Misionales Pontificias en España ha incidido especialmente en dos puntos durante la presentación de la campaña. El primero, la conciencia de que ayudar al DOMUND no es sólo un acto de caridad, sino que manifiesta la realidad de la catolicidad de la Iglesia: “Ayudar al DOMUND es ayudar a la iglesia a ser iglesia; significa que el cristiano se siente responsable de toda la Iglesia”. Muy unida a esta reflexión, destacaba el segundo punto: es la Iglesia universal quien envía a los misioneros allí donde se necesitan y quien reparte las ayudas recibidas.
Un año de misión
Por su parte, el Nuncio Apostólico en España, Mons. Bernardito Auza, ha querido destacar que “aunque la Iglesia siempre ora por sus misioneros, con esta Jornada se quiere también agradecer y ayudar a su tarea” y ha explicado la iniciativa del Papa Francisco para que los sacerdotes que se forman dentro del cuerpo diplomático vaticano realicen un año exclusivo de experiencia misionera en alguna de las diócesis dependientes de la Congregación para la evangelización de los pueblos o de la Congregación para los Obispos porque “el papa Francisco tiene muy claro que la Iglesia nace de la misión”.
Vivir con la gente
La vida en una iglesia con menos de 100 años, la comunidad católica del Chad, ha sido el eje central de la intervención del misionero comboniano Enrique Rosich. Este melillense criado en Madrid ha querido destacar que su primera experiencia la llegar a Chad en 1981fue la de “ser ayudado por un pueblo que no te conoce, pero que te recibe como enviado por Dios”. Entre sus experiencias, ha relatado que “he descubierto mejor a Jesús estando con los chadianos; un catequista me dijo una vez que Jesús nos daba palabras muy difíciles de poner en práctica, por ejemplo, cuando Jesús habla de amar al enemigo, y allí el enemigo te puede matar…pero Jesús no cambia su palabra”. Rosich ha querido además destacar que uno en la misión “no hace cosas, vive con la gente. Eso es ser misionero, vivir con ellos”.
Generosidad, a pesar de todo
Uno de los datos más curiosos que se han dado a conocer en la presentación de la campaña ha sido que las aportaciones de España y Estados Unidos suponen la mitad de lo que se recibe en OMP mundialmente. El pasado año, la aportación de los españoles en el DOMUND supuso algo más de 10 millones de euros. Una cantidad con la que se ayuda a la presencia de la Iglesia en 149 territorios de misión. Este año, con la crisis del COVID19, la colecta se prevé algo más difícil: la disminución de asistencia a los templos, la imposibilidad de visitar colegios o la tradicional hucha son algunas de las iniciativas que no se pueden llevar a cabo con motivo de la pandemia. Por eso, desde OMP apelan a una generosidad, a pesar de todo, facilitando los medios de aportación y pidiendo siempre, la oración por los misioneros que hacen la Iglesia por todo el mundo.