Bajo un cielo claro y soleado, más de 35.000 personas se congregaron este Domingo de Resurrección en la Plaza de San Pedro, según cifras del Vaticano, para celebrar la Misa de Pascua. La liturgia fue presidida por el cardenal Angelo Comastri, arcipreste emérito de la Basílica de San Pedro y vicario general emérito de Su Santidad para la Ciudad del Vaticano. La celebración culminó con la tradicional bendición Urbi et Orbi desde el balcón central de la basílica vaticana.
La aparición del Papa y su mensaje
El Papa Francisco accedió al balcón de las bendiciones a través de una rampa, visiblemente frágil, en silla de ruedas y sin oxígeno asistido. Sorprendió un leve retraso de tres minutos en la apertura del telón rojo del balcón, algo inusual en una ceremonia medida al segundo.
Sin embargo, la espera se disipó con la aparición del Pontífice, que saludó a los presentes con un “Queridos hermanos y hermanas, ¡buena Pascua!”, antes de delegar la lectura del mensaje pascual en Mons. Diego Ravelli, maestro de las celebraciones litúrgicas pontificias.
Un repaso al mundo herido
El mensaje, como es tradición, incluyó una llamada a la paz y la reconciliación global. Francisco expresó su preocupación por los múltiples focos de conflicto, desde la violencia contra las mujeres, las guerras en Gaza, Ucrania y Armenia, así como el preocupante repunte del antisemitismo en el mundo.
Tras el discurso, se recordó a los fieles la posibilidad de obtener la indulgencia plenaria, y el Papa impartió la bendición final. A pesar de su estado de salud delicado, lo hizo con voz clara.
En total, Francisco permaneció en el balcón durante unos 20 minutos sin mostrar signos visibles de fatiga, confirmando una cierta estabilidad en su recuperación.
Por último, para sorpresa de todos, tras la bendición bajó a la plaza y la recorrió en el papamóvil para saludar a los fieles allí congregados. Lógicamente no lo hizo saludando a los fieles con la efusividad habitual en este tipo de recorridos, pero sí estuvo otra media hora recorriendo la plaza hasta la Via de la Conciliacione. Es la primera vez que el Papa recorría la plaza en papamóvil desde su ingreso hospitalario.