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El Domingo del Mar, día para orar por los marineros

Este domingo, 9 de julio, se celebra el Domingo del Mar, una jornada para recordar a tanta gente que trabaja en los barcos en diferentes ámbitos, lejos de su familia y, en ocasiones, sin poder asistir a la Eucaristía.

Loreto Rios·9 de julio de 2023·Tiempo de lectura: 4 minutos

El obispo Brendan J. Cahill celebra misa para la tripulación filipina del buque Bow Star, en Texas, 2021 ©CNS photo/Rhonda Cummins/courtesy of The Catholic Lighthouse

El Domingo del Mar se celebra todos los años desde 1975 el segundo domingo de julio. El cardenal Michael Czerny, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, ha publicado un mensaje para la celebración de este día.

Las embarcaciones: medio de evangelización

El cardenal ha señalado en su mensaje que, desde el principio, las embarcaciones han servido como cauce de evangelización. “Ya desde el principio, el Evangelio llegó a todos los rincones del mundo a través de grandes embarcaciones (…). En los Hechos de los Apóstoles, así como en otros escritos del Nuevo Testamento, se nos narra, de diferentes maneras, cómo los mensajeros de la Buena Nueva vivían y transcurrían su tiempo con los trabajadores del mar, a veces incluso durante meses, compartiendo con ellos una cotidianidad y abriéndoles la mente y el corazón a la fe”. Más adelante, ha añadido: “Mientras los apóstoles permanecían embarcados, hablaban de Jesús a las tripulaciones y, cuando llegaban a las ciudades portuarias, reunían a las comunidades: estaban, pues, presentes en un mundo que hoy es cada vez menos conocido”.

Por otra parte, el prefecto ha comentado que en este domingo se invita a los católicos de todo el mundo a “no olvidar cuáles son nuestros orígenes” y a “rezar por quienes trabajan hoy a bordo de embarcaciones”. Asimismo, ha querido recordar que muchas personas no podrán celebrar hoy la Eucaristía por estar embarcados. “A los que están hoy en el mar, queremos, pues, hacer llegar un mensaje coral: la Iglesia está cerca de ustedes”, ha asegurado el cardenal.

Para concluir ha pedido a la Estrella del Mar, María, que interceda por todos.

La pastoral del mar

Una de las pastorales más desconocidas de la Iglesia es el Apostolado del Mar, que recibe el nombre de “Stella Maris”. Se trata de una organización internacional que pertenece a la Iglesia católica. Aunque ya existían antes misiones católicas que atendían a las tripulaciones, la fundación de lo que hoy conocemos como Pastoral del Mar tuvo lugar en Glasgow en 1920 a manos del padre Egger, el monje franciscano Peter Anson y el laico Arthur Gannon. El emblema de Stella Maris representa el Sagrado Corazón de Jesús en un ancla.

La organización fue aprobada por el Papa Pío XI en 1922. Por su parte, en 1952, en la constitución apostólica Exsul Familia, el Papa Pío XII sentó las bases para constituir la estructura del Apostolado del Mar a nivel mundial.

En España, Stella Maris está presente desde 1927. Según señala la web de la Conferencia Episcopal, su “objetivo es brindar a la gente del mar, a través de sus centros Stella Maris, la asistencia humana y espiritual que puedan necesitar para su bienestar durante su estancia en el puerto, así como el apoyo a sus familias. Esta actividad se realiza de manera totalmente desinteresada y va dirigida a todos los marineros de cualquier raza, nacionalidad y sexo, respetando siempre su cultura, religión o ideología. El Stella Maris – Apostolado del Mar visita los barcos y se pone a disposición de la tripulación”.

Por su parte, la página oficial de Stella Maris en España indica que “la pastoral del mar en España trabaja por el bienestar de la gente de mar, marineros y pescadores de todo el mundo, procurando ofrecer un hogar lejos de su hogar a todos aquellos que llegan a nuestros puertos”.

El nombre, Estrella del Mar, es una antigua forma de referirse a María. En su carta apostólica Stella Maris, sobre el Apostolado Marítimo, de 1997, el Papa Juan Pablo II señaló que “‘Stella Maris’ es, desde hace mucho tiempo, el título preferido con el que la gente del mar se dirige a la Virgen María, en cuya protección siempre ha confiado. Jesucristo, su Hijo, acompañaba a sus discípulos en los viajes en barca, les ayudaba en sus afanes y les calmaba las tempestades. Así también la Iglesia acompaña a los hombres del mar, preocupándose de las peculiares necesidades espirituales de esas personas que, por motivos de diversa índole, viven y trabajan en el ambiente marítimo”. Esta carta apostólica supuso el primer documento específico sobre el tema del apostolado marítimo.

En ella se define qué se entiende por “gente de mar”, y se dan algunas directrices para la pastoral del mar, como, por ejemplo, que los navegantes no están obligados a cumplir la abstinencia ni el ayuno, aunque se aconseja que lo intenten observar el día de Viernes Santo. Por otra parte, también se dan pautas para la labor de los capellanes en los barcos, entre otras, que “el capellán de la Obra del Apostolado del Mar, que es designado por la autoridad competente para desempeñar su ministerio en los viajes por barco, está obligado a prestar asistencia espiritual a todos los que hacen el viaje, ya sea por mar, por lago o por río, desde el inicio y hasta el fin del mismo”.

Desde 2017, la pastoral del mar depende del Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral.

Stella Maris en Ucrania

La labor del Apostolado del Mar ha tenido especial relevancia en crisis como la del covid o la invasión de Ucrania. El último boletín de Stella Maris, de marzo de 2023, indica que durante la pandemia muchas tripulaciones “pasaron meses sin poder desembarcar y ni tan siquiera pisar tierra, con dificultades para comunicarse con casa, a veces con familiares enfermos de covid, muy frecuentemente con trabas administrativas para poder regresar a sus países de origen”.

Ahora, los marinos se enfrentan a otra crisis con la guerra de Ucrania. “El Mar Negro se ha vuelto virtualmente intransitable para los buques, dejando a miles de marinos en el fuego cruzado. (…) Stella Maris de Odessa, desde el comienzo de la guerra, se mantuvo en contacto con algunos capitanes de barcos que se hallaban en puertos del Mar Negro, asistiéndoles en la medida de lo posible y brindando asistencia para transportar a las esposas e hijos de los marinos a la frontera de Ucrania, para su posterior evacuación”, indica el mismo boletín.

Por su parte, Stella Maris de Gdinya (Polonia) ha acogido en un resort a familias de marinos que estaban en zonas de guerra. “En Barcelona hemos encontrado marinos que desembarcaban y deseaban volar precisamente a Polonia para reunirse con sus familias, habiendo facilitado desde Stella Maris la compra de billetes de avión, dado que ellos con sus tarjetas de crédito no podían hacerlo. El ofrecerles nuestra red wifi o tarjetas sim para poder hablar con sus familiares ha sido y es también una importante ayuda. A bordo de los buques coinciden con frecuencia marinos rusos y ucranianos juntos, lo cual en ciertos momentos habrá representado sin duda momentos de tensión. Sin embargo, en general, hemos detectado que el sentido de tripulación ha predominado sobre el efecto de la guerra (…)”, indica el boletín.

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