Vaticano

«Dios pedirá cuentas a quien no ha buscado la paz»

Maria José Atienza·20 de octubre de 2020·Tiempo de lectura: 4 minutos

El papa Francisco participó en el Encuentro Internacional de Oración por la Paz «Nadie se salva sólo – Paz y Fraternidad» promovido por la Comunidad de Sant’Egidio durante la tarde del 20 de octubre y que reunió, en Roma, a representantes de las principales confesiones del mundo.

El encuentro, que comenzó pasadas las 16:00 h. se desarrolló en dos partes. El primer momento estuvo centrado en la oración por la paz de las distintas confesiones. La Basílica de Santa María de Aracoeli acogió la oración del Papa Francisco junto con el Patriarca de Constantinopla, Bartolomé I, y los representantes de las diversas iglesias ortodoxas y protestantes; mientras que los judíos se reunieron en la Sinagoga y por último, musulmantes y representantes budistas y de las religiones orientales en locales de los Museos del Capitolio.

Durante este encuentro de oración, el papa glosó el pasaje de Mateo en el que narra la crucifixión de Cristo y cómo el mal ladrón le lanza aquel desafío ¡Sálvate a ti mismo!, una tentación, que quiso señalar Francisco «es la tentación de pensar sólo en protegerse a sí mismo o al propio grupo, de tener en mente solamente los propios problemas e intereses, mientras todo lo demás no importa».

El Papa quiso también advertir que este egoísmo del alma termina creando un Dios a nuestra medida «cuántas veces queremos un dios a nuestra medida, más que llegar nosotros a la medida de Dios; un dios como nosotros, más que llegar a ser nosotros como Él. Pero así, en vez de la adoración a Dios preferimos el culto al yo». En el Calvario, señaló el Santo Padre, «tuvo lugar el gran duelo entre Dios que vino a salvarnos y el hombre que quiere salvarse a sí mismo; (…) Los brazos de Jesús, abiertos en la cruz, marcan un punto de inflexión, porque Dios no señala con el dedo a nadie, sino que abraza a todos».

La oración, raíz de la paz

Una vez concluido el rato de oración, los distintos líderes religiosos acudieron a la Plaza del Capitolio, en presencia también del Presidente de la República Italiana y de la alcaldesa de Roma. En sus palabras de acogida, el profesor Andrea Riccardi quiso destacar que «hoy hemos rezado unos con otros porque la oración es la raíz de la paz«. La última encíclica del Papa Francisco, Fratelli Tutti, y su tema central: la fraternidad y la amistad social, fue repetidamente recordada por los asistentes, como Sergio Mattarella, Presidente de la República Italiana, que quiso recordar cómo «el espíritu de Asís se renueva hoy en Roma en un tiempo difícil en el que la pandemia ha puesto de evidencia nuestra común fragilidad» y ensalzó el papel de las religiones en el trabajo por la paz y las salidas de las crisis «el testimonio de las religiones puede ayudar al mundo a salir de la resignación con confianza «

También Bartolomé I, patriarca de Constantinopla, quiso subrayar, recordando la Fratelli Tutti y Laudato Si’ cómo «para construir la fraternidad que lleva a la paz y la justicia, para sentirnos familiares, tenemos que comenzar por cuidar nuestra casa común en la que nos encontramos todos y todo lo creado por Dios» (…) las grandes religiones y sus textos sagrados nos muestran un cuadro en el que el hombre es parte de la creación con todo lo que contiene, la casa común es un espejo en el que se ve reflejada nuestra imagen «

También tomaron la palabra el musulmán, Mohamed Abdelsalam Abdellatif, secretario general del Comité Superior de la Fraternidad Humana, Haïm Korsia, rabino mayor de Francia, Shoten Minegishi, monje budista y un representante sij.

La paz, tarea primordial en la política

En su intervención, con la que se cerraron las palabras en la plaza, el Papa Francisco recordó el espíritu de Asís que ha dado lugar a estos encuentro de diálogo y oración por la paz entre representantes de la comunidad de Sant’Egidio. En este sentido recordó que aquel encuentro encerraba «una semilla profética» que ha ido maduran en ecuentros e ideas» y, aunque son evidentes los conflictos y tensiones actuales, el Papa destacó que «debemos reconocer los pasos que se han dado en el encuentro entre religiones y lo que se ha trabajado como hermanos» que ha dado lugar a avances como el “Documento sobre la Fraternidad Humana por la paz mundial y la convivencia común”. 

Como quiso recordar el Papa, «el mandamiento de la paz esta inscrito en lo profundo de las religiones, la diversidad de religiones no justifica la enemistad sino que las religiones están al servicio de la paz»; por todo ello, destacó «impulso a los creyentes a rezar por la paz, a no resignarse a la guerra. Poner fin a la guerra es el deber de los líderes políticos ante Dios. Dios pedirá cuentas a quién no ha buscado la paz y han fomentado las tensiones y la guerra».

Nadie se salva sólo

¿Cómo prevenir conflictos?¿Cómo pacificar a los señores de la guerra?... se preguntó el Papa «ningún pueblo puede, por sí sólo lograr la paz. La lección de la pandemia es la de ser una comunidad que navega una barca común donde el mal de uno, perjudica a todos, nadie se salva sólo», concluyó el Santo Padre.

Tras las palabras del Papa, los asistentes guardaron un minuto de silencio en memoria de las víctimas de la pandemia y de todas las guerras al que siguió la lectura del manifiesto por la paz. Un manifiesto que los líderes religiosos dieron, simbólicamente, a un grupo de niños de diversas nacionalidades y religiones y ellos entregaron a otros presentes. El encuentro que terminó con el gesto simbólico del encendido del candelabro de la paz y la firma de este manifiesto por los diferentes representantes religiosos.

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