El 9 de febrero se lanza en toda España la nueva Campaña de Manos Unidas 2017 contra el hambre en el mundo bajo el lema: “El mundo no necesita más comida. Necesita más gente comprometida”.
–Clara Pardo. Presidenta de Manos Unidas
La FAO asegura que se produce lo suficiente para alimentar a casi el doble de la población mundial. Sin embargo, unos 800 millones de personas siguen pasando hambre a día de hoy y no se les reconoce de manera real su derecho fundamental a alimentarse de manera segura, suficiente y nutritiva. Estamos ante la “paradoja de la abundancia”, decía san Juan Pablo II: hay alimentos para todos, pero no todos pueden acceder a ellos. El Papa Francisco define la situación como un “grave escándalo”. De hecho, cada año el hambre mata a más personas que el sida, la malaria y la tuberculosis juntos.
Por eso el jueves 9 de febrero se lanza en toda España la Campaña contra el Hambre en el mundo 2017 promovida por Manos Unidas con el lema: “El mundo no necesita más comida. Necesita más gente comprometida” y dentro del marco global de la “Campaña Trienal de Manos Unidas contra el hambre 2016-2018”. Al día siguiente se celebrará el Día del Ayuno Voluntario. Y el domingo, 12 de febrero, tendrá lugar en todas las parroquias la colecta para Manos Unidas, Organización No Gubernamental para el Desarrollo, de voluntarios, católica y seglar, y Asociación de fieles de la Iglesia católica en España para la ayuda a los pueblos desfavorecidos.
A lo largo del resto de febrero en las 71 delegaciones diocesanas se tendrán actos, conferencias y testimonios misioneros y misioneras, laicos y especialistas para sensibilizar a la sociedad frente al escándalo/paradoja del hambre y la necesidad de personas comprometidas, generosas y solidarias.
La Campaña contra el hambre viene celebrándose desde hace casi 60 años, cuando un grupo de mujeres de Acción Católica de España hizo suya la declaración de “guerra contra el hambre en el mundo” y lanzó la primera Campaña en sintonía con el manifiesto de la Organización Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas (UMOFC). Pero a pesar de los esfuerzos realizados, el hambre sigue siendo un complejo y acuciante problema. Manos Unidas lo afronta desde la reflexión concreta y en el marco ético-jurídico compartido con instituciones relevantes como la FAO, pues en realidad el hambre escapa a una mera reflexión estadística y se convierte en una llamada a la conciencia universal ante un problema humano que a todos debería apremiar.
La geografía del hambre señala, principalmente, a los países en desarrollo, donde casi el 13% de la población está desnutrida. Dos tercios del total de personas que pasan hambre se encuentran en Asia. Sin embargo, es África subsahariana la región del mundo donde se sitúa el porcentaje más alto de personas hambrientas: una de cada cuatro personas está desnutrida y esta es la causa del 45 % de las muertes de niños y niñas menores de cinco años; más de tres millones cada año. Uno de cada cuatro niños y niñas en el mundo padecen retraso en el crecimiento; esta cifra se incrementa a uno de cada tres en los países en desarrollo. En esos pueblos hay 66 millones de niños y niñas que acuden al colegio con hambre. Son datos inaceptables que piden a gritos un compromiso firme y decidido.
La reducción de los alimentos a “mercancías”, un sistema de producción que privilegia el beneficio económico sobre las personas y su derecho a la alimentación, y el problema de la pérdida y desperdicio de alimentos son algunas de las causas fundamentales del hambre. Causas que están ligadas a unos estilos de vida individualistas, centrados en el consumo y en sistemas comerciales y de distribución inadecuados.
Es en el mundo desarrollado y en los hogares donde se produce el escandaloso volumen de desperdicio. En España, de los 8 millones de toneladas desperdiciadas anualmente, más del 60 % procede del ámbito doméstico (¡63 kg anuales por persona!). El hambre es un hecho real, un problema ético-social que necesita el compromiso de todos: Estados, Administraciones y ciudadanos, con solidaridad, sin egoísmos.
Manos Unidas basa su acción en el Evangelio, en la Doctrina Social de la Iglesia y en las directrices de los Papas. Y fundamenta su lucha contra el hambre y las causas que la provocan, consciente de que son pluricausales, desde el análisis de la insostenibilidad del modelo actual, manifestando la urgencia de un modelo global de producción agrícola y consumo sostenibles, al margen de las redes de especulación, pero abierta al comercio justo. Además, una producción agrícola que sea respetuosa con el medioambiente, que garantice el consumo local. Y un aprovechamiento integral de la producción agrícola que minimice las pérdidas de alimentos, especialmente en los países en desarrollo, sobre todo en la cosecha, el almacenamiento y el transporte, y controle el desperdicio de alimentos sobre todo en los países desarrollados a través de la mejora de la distribución, el etiquetado y las pautas de consumo.
Para combatir el hambre que condenan la vida presente y futura de millones de personas, en 2015 Manos Unidas materializó 595 nuevos proyectos por un valor de 38.903.487€ que, sumados a los iniciados en años anteriores, dan un total de 938 proyectos en ejecución en 58 países de África, Asia y América, de los que se benefician más de dos millones de personas. El sector más apoyado fue el educativo con 219 proyectos, seguido del de promoción social (104), salud (103), promoción de la mujer (85) y agrícola (84).
Y para poder continuar con esta batalla, Manos Unidas apela, desde estas líneas, al compromiso de la sociedad española, porque “El mundo no necesita más comida. Necesita más gente comprometida”.