El consistorio extraordinario que se celebrará los días 29 y 30 de agosto será el primero de este tipo convocado por el Papa Francisco desde 2015. Anteriormente, era costumbre que, una vez convocados los cardenales a Roma para la creación de los nuevos birretes rojos, se aprovechara también para celebrar un consistorio extraordinario, es decir, una reunión de todos los cardenales sobre temas de interés común.
El Papa Francisco había mantenido esta práctica para el Consistorio de 2014 y el de 2015. En 2014, el tema fue la familia, vio el informe del cardenal Walter Kasper e introdujo el gran debate sobre el tema del Sínodo Especial sobre la Familia. En 2015, el tema fue en cambio la reforma de la Curia, y contó con varios informes de los cardenales que participaron en la reforma, así como con un amplio debate.
Tras el Consistorio de 2015, el Papa Francisco convocó a cardenales de todo el mundo para la creación de nuevos birretes rojos en 2016, 2017, 2018, 2019 y 2020. Cinco consistorios más que, sin embargo, no tuvieron a continuación una reunión general. Mientras tanto, los trabajos de reforma de la Curia continuaron y se finalizaron. Y al mismo tiempo, el Colegio de Cardenales estaba siendo profundamente modificado.
Ahora el Papa Francisco retoma esta costumbre del consistorio extraordinario, pero todo ha cambiado. Empezando por la propia cara del Colegio de Cardenales. Veamos cómo.
Cambios en el Colegio de Cardenales
En el Consistorio de 2015, el Papa Francisco había creado 15 cardenales electores y 5 no electores. En los siguientes consistorios, creó 73 cardenales más, de los cuales 48 son electores. El rostro del Colegio de Cardenales ha cambiado profundamente en los últimos años, pero los cardenales no se han conocido entre sí.
Tras el consistorio de agosto, habrá 132 cardenales electores, 12 más del límite de 120 establecido por Pablo VI. A finales de 2022, otros seis cardenales cumplirán 80 años, con lo que perderán su derecho a votar en el cónclave. En total, el Papa Francisco habrá creado 82 de los 126 cardenales. Esto significa que, en un posible cónclave, los cardenales creados por el Papa Francisco serán algo más del 65%. El quórum para la elección de un Papa es de dos tercios, es decir, 84 cardenales. Los cardenales creados por el Papa Francisco serán, por tanto, sólo dos menos que el cupo necesario para elegir al sucesor a finales de 2022.
Como puede verse, se trata de un colegio cardenalicio profundamente cambiado. El debate sobre la reforma de la Curia servirá, más que nada, para que los cardenales se conozcan entre sí y sepan cuál es su posición en determinados temas. Para ello se espera también el Consistorio extraordinario del 29-30 de agosto.
Las modalidades del Consistorio
Sin embargo, el Consistorio Extraordinario será profundamente diferente a los que hemos estado acostumbrados hasta ahora. No hay ponencias, ni informes, y sólo está previsto un debate abierto para la mañana del 30 de agosto. Todos los cardenales han recibido un informe sobre la reforma de la Curia, redactado por Mons. Marco Mellino, secretario del Consejo de Cardenales, y ya publicado en L’Osservatore Romano, así como presentado en la última reunión interdicasterial.
En su informe de 11 páginas, el obispo Mellino se detiene en algunos aspectos particulares de la reforma. Entre los detalles interesantes está el hecho de que el texto del «Praedicate Evangelium» -así se llama la constitución apostólica que regula las competencias y tareas de los cargos de la Curia a partir de junio de 2022- está firmemente en manos del Papa desde 2020, y que por tanto cualquier cambio posterior debe atribuirse sólo al Santo Padre, en su papel de legislador supremo.
Luego está la cuestión del papel de los laicos, que ahora -como sabemos- pueden convertirse en jefes de los dicasterios de la Curia Romana. Mellino interpreta así el canon que prevé la cooperación de los laicos en la potestad de los ministros ordenados como un «tener parte» de la misma potestad, entendiendo que hay tareas y prerrogativas que sólo pueden concernir a los ministros ordenados.
Mellino explica también el énfasis puesto en el tema de la evangelización, así como en el de la Caridad. Por eso se decidió transformar la Limosnería Apostólica en un verdadero dicasterio de la Curia Romana.
El texto, sin embargo, es sólo una introducción, y muchos cardenales ya están preparando sus comentarios. En general, por lo que se desprende de varias conversaciones, los cardenales se centran en la sustancia más que en la funcionalidad. La cuestión ya no es cómo se organiza la Curia, sino si esta organización puede realmente apoyar la evangelización. ¿Habrá espacio para un debate sobre esta cuestión?
Las diferencias con el último consistorio extraordinario
Todo está por ver. En 2015, 164 cardenales de todo el mundo participaron en el Consistorio. Hubo un primer informe extenso sobre cuestiones económicas, con informes del Cardenal George Pell, entonces Prefecto de la Secretaría para la Economía; el Cardenal Reinhard Marx, Presidente del Consejo para la Economía; Joseph F.X: Zahra, Vicepresidente del Consejo para la Economía; y Jean-Baptise de Franssu, Presidente de la Junta de Superintendencia del IOR.
Luego, al día siguiente, hubo un informe del Consejo de Cardenales (entonces C9) sobre la reforma de la Curia. A continuación, el cardenal Sean O’Malley habló de la Comisión Pontificia para la Protección de los Menores, que acaba de ser creada.
Esta vez, aparte del informe del obispo Mellino, no está previsto ningún otro informe. En su lugar, se llamará a los cardenales para que se dividan en grupos lingüísticos, cada grupo con un moderador, y sólo en estos pequeños grupos tendrá lugar el debate. Un poco como lo que sucede en el Sínodo, después de todo.
En el debate de la mañana del 30 de agosto, los moderadores expondrán las conclusiones de los grupos y habrá espacio para el debate. Pero seguirá siendo un debate de duración limitada. Por la tarde, tendrá lugar la misa del Papa con los nuevos cardenales, que pondrá fin a estos tres días de nombramientos.
Para conocerse, los cardenales tendrán dos almuerzos y dos cenas juntos, y algún debate al margen. Comentarán la reforma de la Curia, pero conscientes de que la reforma ya es una realidad y ya está estructurada: no se puede cambiar, o al menos no sustancialmente.
¿Un nuevo tipo de consistorio?
Ciertamente, es una fuerte ruptura con la tradición de los consistorios. Los Consistorios fueron especialmente importantes en la Edad Media como órgano de gobierno, y también sirvieron como tribunal de justicia. El Papa Inocencio III llegó a convocar tres reuniones de los cardenales por semana.
Tras la reforma de la Curia por parte de Sixto V en el siglo XVI, los consistorios perdieron su peso de gobierno. Los cardenales asistían al Papa en el gobierno de la Iglesia a través de su trabajo en las congregaciones vaticanas, mientras que los consistorios se convocaban para dar solemnidad a ciertos momentos importantes de la Iglesia.
Hay que decir que el consistorio adquirió una importancia renovada tras el Concilio Vaticano II. El padre Gianfranco Grieco, historiador del Vaticano para el L’Osservatore Romano, en su libro “Pablo VI. Ho visto, ho creduto» («He visto, he creído»), contaba cómo el Papa Montini siempre quería que los cardenales reunidos en el consistorio le esperaran a su regreso de un viaje internacional, para intercambiar con ellos las primeras opiniones del viaje.
Juan Pablo II convocó seis consistorios extraordinarios durante su pontificado, en los que se trataron diversos temas como la renovación de la Curia, la Iglesia y la cultura, la situación financiera, el Jubileo, las amenazas contra la vida, el desafío de las sectas.
Benedicto XVI también solía preceder los consistorios para la creación de nuevos cardenales con momentos de intercambio. Queda por ver si este nuevo formato deseado por el Papa Francisco es sólo una forma extraordinaria de organizar los consistorios o si se formaliza como una nueva modalidad. Ciertamente, el próximo consistorio extraordinario tiene su propia particularidad que hay que tenerla en cuenta.