En 1827 Alessandro Manzoni publicaba la primera edición de su novela “Los novios” (en el original, “I promessi sposi”). La segunda edición, muy revisada, vendría en 1840. La trama se sitúa en Lombardía, norte de la actual Italia, entre 1628-1630, y cuenta la historia de Renzo y Lucía, que quieren casarse, pero encuentran una serie de impedimentos civiles y eclesiásticos para ello. En este escueto artículo me propongo indicar cuatro notas principales sobre esta obra, que es, por cierto, una de las preferidas del Papa Francisco.
El amor en “Los novios”
La primera nota es que se trata de una novela histórica, es decir, que, en medio de su narración ficticia, cuenta sucesos realmente ocurridos, como es el caso del dominio español en Milán, la monja de Monza, la gran peste de 1629-1631, la revuelta del pan en Milán o la vida del cardenal Federico Borromeo. En determinados momentos el autor se permite hacer digresiones al hilo principal de la trama para contar esos episodios paralelos, que mucho enriquecen la narrativa y le confieren cierto rasgo didáctico.
Después, la segunda nota es la del amor noble entre Renzo y Lucía. Ellos tienen personalidades muy diferentes entre sí, reaccionan de modos bastante distintos a las mismas situaciones, pero saben que se complementan y ven con claridad que su destino es estar unidos. Que el respeto mutuo, el amor y la fidelidad sean los fundamentos de una vida matrimonial feliz es mucho más que una bella frase.
Una rica antropología
En tercer lugar, destaca el tema de la esperanza en dos claves distintas. De un lado, frente a las dificultades causadas por uno mismo: Renzo se mete en muchos líos por debilidad propia, y está llamado a no desanimarse si quiere cumplir el objetivo de casarse con Lucía. De otro lado, frente a las dificultades causadas por errores ajenos: si no fuera por el nefasto carácter de Don Rodrigo todo estaría en paz desde el inicio. Pero con la fuerza del perdón y la confianza en la Providencia divina –ambos anclados en la esperanza– esas contrariedades son siempre superadas.
Por último, la cuarta nota de “Los novios” viene a ser la riqueza de matices en la caracterización de los personajes, con sus acciones y reacciones proporcionadas. A lo largo de la lectura yo personalmente – y espero que tú también – fui sometido a una avalancha de emociones tan distantes entre sí como son la conmoción, la decepción, la risa, la pena, la admiración, el enfado, la nostalgia, entre otras. De la mano del narrador circularás entre militares, hambrientos, religiosos, políticos, nobles y una amplia gama de gente normal, trabajadores de clase media, como son los mismos dos protagonistas.
“Los novios” presenta, en resumen, el verdadero amor entre un hombre y una mujer sencillos, que desde el noviazgo buscan no el bien propio, sino el del otro. Así y solo así son capaces de, con la ayuda del que instituyó el mismo sacramento del matrimonio, Dios, vencer todo y cualquier obstáculo que se les oponga.