Leonardo Torres Quevedo (28 de diciembre de 1852 – 18 de diciembre de 1936) fue un ingeniero de caminos, matemático e inventor. En 1887 patentó el teleférico, uno de los cuales se lo encargó la empresa Whirpool para las cataratas del Niágara, donde sigue funcionando en pleno siglo XXI. Además, mejoró la tecnología de los dirigibles logrando que prácticamente todos los modelos construidos a lo largo del siglo XX y XXI se basen en sus patentes, y creó el primer mando a distancia (lo llamó telekino), un aparato con el que lograba mover en cualquier dirección y hasta una distancia de dos kilómetros una embarcación en Bilbao, ante los atónitos ojos de una multitud de personas entre las que se encontraba el mismísimo rey de España. Este telekino fue el primer ejemplo de la nueva ciencia que fundó, la automática, basada en control de accionamientos mediante mecanismos electromecánicos. Después desarrolló el primer computer game, un robot que jugaba al ajedrez contra una persona. Por este motivo se le considera también pionero de la inteligencia artificial. Aunque su obra cumbre, de 1920, es el aritmómetro. Se trata de la primera calculadora digital, el antecesor del ordenador moderno. Este equipo constaba de memoria, unidad aritmético-lógica que incluía totalizador, multiplicador y comparador, y unidad de control con la que elegir el tipo de operación. Por último, una máquina de escribir hacía las veces de interfaz gráfica, ya que los datos para las operaciones se introducían mediante su teclado y los resultados se imprimían en un papel. Leonardo también trabajó en el campo de la matemática. En 1893 publicó su “Memoria sobre las Máquinas Algebraicas”, en la que demostraba con ideas innovadoras cómo resolver de forma mecánica ecuaciones de ocho términos, obtener raíces imaginarias y no sólo las raíces reales, o ecuaciones de segundo grado con coeficientes complejos. Además, también destacó en el campo de las letras, llegando a ocupar la silla del célebre escritor Benito Pérez Galdós en la Real Academia Española de la Lengua. Pero ante todo era un devoto católico que se maravillaba leyendo el catecismo y que tenía por costumbre comulgar todos los Primeros Viernes de mes, de acuerdo con lo indicado en las apariciones del Sagrado Corazón de Jesús a Santa Margarita Alacoque.
Universidad Pública de Navarra.
Sociedad de Científicos católicos de España