“Vale la pena dar un sí grande a la vida pero no con un simple eslogan sino cuidando a los protagonistas”. Hoy charlo con Elvira Casas, presidenta de la asociación Hogar de María, en la que se ayuda a mujeres durante todo su embarazo y el primer año de vida del bebé. Aquí resulta nuclear el trato tú a tú, sin frialdades, entrando en el meollo de la intimidad de las madres. Las ven semanalmente para conocerlas y acercarse a ellas. El tiempo que están en la asociación contribuye a un fuerte vínculo con la coordinadora. Y lo más importante: las madres se hacen amigas. Ahí está el quid, porque descubren que tienen muchas cosas en común. Amigas en un momento decisivo de sus vidas. Amigas que tiran para arriba. Así se les ayuda mejor. El secreto no está en charlas moralizantes sino en que se sientan queridas y animadas.
La propuesta incluye numerosas alternativas. Hay talleres o actividades de diferentes temáticas. “Si viene un voluntario se le pregunta qué sabe hacer y se le encomienda lanzarse a aquello en lo que está más experimentado”, me cuenta Elvira. Existen también charlas apodadas “pinceladas espirituales”: unas semanas se habla de virtudes, otras se comenta un pasaje del Evangelio, incluso se les explica algún sacramento. Aceptan a todas las madres de cualquier religión y buscan aportarles formación. Se les da la opción de asistir a la catequesis para recibir algún sacramento o ponerse más cerca de Dios. Cada semana se les imparte una charla sobre temas de maternidad, como el embarazo, la salud o la forma de criar del bebé. Se les entrega un lote de lo que llaman productos maternales, ya sean pañales o alimentos para el peque. Todo gracias a los benefactores que realizan las colaboraciones.
Esta asociación tiene dos pilares: la ayuda en la maternidad y la evangelización. Es un proyecto encomendado a la Virgen María. La asociación tiene 11 sedes y próximamente se abrirán más. “Atendemos a 180 mamás, aunque desde 2014, que es cuando se fundó, habrán pasado más de 1000 mamás con sus respectivos bebés. Hay muchos colaboradores y voluntarios. Unos ayudan de forma esporádica y otros se comprometen semanalmente. Tenemos más de 200 colaboradores que ayudan de una forma u otra. Algunas veces son presencialmente en las sedes y otras veces son empresas que colaboran con productos o económicamente. Toda la financiación es privada”, nos comentan.
Elvira nos cuenta cómo se nota especialmente la mano de Dios en algunas historias: “una mujer que llegó al hogar estaba sola, sin vivienda, sin trabajo, sin papeles, con su familia en otro país. Embarazada de ocho semanas. Tenía decidido abortar. Encontró nuestro folleto que alguien había dejado allí en la sala de espera del abortorio. Fue muy espectacular, totalmente providencial. Cuando llega una mamá nueva se le dice que la Virgen le ha traído aquí. Le dijeron que no estaba sola, que le iban a acompañar. Se les suele asignar un ángel, que es una persona que se dedica cien por cien a ella, como una hermana, un apoyo para que no se sientan solas y sean muy conscientes de su casuística. Hablan con su trabajadora social. Trabajaron en ello para mejorar su situación y la llegada del bebé”.
A las madres también les dan en ocasiones apoyo psicológico derivándoles a profesionales. “Nos sentimos como un medio de Dios para poder ayudar a cada una de estas mujeres”, confiesa la presidenta, que se ha sentido muchas veces abrumada al sentir la fuerza del Espíritu Santo cuando ha afrontado una conversación complicada que superaba sus fuerzas: “doy gracias por cada una de estas madres, que son muestra de mujeres valientes, que luchan y salen adelante con todo en su contra. Decir sí a la vida es de valientes y de enamoradas”.