Dirección y guión: Sean Patrick O’Reilly
EEUU, Canadá 2019
Alex es un pez loro que se gana la vida como conserje en los hermosos y poblados arrecifes de coral, donde viven todo tipo de criaturas marinas en un hábitat que el propio protagonista mantiene pulcro y multicolor.
La vida de todos los habitantes de la comunidad se verá amenazada por una extraña mancha negra, al principio anodina, pero que empezará a afectar más y más sus vidas. Ante la negativa del rey de considerarlo siquiera un problema, y en su misión por limpiar los arrecifes de coral, Alex se embarca en una aventura que le llevará más allá de lo desconocido (por supuesto, la mancha negra no será otra cosa que las fugas de petróleo de una refinería)
De clara vocación concienciadora, la historia está narrada en el más puro estilo de boletín medio ambiental. Un pez humilde que quiere hacer bien las cosas, mientras los humanos perforan en busca de petróleo que se está filtrando al resto del mar. Hay una misión, una aventura, y muchos chistes y personajes para entretener a los más pequeños.
Para los que pidan algo más que esto, el resto de los factores de la película no acaban de cuajar. Pasa de puntillas sobre los porqués de la historia y la animación es menor que la mayoría de los estrenos cinematográficos. Es la ópera prima en cine de su director, escritor y productor, y esto se palpa en el resultado completo de la obra, quizá más comparable a los programas animados de televisión.
En definitiva, Go Fish: Salvemos el mar es una película épica cuyas grandes virtudes serán más apreciadas por los pequeños. Consisten en ser colorida, brillante, estar protagonizada por un amplio elenco de peces de todo tipo y condición, desde tiburones a anguilas, tener moraleja y durar apenas una hora y cuarto. Toda la producción es una fábula al más puro estilo cuento con moralina para antes de acostar. Y por tanto, es un divertimento para familias y sus niños. Un viaje de descubrimiento de las distintas criaturas marinas y su forma de vivir.