Agosto marca el inicio del año académico en los Estados Unidos. Escuelas de educación primaria, media y superior tanto públicas como privadas regresan a las aulas, iniciando un nuevo ciclo lectivo. Las escuelas católicas no son la excepción. En el país hay 5,920 escuelas de enseñanza primaria y media superior (bachillerato) con 1 millón 700 mil estudiantes. Asimismo, hay más de 200 universidades católicas a donde acuden aproximadamente 700 mil alumnos. La más antigua es la Universidad de Georgetown en Washington D.C., fundada por los jesuitas en 1789.
En el país muchas escuelas de educación básica y media son «escuelas parroquiales» que nacieron como parte integral de la comunidad parroquial y forman parte de la parroquia; otras son administradas por congregaciones religiosas dedicadas a la educación. Estas instituciones destacan por la fe y los principios cristianos que transmiten a los educandos: la moral cristiana, el respeto, el servicio y la autodisciplina. No son cuestiones irrelevantes especialmente en el ambiente que se vive en las escuelas públicas, lugares donde se inculca a los alumnos ideas contrarias a la fe tales como: la ideología de género o el aborto. Otro elemento por el que destacan las instituciones católicas es la excelencia académica y la innovación.
En los últimos años algunas instituciones católicas han iniciado programas para estar a la vanguardia en la ciencia y humanidades de forma que los alumnos puedan iniciarse tempranamente a la universidad o al menos lleguen con bases sólidas. Según la Evaluación Nacional del Progreso Educativo (NAEP, por sus siglas en inglés), en el 2021 los estudiantes de escuelas católicas de primaria tuvieron un mejor desempeño en lectura y matemáticas en comparación con las escuelas públicas. Asimismo, la tasa de graduación de las escuelas secundarias es de 99%. El 85% de los graduados asiste a la universidad. Las instituciones educativas católicas incorporan en sus planes de estudio la fe, la cultura y la vida. Es un esquema en cuyo proceso se involucran y participan: los alumnos, los padres de familia, los docentes y directivos. El cuerpo docente desempeña su profesión como un servicio a Dios, a la iglesia y a su comunidad.
Escuelas católicas en Los Ángeles
Uno de los lugares donde miles de estudiantes regresaron a las aulas fue en las escuelas católicas de Los Ángeles. El 14 de agosto 68,000 estudiantes iniciaron clases en las 250 escuelas primarias y secundarias de la Arquidiócesis. Este ciclo lectivo trae buenas noticias: han aumentado las inscripciones y siguen adelante programas innovadores en la enseñanza. Al respecto, Paul Escala, Director y Superintendente de estas instituciones señaló: «Estamos emocionados pues tras finalizar la pandemia las inscripciones se incrementaron en los últimos dos años. Este aumento es el más grande en 30 años». Asimismo, continúan con buenos resultados tres programas muy innovadores: La «Red STEM», es decir escuelas con programas orientados a la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM por sus siglas en inglés); el programa de inmersión bilingüe que cuentan con un sistema educativo dual, inglés-español e inglés mandarín; y también programas de micro escuelas, que como su nombre lo indica, son instituciones con una comunidad de menos de 100 personas.
Paul Escala también expresó su gratitud hacia la comunidad filantrópica que ayuda financieramente a las escuelas y hace posible que miles de estudiantes acudan a instituciones católicas. A diferencia de otros sistemas educativos en el mundo, las escuelas católicas de enseñanza básica y media superior en los Estados Unidos no reciben financiación pública directa del gobierno federal. Son autónomas financieramente; no obstante, hay algunos estados que cuentan con programas de ayuda financiera cuyo funcionamiento y elegibilidad varían dependiendo de cada jurisdicción. Entre ellos existen los denominados «tuition vouchers» (cupones para la colegiatura), en los cuales las familias con hijos de escuelas católicas reciben ayuda financiera; y el llamado «tax credit» (crédito educativo del impuesto), en los que el estado otorga incentivos fiscales al contribuyente y a las instituciones educativas para que estas brinden becas a sus alumnos que lo requieran. No todos los estados cuentan con esos incentivos a la educación católica, es el caso de California.
Para conocer mejor las escuelas católicas, Omnes entrevistó a Erick Ruvalcaba, jefe de misión e identidad católicas de las escuelas católicas en Los Ángeles.
¿Las escuelas católicas de California reciben algún apoyo estatal o federal, por ejemplo, los programas de «voucher» o de «tax credit»?
– No. A pesar de que las escuelas públicas se sostienen con los impuestos que todos pagamos, aquí no tenemos ese beneficio. Yo soy padre de familia y tengo hijos en escuelas católicas. Pago impuestos para subsidiar las instituciones educativas públicas. No obstante, tengo que hacer un sacrificio para pagar la colegiatura de mis hijos. Pero merece la pena pues en las escuelas públicas mis hijos no van a recibir lo que aquí les damos: los valores y principios cristianos fundamentados en la fe.
¿Cuáles son las ventajas de una escuela católica frente a una pública?
– Cristo es el centro de la experiencia educativa en nuestras escuelas. Formamos líderes con valores cristianos. Nuestros maestros transmiten a sus alumnos esa identidad católica. Dios está al centro de todo lo que hacemos. La fe se integra en nuestras actividades diarias, por ejemplo, en las misas a lo largo del año, la oración que iniciamos antes de cualquier evento, académico o deportivo. Creemos que las escuelas son un instrumento de evangelización para la iglesia. Los sacramentos dan fundamento a nuestro trabajo y los estudiantes tiene acceso a ellos. Los padres inscriben a sus hijos por los valores espirituales que les ofrecemos, pero también por la preparación académica de excelencia. Las escuelas públicas no practican la fe ni los valores cristianos.
En Los Ángeles y en otras diócesis hay escuelas que enfocan su enseñanza en torno a las materias «STEM». ¿En qué consisten estos programas?
– Tenemos siete escuelas que forman parte de la Red «STEM». En ellas se provee una formación holística que integran en el sistema de aprendizaje las matemáticas, la ciencia y la tecnología aplicada a los problemas de la vida diaria. Asimismo, tenemos diez escuelas que pertenecen al «Dual Language Immersion Program» (Programa de inmersión dual, en dos idiomas). Hay mandarín (chino) y español. En estos programas se educa a los niños para que lean, escriban y dominen el contenido académico en dos idiomas, además de fomentar un sólido carácter moral basado en las tradiciones de la Iglesia. Y finalmente tenemos 3 escuelas en la «Red de Micro escuelas». Se trata de instituciones con una comunidad reducida, de hasta 90 estudiantes enfocadas en el aprendizaje a nivel personal.
Sabemos que existe la Fundación Católica para la Educación «Catholic Education Foundation», la cual en el ciclo 2021-2022 otorgó apoyos por 13 millones de dólares para beneficiar a más de 10 mil estudiantes. ¿Cómo pueden las familias beneficiarse de una beca?
– Uno de cada seis niños en nuestras escuelas tiene becas. Asimismo, Las familias pueden solicitar la beca en la escuela donde desean inscribir a los niños y dependiendo de su situación financiera recibirán un apoyo. Cada escuela tiene su propio programa de ayuda financiera. Los padres de familia pueden contactar a los directivos de las escuelas para conocer específicamente los apoyos disponibles. Pero el dinero no debe ser un problema para inscribir a los hijos a la escuela católica.
En enero del 2023, con motivo de la semana de las escuelas católicas, que se celebra cada año en Estados Unidos, el obispo Robert Barron señaló: «Vivimos en una sociedad donde impera una filosofía materialista y secular”. «Por eso estoy convencido que especialmente ahora es necesario inculcar el ethos católico. Las escuelas católicas a las que yo asistí (desde la primaria a la universidad) me dieron la oportunidad de asistir a la Misa, a los sacramentos, a las clases de religión, todo esto enriquecido con la presencia de sacerdotes y monjas. Pero quizá lo más importante fue la manera en que esas escuelas integraron en el proceso educativo la fe y la razón».