Ucrania “es un pueblo que sufre, han sufrido mucha crueldad y merecen la paz”, exclamó el Santo Padre el miércoles en la Jornada de ayuno y oración por la paz, convocada por el Papa Francisco. Pues bien, la cristiandad se ha hecho eco, y en mayor o menor medida, muchos se han puesto a rezar a fondo por la paz en Europa, y especialmente en Ucrania.
“Reunidos en oración imploramos la paz para Ucrania», pidió el arzobispo Paul Richard Gallaguer, Secretario para las Relaciones con los Estados de la Santa Sede, en la Basílica de Santa María in Trastevere de Roma, en una celebración promovida por la Comunidad de Sant’Egidio. “Que los vientos de la guerra callen, que las heridas sanen, que los hombres, las mujeres y los niños sean preservados del horror del conflicto»:
“Estamos en comunión con el Papa para que toda iniciativa esté al servicio de la fraternidad humana», añadió Monseñor Gallagher. Sus palabras pusieron de manifiesto, en primer lugar, el dramatismo de los conflictos y la disparidad entre los que los deciden y los que los sufren, entre los que los llevan a cabo sistemáticamente y los que sufren el dolor, ha informado la agencia oficial vaticana.
“Sabemos lo dramática que es la guerra y lo graves que son sus consecuencias: Son situaciones dolorosas que privan a muchas personas de los derechos más fundamentales”, añadió. Pero aún más escandaloso, dijo, “es ver que los que más sufren los conflictos no son los que deciden si se inician o no, sino que son sobre todo los que sólo son víctimas indefensas de ellos”.
“Todos derrotados en humanidad”
“Cuánta tristeza”, destacó el arzobispo Gallagher, “en la ‘laceración’ de poblaciones enteras causada por ‘la mano del hombre’”, por “acciones cuidadosamente calculadas y realizadas de forma sistemática”, y no por “un arrebato de ira”, o “por catástrofes naturales o acontecimientos ajenos al control humano”.
“Son escenarios tan extendidos hoy en día”, señaló el Secretario de Relaciones con los Estados, “que no podemos dejar de reconocer que todos estamos ‘derrotados’ en nuestra humanidad y que todos somos ‘corresponsables de promover la paz’. Pero Dios nos ha hecho hermanos y por eso, conscientes de este escenario y llevando en el corazón el drama de los ‘conflictos que desgarran’ al mundo, nos reconocemos hermanos tanto de los que los provocan como de los que sufren sus consecuencias, y en Jesucristo presentamos al Padre tanto la grave responsabilidad de los primeros como el dolor de los últimos. Para todos, invoquemos del Señor el don de la paz”.
Invocamos la paz, pero “sin limitarnos a esperar que se alcancen y respeten acuerdos y treguas, sino implorando y comprometiéndonos para que en nosotros y en todos los corazones renazca el hombre nuevo”, unificado en Cristo “que vive en la paz y cree en el poder de la paz”, añadió.
Oración ecuménica en Kiev
En la capital ucraniana tuvo lugar esta semana la oración por la paz en la catedral católica latina de San Alejandro, en unidad con todas las comunidades del mundo, informa la Comunidad de Sant’Egidio.
“Desde que estalló la guerra en Dombás”, los dirigentes de Sant’Egidio ha convocado cada mes un momento de oración por la paz, que en esta ocasión ha tenido una solemnidad especial. En la catedral, muchos kievitas, incluidos numerosos jóvenes, participaron en la oración presidida por el nuncio en Ucrania, mons. Vysvaldas Kulbokas, que contó con la presencia de representantes de las diversas iglesias cristianas.
El nuncio destacó la importancia de la oración común: “La tentación es anteponer lo que divide y no lo que fortalece a la familia humana. Pero si damos prioridad al Reino de Dios, todo se vuelve secundario, y entonces las divisiones en las familias, los hogares, en el pueblo y entre los diferentes pueblos se vuelven secundarias, porque pierden su importancia ante el sol, que es nuestro Dios, uno para todos”.
Participaron en la oración un obispo que representaba a la Iglesia católica latina y otro en representación de la Iglesia greco-católica, junto con el obispo de la Iglesia ortodoxa armenia y otros representantes ortodoxos y protestantes, junto con las autoridades civiles.
Obispos americanos y europeos
Además del llamamiento de los obispos polacos y ucranianos, del que informó Omnes, la Comisión de los obispos de las conferencias episcopales de Europa (COMECE) y la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB) se han unido a toda la Iglesia y al pueblo de Ucrania, en sendos comunicados. En ellos, invitan a los fieles a unirse a la oración convocada por el Papa Francisco por el fin de las hostilidades en Ucrania y por la paz en el Viejo Continente.
“Instamos a la comunidad internacional, incluida la Unión Europea, a renovar su compromiso con la paz y a contribuir activamente los esfuerzos de diálogo, no demostrando la fuerza y reforzando la dinámica del armamento, sino buscando formas creativas de negociación y de compromiso basado en valores”, ha señalado el cardenal Jean-Claude Hollerich, arzobispo de Luxemburgo y presidente de la COMECE, en una declaración que expresa la gran preocupación por las actuales tensiones entre los “vecinos” del Este y manifiesta su solidaridad con los hermanos y hermanas de Ucrania.
En el comunicado, el cardenal Hollerich menciona la declaración de los obispos polacos y ucranianos, en la que llaman a los gobernantes a frenar “las hostilidades», ya que “la guerra es siempre una derrota para la humanidad”. La COMECE hace un llamamiento a todas las partes para que dejen de lado los intereses particulares y promuevan pasos que conduzcan al desarme, que busquen una solución pacífica y sostenible a la crisis, basada en un diálogo veraz y arraigado en el derecho internacional, informa la agencia vaticana.
Respetar la integridad y la independencia
“Ante la alarmante situación en Ucrania, hacemos un llamamiento a todos los líderes para que respeten la integridad territorial y la independencia política de Ucraniay participen en un diálogo constructivo para resolver pacíficamente este conflicto que afecta las vidas y los medios de subsistencia de 43 millones de ucranianos”. Así lo señala en una declaración Monseñor David J. Malloy, obispo de Rockford, y presidente del Comité de Justicia y Paz Internacional de la USCCB norteamericana.
“Unámonos al Santo Padre que, en su discurso de 2022 al cuerpo diplomático, dijo: ‘La confianza recíproca y la disposición a entablar un debate sereno deben inspirar a todas las partes en juego, para que se puedan encontrar soluciones aceptables y duraderas en Ucrania…”.
“Los obispos católicos de Ucrania y Polonia realizaron un llamamiento el 24 de enero para que los líderes se abstengan de la guerra y ‘retiren los ultimátum inmediatamente’. Hicieron un llamamiento a ‘la comunidad internacional para unir esfuerzos en solidaridad y apoyar activamente a los amenazados de todas las maneras posibles”.
“En este tiempo de miedo e incertidumbre”, concluye Monseñor Malloy, “nos solidarizamos con la Iglesia en Ucrania y le ofrecemos nuestro apoyo. Pedimos a todos los fieles y a las personas de buena voluntad que recen por el pueblo de Ucrania, especialmente el 26 de enero, para que conozcan las bendiciones de la paz”.
Macron, Putin, Zelenski
Al mismo tiempo, fuentes del Elíseo han confirmado que los presidentes francés y ruso, Emmanuel Macron y Vladimir Putin, mantuvieron el viernes una conversación telefónica de en torno a una hora, en la que, a pesar de “importantes” desacuerdos, acordaron la necesidad de una “desescalada” y de continuar con el diálogo.
Tras el encuentro telefónico entre Emmanuel Macron y Vladimir Putin, “la pelota queda en el tejado de Rusia”, señalo el Elíseo, respecto a la tensión latente en las fronteras de Ucrania, ha informado France 24. Por otra parte, un comunicado del Kremlin subrayó que las respuestas entregadas por Estados Unidos y la OTAN el pasado miércoles 26 de enero no tranquilizan a Putin, porque no abordan sus exigencias de seguridad en Europa del Este, según las mismas fuentes. Sin embargo, los dos líderes dejaron la puerta abierta para continuar con el diálogo sobre la seguridad en Europa.
Al mismo tiempo, el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, ha manifestado que cree que hay peligro, pero no tan inminente como apuntan sus aliados. En la misma línea, el titular de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, ha señalado que “Rusia no quiere una guerra”.