En los últimos días se ha difundido en medios de comunicación la imagen de una persona que lanza a dos niños desde lo alto de la valla fronteriza México-Estados Unidos (EUA). Quedaron abandonados a su suerte. Ellos son solo dos de los miles de menores que llegan a territorio norteamericano sin documentos y sin compañía.
Un incremento drástico
Desde el inicio de la administración del presidente J. Biden, se ha producido un incremento muy drástico en el número de personas que tratan de llegar a los EUA sin los documentos necesarios. El grupo más numeroso son los menores no acompañados. Sus padres probablemente pagaron miles de dólares a un “coyote” (traficante de personas) para que los llevaran con otros familiares al territorio americano. Algunos llegan a la frontera, en donde son abandonados a su suerte o dejados con adultos que no conocen. Es el drama de los menores no acompañados en la frontera México-EUA. Fueron casi 19,000 tan solo en el mes de marzo.
DATO
172.000inmigrantes indocumentados se interceptaron en el mes de marzo.
En las últimas semanas la inmigración indocumentada en los EUA ha alcanzado niveles que no se habían visto en veinte años, esto según informa la Oficina de Aduanas y Acción Fronteriza (CBP por sus siglas en inglés). Al mes de marzo se habían interceptado y detenido a 172,000 personas, lo cual representa un incremento de más del 71% con respecto al mes anterior. La mayor parte de estas personas son adultos provenientes de México y América Central, quienes huyen de la violencia, la pobreza, la falta de oportunidades y desastres naturales en sus países.
Giro del discurso político
Este incremento de cruces indocumentados tiene muchas causas, siendo una de ellas el nuevo enfoque migratorio del presidente Biden, quien cambió el discurso anti migratorio y nativista de Donald Trump por una política con un “espíritu humanitario”. El cambio radical en el discurso político, generó la impresión de que la nueva administración estaba otorgando posibilidades para emigrar.
Una buena parte de las personas interceptadas en la frontera sin documentos son deportadas (103,900 en marzo del 2021); no obstante, a los niños no acompañados, por ley no se les puede expulsar, sino que deben permanecer en custodia hasta encontrar a familiares o en su defecto sean trasladados a unidades especializadas de cuidado infantil. Se trata de un lento proceso burocrático.
Un desbordamiento
El drástico incremento de estos casos ha ocasionado un desbordamiento en la capacidad de los centros temporales de detención en la frontera. Hay una sobreocupación de lugares disponibles. A este problema se suman la pandemia y los protocolos sanitarios que se deben tomar, lo cual reduce aun más los espacios disponibles. A mediados de marzo del 2021, la CBP alojaba en sus centros temporales de detención a 4,200 niños entre los 7 y los 13 años. Otros menores son acogidos en albergues de las Caridades Católicas u otros centros especializados en convenio con las autoridades.
DATO
4.200niños entre 7 y 13 años han estado alojados en los centros de la CBP, solo en el mes de marzo.
Para resolver esta crisis, el gobierno federal norteamericano ha estado trabajando con las autoridades de los estados fronterizos para expandir la capacidad de los centros de acogida y abrir albergues temporales. También se está trabajando con el gobierno de México. El presidente Biden designó a la ex embajadora de los EUA en México, Roberta Jacobson como Coordinadora de la frontera sur. Y aunque la funcionaria, diplomática de carrera, sólo permanecerá en dicho cargo hasta finales de abril, ha emprendido una serie de acciones para aliviar la crisis, entre ellas una visita a México para dialogar con sus contrapartes y buscar soluciones al problema migratorio. Fue muy clara.
«No hagan el viaje»
En un mensaje del 23 de marzo Jacobson dijo a quienes tenían la intención de emigrar de forma irregular: “No vengan a la frontera. La frontera está cerrada. Las personas que intentan viajar a Estados Unidos de manera irregular corren el riesgo de convertirse en víctimas de delitos y trata de personas. Es un viaje peligroso. Sé que muchos pueden estar soportando dolor y dificultades, pero debo enfatizar que la frontera de Estados Unidos está cerrada. No hagan el viaje”.
Unas semanas más tarde, el 7 de abril, la vicepresidenta norteamericana Kamala Harris, sostuvo una conversación virtual con el presidente de México Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard, Secretario de Relaciones Exteriores. En la reunión, se abordaron medidas para atender el fenómeno migratorio a fin de promover una migración segura, ordenada y legal. También conversaron sobre proyectos de cooperación económica para el sur de México y Centroamérica. Ambos gobiernos coincidieron en la urgencia de implementar programas de ayuda humanitaria de emergencia en Guatemala, Honduras y El Salvador y con ello evitar la emigración de nacionales de dichos países hacia el Norte.
Alerta de los obispos
Ante esta crisis humanitaria, los obispos mexicanos y norteamericanos de las diócesis fronterizas expresaron su preocupación por los acontecimientos y pidieron soluciones que preserven la vida y otorguen una inmigración segura y ordenada. Los prelados de ambas naciones exhortaron a los líderes políticos y a la sociedad civil a trabajar juntos para acoger e integrar a los inmigrantes respetando su dignidad y preservando la unidad familiar.
“Pedimos que se dé especial atención a las poblaciones particularmente vulnerables, como los niños. Insistimos fuertemente que se implementen estructuras y haya reformas en nuestras leyes para promover una cultura acogedora para los migrantes, respetando al mismo tiempo la soberanía y la seguridad en nuestros países. Prometemos nuestro apoyo continuo a los esfuerzos de nuestros respectivos gobiernos para proteger y cuidar a las familias, así como a los individuos, que se sienten obligadas a migrar. Para lograr esto, nos comprometemos con el trabajo continuo de las organizaciones católicas en la frontera y en otros lugares que son atendidos generosamente por laicos, consagrados y clérigos».
Insistimos fuertemente que se implementen estructuras y haya reformas en nuestras leyes para promover una cultura acogedora para los migrantes.
Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos
Un problema de fondo
El problema fronterizo y sus dramas no se resolverán en unas semanas. Mientras tanto seguiremos presenciando trágicas imágenes de niños abandonados en la frontera. El sistema migratorio en los EUA dejó de funcionar desde hace varias décadas. Se podrá contener y paliar temporalmente con la ayuda de ambos gobiernos, de asociaciones civiles y religiosas. No es un asunto de muros, ni de albergues, ni de exitosas reuniones bilaterales. Es un problema de fondo que tiene que ver con la identidad, el pasado y el futuro de Estados Unidos como país. Resolverlo requiere un capital económico y político que ningún partido ni líder civil están dispuestos a pagar en este momento.