El 6 de agosto, domingo de la Transfiguración, finalizó la JMJ 2023. El encuentro de los jóvenes y el Papa terminó con una Misa de envío, durante la cual el Santo Padre se dirigió a los peregrinos en una homilía y anunció la sede de la próxima JMJ: Seúl, en Corea del Sur.
Francisco comenzó invitando a todos a preguntarse qué es lo que se llevan con ellos volviendo a la vida cotidiana tras estos días. El mismo Papa respondió al interrogante con tres verbos: “resplandecer, escuchar y no tener miedo”.
En cuanto al primer verbo, Francisco explicó que Cristo se transfiguró justo después de anunciar a los apóstoles su Pasión y Muerte. Quería darles algo de luz antes de la prueba. “También hoy nosotros necesitamos algo de luz, un destello de luz que sea esperanza para afrontar tantas oscuridades que nos asaltan en la vida”.
El Papa señaló que Jesús “es la Luz que no se apaga”. Dios ilumina toda nuestra vida, “brillamos cuando, acogiendo a Jesús, aprendemos a amar como Él”. El Santo Padre pidió que nadie se engañe a este respecto, aclaró que los actos de amor son necesarios para tener esa luz.
En relación con el segundo verbo ‘escuchar’, Francisco animó a todos a leer la Palabra de Dios, a adentrarse en el Evangelio para escuchar a Jesús, “pues Él te va a decir cuál es el camino del amor”.
Por último, el Papa animó a los jóvenes a no tener miedo. Afirmó que los jóvenes son el presente y el futuro, y es precisamente a ellos a quien Cristo dice “no tengan miedo”.
“Quisiera mirar a los ojos a cada uno de ustedes y decirles que no tengan miedo”, subrayó Francisco. “Es más, les digo algo muy hermoso, ya no soy yo, es Jesús mismo quien los está mirando en este momento”. Cristo, que conoce a cada uno, es quien dice hoy y aquí “no tengan miedo”.
La importancia de la gratitud
Tras la Misa, el Papa entregó a varios jóvenes, representantes de los cinco continentes, los símbolos de la JMJ 2023. A continuación, dirigió a todos unas palabras antes del rezo del Ángelus. Durante su alocución, señaló la importancia de la gratitud y del deseo de corresponder al bien.
“El Señor nos hace sentir la necesidad de compartir con los otros lo que Dios puso en nuestros corazones”, dijo Francisco, quien fue el primero en agradecer a las autoridades eclesiásticas y civiles su trabajo durante estos días de la JMJ, a todos los voluntarios y trabajadores, y a la misma ciudad de Lisboa. El Papa también agradeció a san Juan Pablo II que comenzara estas jornadas hace años y que interceda por ellas desde el Cielo.
El Santo Padre animó a todos a cuidar lo que Dios ha sembrado en sus corazones. “Mantengan presentes en sus mentes y en sus corazones los momentos más hermosos, para que así, cuando lleguen los momentos de cansancio, de desánimo, que son inevitables, y tal vez la tentación de dejar de caminar, con el recuerdo reaviven las experiencias y la gracia de estos días. Porque, no lo olviden nunca, esta es la realidad, esto son ustedes: el santo pueblo fiel de Dios, que camina con la alegría del Evangelio”.
Francisco saludó también a todos los jóvenes que no han podido participar en la JMJ y les dio las gracias por unirse cada uno en la medida que ha podido. Además, quiso compartir un sueño que tiene en su corazón, “el sueño de la paz, el sueño de los jóvenes que rezan por la paz”.
Corea del Sur, sede de la próxima JMJ
El Santo Padre invitó a todos a Roma para celebrar el Jubileo de los jóvenes en 2025 y, al final de su alocución, anunció la sede de la próxima JMJ en 2027: “tendrá lugar en Asia, será en Corea del Sur, en Seúl”.
Por último, Francisco agradeció a Jesús y a Santa María su presencia en cada JMJ y en la vida de cada uno.