El jueves 23 de septiembre ha finalizado la asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal de Alemania (DKB, por sus siglas en alemán), tras cuatro días de reunión, celebrada en Fulda. Después de que la asamblea de primavera -el pleno de la DKB se reúne dos veces al año, en primavera y otoño- tuviera que celebrarse online debido al COVID-19, en esta ocasión volvió a tener formato presencial.
En sus palabras de saludo, el Nuncio Mons. Nikola Eterović hizo referencia a la entrevista mantenida por el Papa Francisco con COPE el 1 de septiembre, citando las palabras del Santo Padre: “Sobre eso, yo me permití mandar una carta. Una carta que la hice yo solo en castellano. Un mes me llevó hacer eso, entre rezar y pensar. Y se la mandé en su momento: original en castellano y traducción al alemán. Y ahí expreso todo lo que siento sobre el sínodo alemán. Ahí está todo”.
“Una de esas cosas que el Papa dice en la carta” -continuaba Mons. Eterović- “la subrayó el Cardenal Secretario de Estado Pietro Parolin, en su homilía en la Basílica de San Juan de Berlín el 29 de junio de 2021 con motivo de los 100 años de relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y Alemania: ‘Todas las veces que una comunidad eclesial ha intentado salir sola de sus problemas, confiando solo en sus propias fuerzas, en sus propios métodos y en su propia inteligencia, ha acabado multiplicando y perpetuando los mismos males que intentaba superar». A continuación, el Cardenal Parolin pidió que se valorara la comunión eclesial en el sentido católico, es decir, universal”.
Advertía así el Nuncio ante posibles “caminos particulares” del camino sinodal alemán, uno de los temas centrales de la reunión del episcopado, al que la asamblea dedicó en exclusiva medio día de reflexiones y conversaciones. Según el presidente de la DBK, Mons. Georg Bätzing, la Conferencia Episcopal entiende “el Camino Sinodal de la Iglesia en Alemania como nuestro enfoque de una sinodalidad vivida de la Iglesia”; el presidente de la DBK añadió: “Seguimos dialogando y trabajando juntos en las perspectivas para poder aportar también nuestras experiencias al Camino Sinodal de la Iglesia universal”.
En la rueda de prensa al término de la asamblea plenaria, Mons. Bätzing volvía sobre ello: “El Camino Sinodal que el Papa Francisco está recorriendo con toda la Iglesia y el Camino Sinodal en Alemania son dos caminos que tienen un objetivo común: hacer visible y vivible la Buena Noticia del Evangelio hoy bajo los ‘signos de los tiempos’; se trata de un fortalecimiento en la fe, una renovación de la Iglesia y una recuperación de la confianza y la credibilidad. Ambas formas se complementan. Por lo que veo, esto también es válido para los numerosos procesos y caminos sinodales de otros países. Acojo con satisfacción esta dinámica”.
En este contexto, uno de los aspectos más controvertidos ha sido el “texto base” de uno de los foros sinodales, denominado “Poder y separación de poderes en la Iglesia”. Algunos obispos -y otros miembros del camino sinodal- subrayan que dicho texto adolece de una falta de normas teológicas, de querer democratizar la Iglesia de acuerdo con criterios sociopolíticos y de socavar el cargo de obispo.
Antes de la reunión de la DBK en Fulda, el obispo de Regensburg (Ratisbona) Mons. Rudolf Voderholzer publicó a comienzos de septiembre -en una página web creada a tal efecto- un texto alternativo, elaborado por varios miembros del camino sinodal. Sin embargo, los presidentes de dicho foro sinodal -Claudia Lücking-Michel, vicepresidenta del “Comité Central de los católicos alemanes”, y el obispo de Essen, Mons. Franz-Josef Overbeck— rechazaron debatir sobre ese texto alternativo.
Por otro lado, en una conferencia pronunciada en Augsburgo, el cardenal alemán Walter Kasper, presidente emérito del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, apoyó el texto alternativo, pues “analiza de modo claro los problemas existentes, argumenta según el sentido del Concilio Vaticano II y propone medidas de reforma eficaces y realizables”. Según el Cardenal, dicho texto “entiende la tradición como una invitación a dejarse sorprender por nuevas ideas. Es el resultado de una teología mediadora”. Además, pone de manifiesto que “no hay que poner todo patas arriba. Sobre la base del Concilio, se puede ir más allá en el espíritu del Concilio sin entrar en conflicto con la doctrina de la Iglesia”.
En la rueda de prensa al término de la asamblea general de la DBK, Mons. Bätzing subrayó que “no hay una oposición conjunta contra las líneas fundamentales del texto base del foro sinodal”, sino únicamente “críticas que se tendrán en cuenta en el trabajo posterior sobre dicho texto”. En la Comisión de Doctrina de la Fe de la DBK se trataron las objeciones en un “debate controvertido, pero bueno”, según Mons. Bätzing, pero no se aceptaron las propuestas de cambio. La Comisión de Doctrina de la Fe subraya —siguió diciendo el presidente de la DBK— que “las reformas y los cambios deseados y necesarios han de estar dirigidos al objetivo de fortalecer a la Iglesia en su esencia, permitiéndole proclamar y recuperar su credibilidad.
Por lo tanto, al tratar el poder, hay que buscar un modo que haga justicia tanto a las personas acostumbradas a las normas político-sociales, como a la Iglesia. Por lo tanto, no debe haber oposición entre Consagración [episcopal] y Dirección [de la diócesis], pero hay que hacer cambios en cuanto al control de la dirección, mediante transparencia y participación”.
Otro de los temas que ocupó la atención de la asamblea plenaria de la DBK fue la cuestión de los abusos sexuales; como se recordará, el informe de tres universidades (“estudio MHG 2018”) está en el origen del camino sinodal alemán, introducido para encontrar medidas eficaces a fin de impedir que en el futuro se produjeran dichos abusos. Una de las medidas concretas aprobadas en la asamblea actual fue la estandarización en los expedientes de clérigos, pues de ese modo “es posible que las acusaciones de abusos sexuales, en el futuro, se documenten en todas las diócesis de modo vinculante, unificado y transparente”.
Además -recuerda Mons. Bätzing en la rueda de prensa final- la creación de un “comité asesor de afectados” adjunto a la Conferencia Episcopal “facilita una cooperación más estrecha y el intercambio permanente con afectados”. Y añadía: “El tema de los abusos sexuales no nos deja de preocupar. Me gustaría asegurar una vez más que este oscuro capítulo de la Iglesia sigue siendo una prioridad en nuestra agenda. Nos hemos comprometido a asumir y aclarar la situación en 2010 y estamos trabajando en este doloroso proceso, en el que hay avances y también retrocesos”.
Sin embargo, coincidiendo con la asamblea plenaria, uno de los miembros del comité asesor de afectados de Colonia, Peter Bringmann-Henselder, declaró que dudaba de la adecuación de Mons. Bätzing para tratar los casos de abusos en la Iglesia católica. Bringmann-Henselder se refiere concretamente a su actividad como Vicario General de la diócesis de Tréveris en los años 2012-2016: “De esos años se conocen casos de abusos. ¿Sabía algo Mons. Bätzing? ¿Ocultó algo? Hasta que no se esclarezcan esos hechos debería dejar la presidencia de la DBK y esclarecer los abusos tanto en Limburgo [la diócesis que preside desde agosto de 2016] y en Tréveris. Deben tratarse todos esos casos de modo implacable, como se ha hecho en la diócesis de Colonia”.
En su homilía que pronunció en la Misa del jueves, el cardenal Woelki hacía referencia a un aspecto central. Glosando la vida de san Pío de Peltrecina, cuya fiesta se celebraba ese día, afirmaba: “Quien solo busque el sensacionalismo, será ciego para la actuación de Dios, que quiere que las personas cambien para bien, a fin de llevarlas a la comunión con Él y a la alegría perfecta. No nos dejemos impresionar en nuestra vida por lo externo y no nos distraigamos de pedir y buscar la comunión con Dios y su voluntad detrás de las cosas. Porque solo ahí encontramos la vida que nos permite vivir de verdad”.