El Papa Francisco mantuvo una audiencia con el comité organizador del Congreso Nacional Eucarístico de Estados Unidos. Además de agradecer el trabajo de los organizadores, Francisco recordó al comité que “la Eucaristía es la respuesta de Dios al hambre más profunda del corazón humano, el hambre de vida auténtica, porque en la Eucaristía Cristo mismo está verdaderamente en medio de nosotros, para alimentarnos, consolarnos y sostenernos en nuestro camino”.
Muchos católicos piensan que la Eucaristía es un mero símbolo y que Dios no está realmente presente en el Pan y el Vino. Por eso, Francisco espera “que el Congreso Eucarístico inspire a los católicos de todo el país a descubrir de nuevo el sentido de la maravilla y del asombro ante el gran don de sí mismo del Señor y a pasar tiempo con Él en la celebración de la Santa Misa y en la oración y adoración personales ante el Santísimo Sacramento”.
El Pontífice señaló con preocupación que “hemos perdido el sentido de la adoración en nuestros días. Debemos redescubrir el sentido de la adoración en silencio. Es una forma de oración que hemos perdido”. La responsabilidad para acometer esta tarea recae sobre los obispos, encargados de “catequizar a los fieles sobre la oración por medio de la adoración”.
Eucaristía y misión
A través de la Eucaristía los fieles también aprenden a ser apóstoles enviados para proclamar el Evangelio. Este es uno de los resultados que el Papa espera observar tras el congreso. El papa explicó que, a través de la Eucaristía, “nos convertimos en testigos creíbles de la alegría y la belleza transformadora del Evangelio”. Gracias a este sacramento entendemos que el amor de Cristo no lo podemos guardar para nosotros mismos, “sino que exige ser compartido con todos”.
Francisco expresó que “la Eucaristía nos impulsa a un amor al prójimo fuerte y comprometido”. Teniendo en cuenta la propia vida de Cristo, “no podemos comprender ni vivir verdaderamente el sentido de la Eucaristía si nuestro corazón está cerrado a los hermanos, especialmente a los pobres, a los que sufren, a los que están cansados o a los que se han extraviado en la vida”.
El Papa finalizó la audiencia remarcando la importancia del Congreso eucarístico dentro de la vida de la Iglesia en Estados Unidos y pidió la intercesión de la Virgen María por todos los que están involucrados.