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Un congreso católico con contenido cada vez menos católico

El último congreso católico alemán, celebrado recientemente en Erfurt, ha destacado por sus críticas a la jerarquía y por una deriva hacia posiciones “woke”, mientras que el nuncio apostólico en Alemania -al mismo tiempo que el cardenal de Viena- exponen claramente la doctrina sobre el sacerdocio.

José M. García Pelegrín·7 de junio de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

Irme Stetter-Karp, presidenta del ZdK, junto al canciller Olaf Scholz durante el Katholikentag ©OSV

Del 29 de mayo al 2 de junio se celebró en la ciudad de Erfurt, capital del Estado Federado de Turingia, el 103o Congreso Católico alemán (Katholikentag).

El origen de dichas convenciones de católicos se remonta a mediados del siglo XIX: en octubre de 1848 se celebró en Maguncia una asamblea general de las asociaciones católicas de Alemania, inspirada por una demostración de fe, en 1844, cuando un millón de peregrinos de toda Alemania acudieron a Tréveris para la exposición de la Santa Túnica. También se entendía como reacción a la opresión que venía sufriendo la población católica por parte de los gobiernos protestantes desde el Congreso de Viena de 1814-1815, lo que más tarde desembocaría en la “batalla cultural” (Kulturkampf). Inicialmente, el Congreso Católico era una asamblea de delegados de las asociaciones pías.

Debido a la Primera Guerra Mundial, el Katholikentag no se celebró entre 1914 y 1920, y tampoco pudo organizarse durante el régimen nacionalsocialista y la Segunda Guerra Mundial –es decir, entre 1933 y 1947–. A partir de 1948, el Congreso Católico se viene celebrando cada dos años.

Críticas a la jerarquía

Originariamente existía una compenetración entre los laicos y la jerarquía. Sin embargo, a partir del 82.o Congreso Católico Alemán, celebrado en Essen en 1968, y debido a la influencia del movimiento denominado del “68”, surgió una resistencia abierta a la Iglesia oficial. En cierto modo, “los laicos” se ven como una oposición a la jerarquía, especialmente desde 1970, cuando el “Comité Central de los católicos alemanes” (ZdK) asumió la organización del Congreso Católico.

Esto no significa que -como ha sucedido este año en Erfurt- no se busquen soluciones conjuntas para mejorar la atención pastoral. En una mesa redonda, dos diócesis del Este de Alemania -Magdeburgo y Erfurt- presentaron modelos de atención pastoral teniendo en cuenta el descenso de sacerdotes: para atender a sus 72.000 católicos, Magdeburgo contaba en 2013 con 70 sacerdotes; actualmente sólo quedan 43 en activo y para 2030 podrían ser tan sólo unos 20 sacerdotes para atender las 44 parroquias de la diócesis. Ahora bien, su obispo, monseñor Gerhard Feige, expresó claramente que el sacerdocio es inherente a la Iglesia católica: “No me puedo imaginar una Iglesia sin el sacerdocio”.

Si bien las críticas a la Iglesia “oficial” y la reivindicación de “reformas” -sustancialmente, las mismas que desde 1968: celibato “voluntario” de los sacerdotes, sacerdocio femenino, etc.- lo que resulta un tanto novedoso es que la propia jerarquía ejerza esta crítica; en Erfurt, el presidente de la Conferencia Episcopal alemana, monseñor Georg Bätzing -en una especie de debate con la presidenta del ZdK, Irme Stetter-Karp- criticó el “estilo romano de comunicación” del Vaticano, afirmando que “escuchan con mucha distinción, pero luego vuelven a lo de siempre”. Se mostró “ofendido por no recibir respuesta a su petición de diálogo” y abogó por un enfoque que refleje “la diversidad cultural”. Respecto al “Consejo sinodal” prohibido por el Vaticano, se mostró confiado en que este “no cambie sustancialmente la estructura básica de nuestra Iglesia”, que es episcopal y seguirá siéndolo. Como en otras ocasiones, aseguró que “nadie quiere un cisma; queremos una Iglesia universal”.

Por su parte, Irme Stetter-Karp lamentó no haber recibido respuesta a varias cartas dirigidas al Papa y se mostró decidida a que el Camino Sinodal no sea “flor de un día”. Para ello, abogó por una estructura “estable”, aunque es consciente de que, para ello, será necesario modificar a largo plazo el Derecho Canónico.

Palabras claras del nuncio

El nuncio apostólico, monseñor Nikola Eterovic, destacó la importancia de mantener la fe y dar testimonio “en medio de un mundo secularizado”. Dijo: “Sin fe, estamos perdidos”; incluso con el papel minoritario que tienen los católicos en el este de Alemania, pueden seguir siendo importantes en la familia y en la sociedad “si la gente ve que creemos y que la fe nos orienta”.

Fue contundente frente a los que aún siguen abogando por la ordenación sacerdotal de mujeres, subrayando que esa cuestión ha sido ya respondida y “no está abierta”. Recordó que el Papa Francisco ha dejado claro en repetidas ocasiones que la decisión de san Juan Pablo II de reservar la ordenación sacramental a los hombres sigue vigente.

En este sentido se expresó también en Viena su arzobispo, el cardenal Christoph. En una homilía pronunciada en la Universidad Católica ITI de Trumau (Baja Austria), dijo que estaba “profundamente convencido de que la Iglesia no puede ni debe cambiar esto, porque debe mantener inalterado el misterio de la mujer”. La “cuestión de la apertura del sacramento del Orden apremia hoy poderosamente a la Iglesia” -siguió diciendo- “y todas las evidencias sociales parecen hablar a favor de que el orden eclesiástico del sacramento del Orden es el último resto de un sistema patriarcal” y, por tanto, discriminatorio. Sin embargo, no es simplemente estrechez de miras que la Iglesia haya reservado el sacramento del Orden a los hombres. Se trata más bien de “un conocimiento que nos ha sido confiado”. También el cardenal Schönborn se remitió a san Juan Pablo II, quien dijo claramente que no podía cambiar este orden, no porque fuera estrecho de miras o conservador, sino “por el mandato de preservar que la Iglesia es una esposa y el ministerio de los apóstoles y sus sucesores es servir a esta esposa”.

“Diversidad”

En un Congreso Católico se presentan asociaciones católicas de todas las tendencias; además de movimientos y comunidades, también por ejemplo las organizaciones de defensa del derecho a la vida, como la más conocida de ellas, ALfA. Sin embargo, como se viene comprobando ya desde hace decenios, el “catolicismo político” -tal y como se presenta en estas convenciones- muestra un claro sesgo izquierdista, extendiéndose a la política eclesiástica y a las cuestiones del derecho a la vida y bioética. Por ejemplo, en un panel sobre el aborto no se presentó, ni siquiera a título informativo, la enseñanza auténtica de la Iglesia.

En Erfurt predominaron las cuestiones del movimiento “woke”, llegando a afirmarse que “Dios es trans”. Lo “queer” estuvo presente por todos lados, por ejemplo en una “sala de reflexión sobre perspectivas genderqueer”, sin que haya la más mínima crítica a la ideología de género. Y es que el Congreso Católico podrá ser muy crítico con la jerarquía y la doctrina tradicional, pero no acepta bien las críticas recibidas.

Algunos comentaristas, como Peter Winnemöller en «Die Tagespost», afirman que últimamente los Congresos Católicos son un “fracaso total en lo que se refiere a doctrina y disciplina” católicas y dice que “se agradecería algo de antropología católica, derecho natural y doctrina social católica”. Monseñor Stefan Oster, obispo de Passau, dijo que le gustaría ver un Congreso Católico con contenido más espiritual. El 103 Katholikentag, celebrado en Erfurt, resultó aún más vacío de contenido genuinamente católico que el de ediciones anteriores.

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