La semana pasada se celebró la tradicional Asamblea Plenaria de primavera de la Conferencia Episcopal alemana (DBK) en el monasterio de Steinfeld, en la diócesis de Aquisgrán. Después de años de “Camino sinodal”, que comenzó en 2019, los obispos buscan ahora consolidar esta iniciativa a través de un “Comité sinodal”.
El Vaticano ha manifestado repetidamente su oposición a la creación de un organismo compuesto por obispos, sacerdotes y laicos que pudiera tomar decisiones sobre la elección de obispos y evaluar sus actividades. El 16 de enero de 2023, el Cardenal Secretario de Estado y los cardenales prefectos de los dicasterios para la Doctrina de la Fe y para los Obispos, con la “aprobación específica” del Papa Francisco, informaron al presidente de la DBK que “ni el Camino Sinodal, ni un organismo designado por él, ni una conferencia episcopal nacional” están autorizados a establecer tal entidad, ya que constituiría “una nueva estructura de gobierno de la Iglesia en Alemania, que (…) parece situarse por encima de la autoridad de la Conferencia Episcopal y sustituirla de facto”.
El Camino sinodal intentó eludir esta prohibición no creando directamente el Consejo sinodal, sino un Comité sinodal, cuya finalidad es preparar la creación de dicho Consejo sinodal. En una carta fechada el 10 de noviembre de 2023, el Papa Francisco expresó su preocupación por “la constitución del Comité sinodal”, advirtiendo que su objetivo de establecer un órgano consultivo y decisorio no puede armonizarse con la estructura sacramental de la Iglesia católica, por lo que su creación fue rechazada por la Santa Sede en la comunicación del 16 de enero de 2023, “que aprobé de forma específica”.
El Vaticano y el Comité Sinodal
En marzo de 2024, una delegación de obispos alemanes se reunió con seis representantes de dicasterios vaticanos, entre ellos el Cardenal Secretario de Estado Pietro Parolin. Según la agencia católica de noticias KNA, los obispos alemanes “se han comprometido de facto a no crear nuevas estructuras de dirección para la Iglesia católica en Alemania en contra de la voluntad de Roma”.
Sin embargo, en junio de 2024, el presidente de la DBK, Mons. Georg Bätzing, sorprendió al afirmar que “el Comité sinodal tiene el visto bueno del cardenal secretario de Estado y de los cardenales participantes, y podemos avanzar con el estatuto que hemos elaborado. ¿Qué más se puede pedir?”.
Durante la Asamblea de Steinfeld, Mons. Bätzing declaró: “Queremos consolidar el camino sinodal, la sinodalidad en toda Alemania”. Al abordar la postura de los cuatro obispos –Gregor Maria Hanke (Eichstätt), Stefan Oster (Passau), Rudolf Voderholzer (Ratisbona) y el cardenal Rainer Maria Woelki (Colonia)– que han rechazado participar en este Comité Sinodal, afirmó que “si existe un órgano nacional que cuenta con el beneplácito de Roma y se alinea con el Sínodo Mundial, será difícil justificar la no participación”. Además mencionó que están previstas más conversaciones entre el Vaticano y una delegación alemana.
Abusos sexuales en Alemania
La Asamblea de primavera abordó diversos temas, incluido el de la investigación de abusos sexuales. Según se informó, ya se han pagado más de 57 millones de euros a las víctimas de violencia sexual. Aunque los obispos reconocen que los daños psicológicos no pueden compensarse económicamente, consideran que el proceso de investigación e indemnización es “la única posibilidad”.
Iglesia y política
No obstante, en la rueda de prensa al concluir la Asamblea, predominaron las cuestiones políticas. Tras reconocer que, “como Iglesia católica, no somos un partido político”, Bätzing afirmó que “el Evangelio nos confiere un claro mandato político, fundamentado en nuestra visión del ser humano y de Dios”. Antes de las elecciones generales del 23 de febrero, una comunicación conjunta de “la Iglesia católica y evangélica” generó críticas; por ejemplo, la antigua presidenta de la CDU, Annegret Kramp-Karrenbauer, decidió suspender su colaboración en el Comité Central de los Católicos Alemanes (ZdK) y el líder de la CSU, Markus Söder, instó a las iglesias a adoptar una postura más moderada en cuestiones políticas.
Hace un año, en febrero de 2024, la DBK publicó un texto oficial donde condenaba al partido AfD (Alternativa para Alemania) por su inclinación hacia el “nacionalismo étnico”, afirmando que los “partidos de extrema derecha” no pueden ser “un lugar de actividad política para los cristianos ni ser elegibles”.
Ahora, tras el éxito de la AfD, también en círculos católicos –se estima que el 18 % de los católicos votó por este partido–, Bätzing admitió errores, reconociendo que no se habían “tomado en serio” las preocupaciones de muchas personas. Aunque subrayó que no hay nada en común entre el partido AfD y la Iglesia, afirmó que ésta debe dialogar con los votantes del partido para comprender sus motivaciones y promover sus propias posturas.
Pero, por otro lado, Bätzing advirtió que se han terminado los tiempos en los que “se podía afirmar que los descontentos votaban por el AfD y que había que diferenciar entre el partido y sus votantes”, pues quien “votó al AfD en las elecciones al Bundestag sabía lo que apoyaba y no debe contar con nuestra solidaridad”.
En este contexto, llama la atención que Bätzing habla de “fuerzas democráticas”, excluyendo al AfD, pero aparentemente no a partidos de extrema izquierda como Die Linke (“La Izquierda”), herederos del partido socialista-comunista manifiestamente ateo que dominó la RDA, o a Los Verdes, cuya ideología, que incluye la defensa del aborto libre y la ideología de género, se distancia del pensamiento cristiano.
Temas de actualidad tratados en la Asamblea
El presidente de la DBK también se refirió a Ucrania, a Putin y al nuevo gobierno de Estados Unidos: “Si el agresor logra sus objetivos, aunque sea parcialmente, no se conseguirá una paz duradera, sino que se pondrá en peligro a toda Europa”. Considera la estrategia del gobierno estadounidense “simplemente irresponsable, intentar ahora un acercamiento a Putin, ejercer presión, incluso llegar a medidas de chantaje”, ya que esto podría llevar a que Ucrania “se rinda ante el agresor, lo cual sería un escándalo”. Expresó su deseo de paz, “pero no a un precio impuesto a Ucrania”.
Además, Mons. Bätzing también habló de otro de los “temas candentes”: la participación de la mujer en la Iglesia. Aunque un tercio de los puestos directivos ya están ocupados por mujeres, hizo una advertencia: “No crean que la cuestión de la admisión de mujeres a oficios sacramentales se calmará porque ocupen cada vez más puestos de liderazgo en la Iglesia, sino que ocurrirá lo contrario. Habrá más presión”.Y, entre todos estos temas, ¿dónde queda la llamada a la evangelización, que el Papa Francisco ha reclamado, por ejemplo, en su “Carta al Pueblo de Dios que peregrina en Alemania” (29 de junio de 2019), cuando subrayó la necesidad de la oración, la penitencia y la adoración?
A la pregunta sobre cómo los obispos responderían a este llamamiento, Bätzing aseguró que no había ningún tema en la agenda de la asamblea que estuviera “relacionado con el Evangelio…, la evangelización está en todas partes”. Afirmó que la cuestión de cómo “integrar el maravilloso atractivo del Evangelio de Jesucristo en las inquietudes de las personas y, como Iglesia, abrir caminos y establecer diálogos” es el “hilo conductor” de todas las Asambleas episcopales.