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El Comité Central de los Católicos Alemanes, irritado por las reticencias ante sus propuestas, quiere “asumir liderazgo”

Irme Stetter-Karp, la presidenta del Comité, se declara “furiosa” y propone cambiar unilateralmente las reglas por las que se rige el Camino Sinodal, para que los obispos no puedan vetar decisiones. Afirma también debe llegar a su fin una Iglesia como “sistema absolutista de poder”.

José M. García Pelegrín·9 de mayo de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos
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Foto: Irme Stetter-Karp, presidenta del Comité Central de los Católicos Alemanes ©CNS photo/Julia Steinbrecht, KNA

En su última asamblea, celebrada el pasado fin de semana, el Comité Central de los Católicos Alemanes (ZdK) reafirmó su determinación de proseguir su “curso reformista”. La presidenta del ZdK, Irme Stetter-Karp, expresó su “furia” por las recientes reacciones de algunos obispos y cardenales de la Curia a las decisiones del Camino Sinodal. Concretamente se refirió a la respuesta del cardenal Arthur Roche, prefecto del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, en una carta del 29 de marzo. El Camino Sinodal había votado a favor de que los obispos pudieran conceder permiso para que laicos (y laicas) predicaran dentro de la celebración eucarística y administraran sacramentos como el Bautismo, la Unción de enfermos y el Matrimonio.

El cardenal Roche recordaba la Instrucción “Ecclesiae de misterio” (1997), según la cual la homilía de una celebración eucarística está reservada a sacerdotes o diáconos, sin que el obispo diocesano esté autorizado a otorgar una dispensa. Asimismo, recordaba que en dicha instrucción se hablaba de “territorios de misión” y de “casos de especial necesidad” para que laicos pudieran ser ministros extraordinarios del Bautismo; y advertía de una interpretación laxa: “No parece que esas situaciones se den en ninguna diócesis en el ámbito de los obispos alemanes”; por ello, “no existe ningún rito aprobado en alemán para la celebración del Bautismo por un ministro extraordinario”.

Para Stetter-Karp, esta y respuestas similares significan que “estamos experimentando una Iglesia que se caracteriza en varios niveles por hombres que cimentan su poder, rechazan los desarrollos y profundizan aún más las grietas entre la Iglesia y el mundo”. Esta Iglesia -continuaba- debe llegar a su fin “como sistema absolutista de poder”.

Además de insistir en que las decisiones del Camino Sinodal se apliquen en todas las diócesis alemanas, hizo hincapié en que la sesión constituyente de la “Comisión sinodal” se celebrará en noviembre. Su creación se decidió en septiembre de 2022, en la cuarta Asamblea plenaria del Camino Sinodal. Inicialmente estaba previsto crear un “Consejo Sinodal” que, a nivel nacional, coordinaría los trabajos de la Conferencia Episcopal (DBK) y del Comité central de los católicos alemanes (ZdK), y a nivel diocesano sería un órgano de gobierno con participación de laicos, que podrían imponerse incluso al respectivo obispo. Sin embargo, el Vaticano prohibió -no en una, sino en varias ocasiones- la creación de dicho órgano de gobierno “a nivel nacional, diocesano o parroquial”.

Para sortear dicha prohibición se hablaba ahora de una “Comisión Sinodal” que, además de preparar el “Consejo Sinodal”, se ocuparía de resolver cuestiones que, por la falta de tiempo, no habían podido ser objeto de las Asambleas sinodales. A fin de conseguir hechos consumados, los presidentes del Camino Sinodal -Mons. Georg Bätzing, presidente de la DBK, e Irme Stetter-Karp, presidenta del ZdK- se apresuraron a fijar la fecha de la sesión constituyente de esa “Comisión Sinodal”: los días 10 y 11 de noviembre. Este anuncio sorprendió a los obispos, a los que no se había consultado anteriormente. El de Ratisbona, Rudolf Voderholzer, respondió recordando que las resoluciones de Asamblea sinodal carecen en sí de obligatoriedad jurídica y que para ello se precisa una resolución de la Conferencia Episcopal, lo cual se aplica también a la creación de una “Comisión Sinodal”.

Por esto, ahora Stetter-Karp exige que, en ese futuro órgano, se cambien algunas reglas que han regido hasta ahora el Camino Sinodal, como la exigencia de que las resoluciones se tomen con una doble mayoría de dos tercios: la de todos los asambleístas y la de los obispos. Ahora, ya no se aceptaría la exigencia de dos tercios de los obispos, pus supondría que una minoría de obispos pudiera vetar alguna resolución. Se refirió a que una minoría de los obispos alemanes había expresado en los últimos meses “que tienen dudas fundamentales sobre la legitimidad del camino emprendido”. Para la presidenta del ZdK eso sería un “signo de debilidad” de la Conferencia Episcopal Alemana. Matthias Sellmann, teólogo pastoral de Bochum, fue incluso más allá: el ZdK debería asumir ahora el liderazgo en el proceso.

Ahora bien, aún está por aclarar la financiación de la “Comisión sinodal”; el Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal Alemana debía haber tomado una decisión al respecto en abril. Ahora, la presidenta del ZdK espera que dicha decisión se tome en junio.

En este contexto, Helena Jeppesen-Spuhler, que participa en el “grupo de apoyo” al proceso sinodal en la diócesis de Basilea (Suiza) y que había sido invitada a la reunión del ZdK, se refirió a que, en Suiza, la decisión sobre las finanzas no la toman los obispos, sino en gran medida los organismos laicos. Thomas Söding, vicepresidente del ZdK, preguntaba: “¿Por qué no es práctica habitual que quienes pagan el impuesto eclesiástico decidan sobre su uso?”.

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