Los dominicos de España cerraron este tiempo de celebraciones en el que la figura del santo fundador de la Orden de Predicadores ha tomado más actualidad que nunca y en la que exposiciones, congresos y sobre todo, las celebraciones eucarísticas en todo el mundo han sido, a pesar de las restricciones por la pandemia, momentos de unidad y reflexión para toda la familia dominicana.
La Santa Misa de cierre del año jubilar en España estuvo presidida por el Nuncio Apostólico quien estuvo acompañado de Fr. César Valero, vicario en España de la Provincia del Rosario, y Fr. Jesús Díaz Sariego, prior de la Provincia de Hispania.
En ella se dieron cita miembros de todas las ramas de la Familia Dominicana: monjas, frailes, hermanas, laicos, jóvenes y miembros de las fraternidades sacerdotales.
Durante la Misa, Mons. Bernardito Auza definió a santo Domingo de Guzmán como “una luminosa estrella en medio de la Iglesia, fue verdaderamente la luz del mundo. Lo fue, no solo por su sabiduría y su bondad o por las obras que realizó, sino por el don que él recibió muy unido a la madre de Dios».
Además, el Nuncio de Su Santidad agradeció a los miembros de la familia dominicana “la labor practicada por los dominicos estimulando el encuentro entre la fe y la razón, alimentando la vitalidad de la fe cristiana y promoviendo la misión de la Iglesia de atraer las mentes y los corazones hacia Cristo, nuestro Señor».
Durante la celebración, el coro Schola Antiqua, interpretó el propio de la misa de santo Domingo, extraído del Exemplar, un libro con toda la liturgia dominicana que se hizo en el siglo XIII, y del que existe una copia en el Convento de San Esteban de Salamanca.